Por Dennis Düttmann (dpa), Porvenir de Jalpa (México), 30 sep (dpa) - El sol cae sin piedad sobre los científicos. Bajo una temperatura de más de 40 grados, el paleontólogo Eberhard Frey y un grupo de estudiantes liberan restos de un dinosaurio en Coahuila, en el norte de México.
Con martillos de geólogo, espátulas y brochas retiran parcialmente la tierra que aprisiona los huesos de hadrosaurio, una especie herbívora del período cretácico que vivió hace unos 70 millones de años. Después de varios días de trabajo salen a relucir una tibia, un fémur, la pelvis y vértebras.
El Desierto de Coahuila, ubicado cerca de la ciudad de Saltillo, es un sitio inhóspito. En el suelo pedregoso sólo crecen cactus y algunos arbustos. El viento constante levanta polvo como si estuviera lijando el piso.
Pero hace millones de años las cosas eran distintas. "Aquí había un gran delta formado por varios ríos que desembocaban en el Golfo de México", dice el paleontólogo alemán del Museo de Ciencias Naturales de Karlsruhe, que trabaja en el sitio con su colega Wolfgang Stinnesbeck de la Universidad de Heidelberg y con expertos mexicanos, que llevan muchos años explorando la zona.
"Era un ecosistema muy activo. No sólo hemos encontrado huesos de dinosaurio, sino también cuatro especies diferentes de tortugas, restos de un pequeño cocodrilo y dientes de antiguos mamíferos", agrega Frey.
En un área de solo 50 por 200 metros los científicos, entre ellos investigadores del Museo del Desierto de Saltillo, han encontrado 14 dinosaurios. A poca distancia hallaron también restos de otros 15.
"No conozco otro sitio en el que se puedan encontrar tantos dinosaurios en un solo lugar", dice Stinnesbeck.
Cerca de ahí, dinosaurios carnívoros dejaron profundas pisadas. Al menos ocho terópodos, familia a la que pertenece el famoso Tyrannosaurus Rex, alguna vez corrieron a gran velocidad por la ciénaga de lo que actualmente es el yacimiento paleontológico de Las Águilas, cerca del poblado de Porvenir de Jalpa.
Gracias a las huellas, cuyo hallazgo se remonta a 2003, los científicos pudieron estimar en unos ocho metros la altura de los animales. "Esta semana encontramos tres dientes de terópodos", cuenta Frey. "Son medios que nos permiten establecer con exactitud la especie".
A una distancia de dos horas de ahí por carretera, se estudia también el llamado límite K/T, la frontera entre el periodo cretácico y el terciario. En las huellas del terreno se puede reconocer la transición entre las dos etapas.
Hay amonites (moluscos extinguidos), caracoles, cangrejos, exoesqueletos de pulpo y caparazones de tortugas. Hace unos 65 millones de años hubo una extinción masiva de especies, entre ellas los dinosaurios. Y la causa es aún motivo de discusión entre los científicos.
"Algunos lo atribuyen al impacto de un meteorito en Chicxulub en la península de Yucatán. Yo pienso en cambio que se trató de un proceso gradual", dice Stinnesbeck. "Eso está sustentado en que el impacto ocurrió unos 300.000 años antes del límite K/T".
Mientras durante el periodo cretácico hubo un auténtico clima de invernadero, las temperaturas empezaron a bajar en los últimos cinco millones de años de esa época de manera continua. Muchos seres vivos lograron adaptarse al cambio climático.
"Pero entonces la temperatura volvió a subir de manera abrupta. Eso podría haber causado la extinción masiva", explica Stinnesbeck.
Los sitios de exploración de Coahuila, en los que se han hecho hallazgos importantes por lo menos desde la década de los noventa, son un paraíso para los paleontólogos. Los tesoros abundan.
Encontrarlos es también una actividad compleja que requiere de permisos de las autoridades mexicanas y la búsqueda constante de financiamiento.
Los actuales trabajos de campo del equipo de Frey fueron hechos con apoyo de la Fundación Alemana de Investigación Científica. El paleontólogo ya ha pedido recursos para poder continuarlos. "Nuestros resultados son muy prometedores", afirma.
En Las Águilas, después de sacar una variedad de vértebras y pequeños huesos, el científico y sus colaboradores colocan papel de aluminio y yeso para proteger los demás restos.
Luego tapan el área de exploración para proteger los huesos grandes, como el fémur, la tibia y la pelvis, de las inclemencias del tiempo. El plan es sacarlos más adelante.
"El próximo año queremos retirar los huesos y estudiarlos en el laboratorio", dice el geólogo Héctor Rivera Sylva del Museo del Desierto de Saltillo, donde se exponen a los visitantes algunos de los descubrimientos hechos en la región.
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