Ahora, un equipo de investigación del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) ha estudiado dos épocas anteriores a esa fulminante extinción, el Cisuraliense (o Pérmico inferior), que comenzó hace unos 298 millones de años, y el Guadalupiense (o Pérmico medio), que comenzó hace unos 273 millones de años.
El personal investigador del grupo de investigación en
Paleobiología Computacional del ICP ha descrito un cambio en las faunas que se
produjo en la transición entre esas dos épocas como resultado de un cambio
ambiental. El estudio parte del registro fósil de tres yacimientos ubicados
alrededor de Castellar de n'Hug, en la comarca del Berguedà (Cataluña) y
combina el análisis de estratigrafía y sedimentología para comprender cómo se
depositaron las rocas, y paleontológico para conocer los organismos que poblaron
esta área.
El estudio concluye que durante el Cisuraliense, el ambiente
en esta zona de lo que hoy es la comarca catalana del Berguedà correspondía a
un paisaje con grandes ríos meandriformes y llanuras de inundación que
coexistían con la actividad volcánica. Posteriormente, durante el
Guadalupiense, el clima habría pasado a ser más árido y tendría un aspecto
similar al actual Valle de la Muerte californiano durante gran parte del año.
En este paisaje desértico predominaban lagos secos con grietas de desecación que
se inundaban con lluvias monzónicas. Esta agua permitía el resurgimiento de
muchas formas de vida, entre ellas varios grupos de tetrápodos (animales de
cuatro patas) que han dejado su huella en el registro fósil.
Aunque el registro fósil de huesos de tetrápodos del Pérmico
en el ecuador de Pangea es escaso, sí existe un importante registro de icnitas
(huellas fósiles) que permite estudiar las comunidades de vertebrados de esa
época. “Durante el Cisuraliense, cuando el ambiente era de tipo fluvial con
vulcanismo activo, hemos detectado la presencia de animales anfibios que
dejaron unas huellas llamadas Batrachichnus, similares a las que haría una
salamandra pequeña”, comenta Chabier De Jaime, investigador predoctoral del ICP
y primer firmante del estudio. “También encontramos rastros de amniotas,
reptiles que dejaban huellas típicas en el registro del Pérmico llamadas
Hyloidichnus y Dromopus, o pararreptiles, identificados por la especie de
icnita Pachypes, además de otra de tetrápodo que no hemos podido determinar”,
continúa De Jaime.
Por otro lado, en las huellas asociadas al Guadalupiense (de
ambiente seco y con lluvias monzónicas), aparecen los terápsidos, un orden de
sinápsidos del cual derivan los mamíferos. El equipo de investigación ha
detectado la presencia de la huella denominada Brontopus, producida por grandes
terápsidos que habrían tenido un rol carnívoro en este ecosistema, lo cual es
poco común en el registro fósil.
“Estos carnívoros convivían con captorrínidos, unos reptiles
tipo lagartos que podían llegar a medir un metro de largo y son las primeras
faunas herbívoras conocidas que seguramente se alimentaban de coníferas, colas
de caballo (equisetáceas) y helechos”, explica Josep Fortuny, investigador y
jefe del grupo de investigación en Paleobiología Computacional del ICP.
"Aunque menos abundantes, también encontramos huellas de pararreptiles,
pero lo evidente es que en este clima tan seco dejan de registrarse anfibios",
añade Fortuny.
Para el análisis de las icnitas se utilizó la técnica de la fotogrametría, que consiste en tomar fotografías cubriendo los 360 grados del fósil desde diferentes perspectivas para obtener un modelo 3D y analizar cómo caminaban animales como el que produjo el morfotipo Brontopus.
Además de De Jaime y Fortuny, el equipo de esta
investigación ha contado con la participación de Eudald Mujal (ICP y Museo
Estatal de Historia Natural de Stuttgart), Oriol Oms (Universidad Autónoma de
Barcelona), Arnau Bolet (ICP, Universidad de Granada y Universidad de Bristol),
Jaume Dinarès-Turell (Instituto Nacional italiano de Geofísica y Vulcanología)
y Jordi Ibáñez-Insa (GEO3BCN, del CSIC).
El estudio se titula “Palaeoenvironmental reconstruction ofa lower to middle Permian terrestrial composite succession from the Catalan Pyrenees: implications for the evolution of tetrapod ecosystems in equatorial Pangaea”. Y se ha publicado en la revista académica Palaeogeography,
Palaeoclimatology, Palaeoecology. (Fuente: Instituto Catalán de Paleontología
Miquel Crusafont)
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