Lo habitual es que los científicos interesados en el pasado se dediquen
a excavar yacimientos romanos, castillos medievales, campamentos neológicos o
incluso huellas de dinosaurios si lo hacen en el entorno de la sierra de La
Demanda. Lo raro es que empleen sus conocimientos y su tiempo en recuperar
patrimonio industrial de principios del siglo XX en una pequeña localidad
situada el límite entre las provincias de Burgos y Soria.
Precisamente eso es lo que están
haciendo Asier Pascual, arqueólogo (miembro del equipo científico del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes), y
Pablo Mateos, geólogo, con un viejo molino de Regumiel de la Sierra, que
fue uno de los primeros aserraderos
hidráulicos de la zona. Usaba la fuerza del agua no solo para cortar la
madera, sino también para moler e incluso incorporó un generador con el que
surtió de energía eléctrica a la localidad, todo un avance para su época.
Pascual y Mateos llevan varios
días trabajando en la zona, pero la recuperación del molino es una tarea ardua
y para ello contarán este domingo con la colaboración de los familiares del impulsor
de aquel ingenio, Nicolás Martínez. Este empresario, que fue carpintero y que
también fundó la compañía de autobuses La Serrana, dejó a sus herederos el
legado material e inmaterial de lo que en su día fue un gran avance para el
entorno. «Se trata también de recuperar la memoria de los pueblos», cuenta
Diego Martínez, uno de sus nietos.
Una labor científica
El arqueólogo añade que la novedad de su trabajo consiste en «aplicar
un método arqueológico para el análisis de este tipo de restos. A ello le
sumamos la información que podamos obtener de la tradición oral, más documentos
que hemos encontrado o podamos encontrar al respecto, de forma que podamos
conformar un estudio científico del conjunto». Asier Pascual tiene sus orígenes
en la comarca serrana y junto a su compañero Pablo Mateos se ha embarcado en el
proyecto como una iniciativa personal.
Según un informe del año 2011,
más de medio millar de bienes conforman el ingente patrimonio industrial de la
provincia de Burgos. Algunos de ellos han sido recuperados para el turismo y
otros, como este molino de Regumiel, se ven condenados a languidecer hasta que
alguien los rescata del olvido e intenta devolverles algo de vida.
El objetivo, una vez consigan
limpiar el cauce y adecentar en la medida de lo posible el viejo molino, es
convertirlo en una ruina visitable. Una muestra de cómo hace casi un siglo, dos
o tres generaciones antes que nosotros, los emprendedores de la época se las
ingeniaban para que la naturaleza les ayudara en aquella primitiva e incipiente
industrialización.
Fuente: Diario de Burgos
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