El hallazgo de un gorgosaurio en Canadá revela los hábitos alimenticios de estos grandes depredadores
Representación artística de un gorgosaurio devorando a una presa. / JULIUS CSOTONYI, MUSEO TYRELL |
Los paleontólogos están obligados a imaginar el color, la
textura y las entrañas de seres que han dejado de existir y sobre los que
surgen todas sus preguntas. Al principal autor de la investigación, el
paleontólogo canadiense François Therrien, y a sus colegas, se les presentó una
oportunidad única. El equipo descubrió el fósil del gorgosaurio dentro de una
capa de roca de lo que parece un antiguo canal fluvial. Therrall explica que en
estos entornos es probable encontrar huesos de dinosaurios, ya que los ríos
transportan mucha sedimentación y entierran rápidamente los restos, ayudando a
preservarlos antes de que los carroñeros los recojan. Sin embargo, no es
habitual que estén tan extraordinariamente conservados ni que sean ejemplares
jóvenes, pues sus huesos son más frágiles. “Este espécimen representa el primer
ejemplo de contenidos estomacales in situ y proporciona evidencia fósil directa
de la dieta y el comportamiento alimentario en un tiranosáurido joven”, asegura
Therrien, del Museo Tyrrell.
Al separar los restos de la roca y exponer los huesos, notaron pequeños dedos que se asomaban a través de la caja torácica del gorgosaurio. Se trataba de las patas de dos pequeños dinosaurios. “Fue emocionante porque era la primera vez que veíamos restos dentro”, explica el paleontólogo. Sin embargo, esto representaba también un nuevo reto, ya que las extremidades correspondían a un animal muy raro y difícil de identificar. Finalmente, detectaron que se trataba de un ejemplar de Citipes elegans, una especie que vivió hace más de 75 millones de años, en lo que hoy es el suroeste de Canadá. Descubrieron también que el tiranosáurido murió poco después de comer a sus últimas presas.
François Therrien (derecha) y su colega Darla Zelenitsky, con los restos del gorgosaurio y el contenido de su estómago. / MUSEO TYRRELL |
Estos dinosaurios no siempre fueron colosales. Pasaron de ser cazadores de pequeñas especies durante el Cretácico temprano a ser depredadores de grandes herbívoros —incluidos ceratopsianos, hadrosaurios y saurópodos— a medida que aumentaron de tamaño.
Aunque era una hipótesis muy reconocida, no estaba claro si los juveniles cazaban presas más pequeñas por sí mismos o si se beneficiaban de los despojos de la caza en grupo con sus mayores. El hallazgo de este gorgosaurio arroja más claridad al respecto. De acuerdo con Therrien, estos y otros tiranosáuridos, incluido el popular Tyrannosaurus rex, podrían haber actuado como depredadores intermedios en su juventud, para convertirse en depredadores principales en la adultez.
Los más grandes devoraban cualquier parte de la presa,
mientras que los jóvenes preferían las caderas altas y dejaban el resto para
depredadores más pequeños. Esto sugiere que los individuos inmaduros y maduros
ocupaban distintos ecosistemas, pero el cambio dietético pudo haber permitido
que los tiranosáuridos juveniles y adultos coexistieran “con conflictos
limitados”, agrega Therrien. El paleontólogo explica que, basado en un solo
espécimen, no se puede decir mucho sobre su comportamiento social. Sin embargo,
sugiere que los tiranosáuridos probablemente cazaban en grupo para asegurarse
de que todos alcanzaran suficiente comida.
Los expertos destacan las similitudes en la forma de cazar
entre estos depredadores y los grandes réptiles modernos, como los cocodrilos y
los dragones de Komodo. Al igual que los tiranosáuridos, estos animales
experimentan un cambio en la dieta, comenzando con presas más pequeñas y
avanzando hacia animales más grandes a medida que crecen. En términos de
comportamiento, los jóvenes de ambas especies son más propensos a cazar en
grupo, y hay una transición en su dieta a medida que maduran.
El paleontólogo José Luis Sanz, profesor emérito de la
Universidad Autónoma de Madrid, aplaude el descubrimiento y destaca el valor
del hallazgo, ya que ilumina un enigma en torno a esta familia de dinosaurios.
Para Sanz, no obstante, no es una sorpresa: “Es el comportamiento alimentario
que se esperaba de los tiranosáuridos”.
Aunque el autor del estudio y sus colegas son conscientes de
que volver a encontrar un fósil con las mismas características es muy
improbable en el corto plazo, este hallazgo invitará a la comunidad científica
a revisar otros dinosaurios encontrados anteriormente. El objetivo es obtener
más datos e indagar en el comportamiento, la ecología y los hábitos
alimenticios de los tiranosáuridos.
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