Un estudio, liderado por el CSIC, ha descubierto
una alta incidencia de anomalías congénitas en vértebras cervicales halladas en
la cueva de El Sidrón. Estos defectos serían el resultado de los altos niveles
de emparejamiento entre los miembros de los grupos.
Los neandertales vivían en pequeños grupos, relativamente
aislados y con una baja diversidad genética, según indica un nuevo análisis de
restos óseos hallados en la cueva de El Sidrón (Asturias). El trabajo, dirigido
por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la
revista PLOS ONE, apunta a que la alta incidencia de anomalías congénitas en la
primera vértebra cervical, llamada atlas, junto con la retención de caninos de
leche, puede ser resultado de la endogamia en el grupo de neandertales que
habitó en dicha cueva.
“Las anomalías congénitas han sido halladas en dos de los
tres atlas recuperados en el yacimiento de El Sidrón, de un grupo compuesto por
un total de 13 neandertales”, señala Antonio Rosas, director del estudio e
investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN).
Según el investigador, “el atlas forma un anillo de hueso
donde descansa el cráneo, y puede presentar una gran variedad de anomalías
congénitas de baja frecuencia en la parte anterior y posterior del
anillo". Dentro de estas anomalías, "la más sencilla es la
dehiscencia (falta de cierre) del arco posterior en la línea sagital media, que
en poblaciones humanas actuales se presenta con una frecuencia baja, que oscila
entre el 1% al 4%”, explica Rosas.
“En la práctica clínica el hallazgo de este defecto del
atlas es casual en la mayoría de los casos, y se suele producir por pruebas de
imagen médica (radiografías, tomografía axial) solicitadas por ejemplo por
traumatismos en la región cervical”, añade Luis Ríos, primer firmante del
artículo y científico del MNCN.
“Uno de los atlas de El Sidrón presenta este defecto. El
segundo atlas presenta una dehiscencia del arco anterior también en la línea
sagital media. Se trata de un defecto que se presenta con una frecuencia mucho
menor, por debajo del 0.1% en poblaciones humanas modernas”, señala este
investigador.
Tres posibles explicaciones
¿Cómo se explica la presencia de dos de estas anomalías
congénitas de baja frecuencia en un grupo neandertal tan reducido? “Hay tres
posibles explicaciones”, señala Antonio Rosas. La primera es que esta anomalía
congénita tenga una base genética y la alta frecuencia indique que estos dos
individuos neandertales son familiares. Esta interpretación casa con los
estudios genéticos realizados en El Sidrón, en los que se deducen relaciones de
parientes entre los individuos del grupo.
La segunda explicación se superpone a la primera, y apunta a
la endogamia o "práctica de contraer matrimonio personas de ascendencia
común o naturales de una pequeña localidad o comarca", según la definición
de la RAE. Precisamente, el escenario demográfico dibujado para los humanos del
Pleistoceno consiste en grupos de pequeño tamaño y dispersos, lo que
favorecería el emparejamiento dentro del mismo grupo y consiguientemente y a
largo plazo, dentro de la misma familia.
“A lo largo del tiempo, la endogamia puede generar un
aumento en la frecuencia de pequeñas variantes y anomalías congénitas del
esqueleto (como transposición de dientes, defectos vertebrales como las
dehiscencias del atlas, costillas cervicales), y una mayor frecuencia de estas
anomalías se ha observado por ejemplo en poblaciones humanas isleñas o
localizadas en zonas aisladas”, detalla Ríos. Incluso en la biología de la
conservación estas anomalías se pueden emplear como indicadores de endogamia en
zonas de repoblación de fauna.
Por otro lado, los estudios genéticos más recientes
realizados en muestras provenientes de El Sidrón, Vindija (Croacia) y Siberia
(Rusia), apuntarían a un emparejamiento frecuente entre neandertales con
relaciones de parentesco cercanas, y las anomalías congénitas del atlas en El
Sidrón se podrían interpretar como otra señal, en este caso esquelética, de
endogamia en los neandertales de esta zona geográfica.
En conjunto, “el panorama demográfico de los grupos
neandertales esclarecido en los últimos años permite dar una explicación
biológica al declive numérico de sus poblaciones, que con el paso del tiempo
pudo haber desembocado en su extinción definitiva”, apunta Rosas.
Una tercera explicación vincula posibles deficiencias congénitas (por
ejemplo, defectos en el cierre del tubo neural) con condiciones ambientales
adversas durante los periodos tempranos de gestación, como por ejemplo un
patrón de alimentación deficiente en algunos nutrientes. Aunque la acumulación
de datos genéticos y osteológicos señala un escenario demográfico de endogamia,
la contrastación de esta hipótesis solo vendrá de nuevos estudios de restos
neandertales, concluyen los investigadores.
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