Las fracturas similares en la cola de los hadrosaurios, los dinosaurios “picos de pato”, sugiere que sufrían lesiones durante el apareamiento
Los hadrosaurios eran herbívoros del Cretácico tardío, con fósiles por todo el mundo, que han permitido estudiar enfermedades antiguas en detalle. Ahora, un equipo internacional propone una idea nueva y simple, mirar las lesiones. Fracturas que cicatrizaron en la parte alta de la cola se repiten con tal frecuencia que podrían delatar a las hembras, igual que sucede en especies actuales con cópulas torpes o agresivas.
Los autores, dirigidos por Filippo Bertozzo en el Instituto de Ciencias Naturales de Bruselas, observaron que muchas vértebras de Olorotitan arharensis presentaban fracturas curadas en las espinas neurales, las aletas óseas que sobresalen hacia arriba. «Me desconcertó esa observación», dice Bertozzo. «He visto este patrón en otras especies similares, pero solo en vértebras aisladas. Aquí, las fracturas se concentraban en la parte superior de la cola, sin extenderse hasta la punta». La pauta no era única de un ejemplar. Se repetía en hadrosaurios de distintas regiones, lo que apuntaba a una causa compartida.
A las hembras les pisoteaban la cola
El trabajo recoge cerca de 500 vértebras caudales patológicas de hadrosaurios de Norteamérica, Europa y Rusia. El coautor Darren H. Tanke llevaba desde 1979 estudiando restos en Dinosaur Provincial Park, en Alberta, y ya en 1989 propuso una explicación. «A diferencia de otros dinosaurios, los hadrosáuridos muestran vértebras caudales fracturadas en un área cercana a la probable posición de la cloaca», afirma Tanke. La cloaca es la abertura común para el aparato reproductor y excretor en reptiles y aves. «Esto me llevó a proponer la idea de que estas lesiones se produjeron de forma inadvertida durante el apareamiento». “»Darren es el padre de esta hipótesis», recuerda Bertozzo. «No olvidaré su cara de sorpresa cuando le dije que había encontrado el mismo patrón fuera de Canadá».
Para probarlo, el equipo combinó estadísticas con Análisis de Elementos Finitos, una técnica de ingeniería que predice cómo se deforma una estructura bajo esfuerzo. Los modelos indicaron que un empuje desde arriba, entre 60 y 30 grados, generaba tensiones que fracturaban las espinas alargadas de las vértebras en la parte proximal de la cola, justo donde se concentran las lesiones observadas. El resultado encaja con una presión vertical ejercida sobre la espalda de la pareja durante la monta.
Los investigadores consideraron alternativas. «Una vez obtuvimos los resultados, tuvimos que evaluar todos los escenarios», señala la coautora Simone Conti, «desde depredación hasta estrés muscular durante la locomoción, accidentes en manada o conductas raras como revolcarse en barro, observadas en elefantes modernos». Al final, la hipótesis del apareamiento fue la que mejor explicó el patrón. Las lesiones no resultaron fatales, ya que muchos huesos mostraban señales de cicatrización. En algunos casos incluso había una segunda fractura, lo que sugiere que el comportamiento se repitió.
El artículo enmarca el hallazgo en los hadrosaurios más conocidos, como Parasaurolophus, con su cresta tubular, y Edmontosaurus. Estos animales vivieron poco antes del evento de extinción K Pg, que acabó con la mayoría de los dinosaurios hace 66 millones de años. La abundancia de fósiles permite comparar individuos y especies. Esa riqueza de datos es clave para distinguir una lesión aislada de una pauta biológica que se repite.
El equipo subraya el alcance del hallazgo para responder una pregunta clásica. «El peso del macho podría haber aplastado la espalda de la hembra», explica Bertozzo. «Estas lesiones pueden ayudarnos a identificar a las hembras de dinosaurio». Si la hipótesis es correcta, cada cola con ese patrón de fracturas señalaría una hembra. Esto abriría la puerta a comparar cráneos, crestas y tamaños entre sexos, y a reconstruir la estructura social de los grupos. El coautor Gareth Arnott contextualiza el comportamiento. «Perseguir con agresividad a una hembra durante la reproducción puede parecer desventajoso para la continuidad de la especie», dice, «pero ya vemos sucesos similares en especies modernas, como lobos marinos, tortugas y algunas aves». La competencia reproductiva es compleja, más aún cuando se estudia en especies extintas.
La propuesta no cierra el debate. Los autores esperan que otros equipos la pongan a prueba con más dinosaurios y nuevas simulaciones. Si más casos confirman la pauta, la paleontología ganará una herramienta rara en fósiles, una señal osteológica asociada al sexo. Un hueso que cuenta historias de cortejo torpe y peso mal repartido.
REFERENCIA
A recurrent pattern of tail injuries in hadrosaurid dinosaurs

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