CLIMA Según un nuevo estudio que ha medido su impacto por primera vez
¿Fue por la caída de un meteorito en el territorio que hoy
es la Península de Yucatán (México) o por las prolongadas erupciones volcánicas
que tuvieron lugar en la meseta del Decán (India)? Las causas que hace 65
millones de años provocaron la gran extinción que barrió de la faz de la Tierra
a dinosaurios y muchas otras especies animales y vegetales siguen siendo objeto
de debate científico.
Los investigadores que estudian esa extinción masiva se
dividen entre los que defienden que el cambio climático que acabó con tantas
especies tuvo su origen en el impacto de un meteorito y los que sostienen que
fue causado por numerosas erupciones volcánicas. En ambos casos, la emisión de
grandes cantidades de gas y polvo a la atmósfera habría alterado el clima
terrestre durante muchos años.
Otros científicos sostienen que fue la acción combinada de
los volcanes y la caída del meteorito lo que propició su desaparición. Un
estudio publicado esta semana en Nature Geoscience aporta nuevos datos que
sugieren que el papel de la actividad volcánica probablemente fue mucho menos
determinante en esos drásticos cambios en el clima de lo que se creía.
Efectos variables de
la lluvia ácida
Hasta ahora, no se había calculado el impacto que tuvieron
en la atmósfera las emisiones de dióxido de azufre procedentes de las numerosas
y largas erupciones que se sucedieron durante un periodo de aproximadamente un
millón de años. Los autores, liderados por Anja Schmidt, de la Universidad de
Leeds (Reino Unido), han hecho por primera vez una estimación de los efectos de
esa lluvia ácida sobre el clima terrestre, la vegetación y los océanos.
«Cada erupción volcánica probablemente duró años, incluso
décadas, y estaban separadas unas de otras por periodos de inactividad. De
media, la lava generada por una erupción de intensidad media habría llenado 150
piscinas olímpicas por minuto», compara Anja Schmidt en una nota de prensa.
Para hacer su estudio, simularon con un programa informático
la cantidad de gas y partículas que esas erupciones habrían lanzado a la
atmósfera. Su conclusión fue que sólo si se hubieran producido durante cientos
de años sin interrupción, habrían causado un cambio climático capaz de tener
efectos severos en plantas y animales. Sí vieron, sin embargo, que el efecto de
la lluvia ácida dependía del tipo de vegetación y del área geográfica donde
estuviera.
Por otro lado, su
simulación mostró que las erupciones volcánicas habrían enfriado el clima hasta
en 4,5ºC, aunque la temperatura habría vuelto a la normalidad 50 años después
del final de cada erupción.
El paleontólogo Luis Alcalá, director de la Fundación
Conjunto Paleontológico de Teruel, señala que «la gran actividad volcánica en
el Decán durante cierto tiempo y antes de la gran extinción de finales del
Cretácico, así como el impacto meteorítico que se produjo en torno a hace 66
millones de años, están bastante bien documentados». El científico no se
muestra sorprendido por la conclusión del estudio, que resta importancia al
papel del vulcanismo, pues «está bastante aceptado que los dinosaurios gozaban
de buena salud hasta el momento del impacto del meteorito».
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