Los huesos permiten analizar los cambios en la anatomía y tejido óseo de las especies
Los restos fosilizados de la nueva especie Asilisaurus
kongwe ayudaron
a encontrar dichas variaciones. TWITTER / @burkemuseum
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WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (06/ABR/2016).- Los huesos
fosilizados de la nueva especie llamada Asilisaurus kongwe, que vivió en el
Triásico Medio hace unos 240 millones de años, permitieron conocer más sobre el
crecimiento de estos antecesores de los dinosaurios.
Un equipo de paleontólogos estudió los restos óseos de 14
ejemplares del Asilisaurus kongwe, de diferente tamaño, género y edad, hallados
recientemente en el sur de Tanzania, y encontró muchas variaciones en el patrón
de crecimiento entre éstos reptiles.
Según los paleontólogos, los Asilisaurus kongwe fueron
reptiles que vivieron alrededor de 10 millones de años antes que los
dinosaurios más antiguos conocidos hasta ahora, en lo que actualmente es
Tanzania. Tenían una cola larga y quizá pesaban un máximo de 30 kilogramos.
Durante su investigación de la anatomía y el tejido óseo de
los especímenes descubiertos, los científicos encontraron que aunque éstos
animales individuales vivían más o menos en el mismo lugar y tiempo, crecieron
de manera diferente.
Compararon este hallazgo con cualquier familia moderna, con
sus hermanos y primos que difieren en altura o masa corporal, por ejemplo, un
hermano más bien pequeño y otro más alto; uno naturalmente muscular y otro
propenso a la delgadez.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron
cicatrices óseas en los huesos de las piernas de los Asilisaurus kongwe,
centrándose en los puntos donde los músculos y los tendones se unen a éstos.
Los restos del individuo que era más maduro cuando murió
tenían cicatrices óseas más grandes, al igual que las marcadas con la edad en
el esqueleto de cualquier persona o animal, según los resultados de la
investigación publicados en el Journal of Vertebrate Paleontology.
Los paleontólogos optaron por analizar las cicatrices óseas
debido a que el tamaño de los huesos es un pobre indicador de la madurez
esquelética en esta especie, ya que también puede influir el diferente sexo de
los especímenes.
El autor principal de la investigación, Christopher Grifin,
del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad Estatal y
Politécnica de Virginia, señala que las cicatrices están relacionadas "con
el crecimiento, no con el sexo".
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