- Es uno de los 15 mejor conservados del mundo, mide 1,20 metros de largo y, junto a su recubrimiento protector de yeso, pesa 1.134 kilos.
Los paleontólogos tratan de movilizar el cráneo del
'Tyrannosaurus rex' en el norte de Montana para
trasladarlo al Museo Burke.
DAVE DEMAR/MUSEO BURKE/UNIVERSIDAD DE WASHINGTON
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Mide un metro y 20 centímetros de longitud y pesa 1.134
kilos con su recubrimiento protector de yeso. Es el cráneo, en extraordinario
estado de conservación, de un Tyrannosaurus rex que vivió hace 66,3 millones de
años. Lo han encontrado paleontólogos del Museo Burke de Historia Natural y
Cultura y de la Universidad de Washington en la Formación Hell Creek, al norte
de Montana (EEUU). Allí también han descubierto vértebras, costillas, la cadera
y restos de la mandíbula inferior. En total, han recuperado un 20% del animal.
A partir del tamaño del cráneo, se estima que este dinosaurio alcanzó el 85% de
la envergadura del mayor T.rex encontrado hasta la fecha. Para hacerse una
idea, desde la cola a la cabeza sería tan largo como un autobús urbano y su
techo llegaría a la altura de sus caderas. También se sabe que murió a los 15
años de edad -un T.rex vivía hasta el doble-.
Tufts-Love Rex
Todo comenzó cuando
Jason Love y Luke Tufts, dos voluntarios del Museo Burke, descubrieron algunos
pedazos de hueso fosilizado que sobresalían de la tierra. La excavación
prosiguió y dejó expuesto el lado derecho del cráneo, desde la base hasta el
hocico -incluidos los dientes-. Los paleontólogos, que han bautizado a este
T.rex como Tufts-Love Rex en honor a sus descubridores, piensan que la otra
mitad sigue presente bajo la roca.
"Habiendo visto el Tufts-Love Rex durante la excavación puedo dar fe de que es uno de los especímenes más significativos jamás encontrados y, por su tamaño, seguro que guarda información importante sobre el crecimiento y hábitos de alimentación de estos magníficos animales", dice Jack Horner, conservador del Museo de las Rocosas e investigador asociado del Museo Burke.
"Habiendo visto el Tufts-Love Rex durante la excavación puedo dar fe de que es uno de los especímenes más significativos jamás encontrados y, por su tamaño, seguro que guarda información importante sobre el crecimiento y hábitos de alimentación de estos magníficos animales", dice Jack Horner, conservador del Museo de las Rocosas e investigador asociado del Museo Burke.
"Creemos que Tufts-Love
Rex va a ser un espécímen icónico del Museo Burke y del estado de Washington y
será uno de los dinosaurios de obligado estudio para los investigadores",
afirma Gregory P. Wilson, profesor de Biología de la Universidad de Washington.
Él fue el encargado de guiar la excavación en la que participaron más 45
personas durante este verano. El objetivo era recoger fósiles para estudiar
vertebrados, invertebrados, plantas y rocas con los que conocer con más detalle
los dos últimos millones de años de la era de los dinosaurios, cómo fue su
extinción y el primer millón y medio de años posterior en el que se
desarrollaron los mamíferos.
El rey de los dinosaurios
T. rex fue uno de los
dinosaurios carnívoros más grandes. Con una media de 12 metros de largo y entre
4,5 y 6 metros de alto, fue un fiero depredador con dientes en forma de sierra
y grandes mandíbulas. Se alimentaba de otros dinosaurios como Edmontosaurus y
Triceratops y vivió hace entre 66 y 145 millones de años en los valles boscosos
de los ríos de Norte América durante el período Cretácico tardío.
A pesar de ser
uno de los dinosaurios más conocidos por el público, los fósiles de T. rex son
escasos. De ahí la importancia de este hallazgo, uno de los 25 más completos y
que, además, incluye uno de los 15 cráneos mejor conservados de todo el mundo.
Los primeros especímenes de T.rex relativamente completos se descubrieron en
1902.
La parte posterior (hueso escamoso) de un cráneo T. rex descubierto por paleontólogos Burke Museum en Montana. Foto: Larry Mose / Burke Museum |
¿Por qué no se han visto más? "En los ecosistemas terrestres
modernos, los grandes mamíferos carnívoros como leones o tigres son menos
abundantes en comparación con los grandes herbívoros como los antílopes y los
bóvidos. Del mismo modo, la población del dinosaurio depredador más grande de
su tiempo en Norte América podría haber sido escasa", cuenta Wilson a EL
MUNDO.
De ahí que los paleontólogos reciban cada ejemplar más o menos entero
como un regalo. "Nos aporta información sobre la anatomía del animal que
dominó los últimos ecosistemas del Cretácico y que domina nuestra imaginación
sobre los dinosaurios", afirma Wilson. Conocer a qué velocidad podían
crecer, qué tamaño alcanzarían, qué variantes existían dentro de una misma
especie o cómo eran de abundantes son otras cuestiones que, según este profesor
de Biología, se pueden resolver gracias a los ejemplares de los que se conserva
gran parte de su cuerpo.
Pero para llegar a ese tipo de conclusiones todavía
queda un largo camino: "Tenemos que eliminar la arena y las rocas que rodean
al fósil y que representan la mayor parte del peso. Ese proceso comenzará este
invierno y continuará, probablemente, durante un año antes de que esté listo
para su estudio y exhibición", explica Wilson. Además, los paleontólogos
deberán regresar al lugar donde se encontró Tufts-Love Rex para buscar más
fósiles. Trabajo que les ocupará, aventura, uno o dos veranos más.
Los restos
del Tufts-Love Rex se localizaron al fondo de una colina, bajo una capa rocosa
que marca el momento en que se extinguieron dinosaurios. Desde el punto de
vista histórico, murió poco antes de se viera obligado a desaparecer de la faz
de la Tierra.
El sitio de excavación en el norte de Montana, donde los paleontólogos Burke Museum descubrieron un cráneo rex T. y otros huesos. Foto: Larry Mose / Burke Museum |
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