domingo, 29 de enero de 2012

El Archaeopteryx, vestido para volar

Durante años, paleontólogos de todo el mundo se han estado preguntando si el Archaeopteryx, el famoso pájaro prehistórico podía volar o no.




Según Ryan Carney, biólogo evolutivo de la Universidad de Brown en Providence (EE UU), «el Archaeopteryx es considerado como la “Mona Lisa” de la evolución, una especie única».

Este pájaro-dinosaurio ha alentado siempre la imaginación de los paleontólogos. Por una parte tenía rasgos propios de un reptil como otros dinosaurios, con dientes, las garras afiladas y una cola huesuda. Pero parte de su anatomía se asemejaba a la de las aves. Tenía dos alas cubiertas de plumas y poseía espoleta, ese hueso en forma de «y» que se encuentra en la pechuga de las aves. Tenía alas, pero ¿podía volar?

Esa pregunta ha permanecido siglo y medio sin respuesta y ahora parece que el misterio está muy cerca de ser resuelto.

El equipo de investigadores liderados por Carney, empleando la última tecnología en óptica, ha conseguido averiguar qué color tenían sus plumas y ese dato, que pudiera parecer baladí, es clave para conocer cómo vivió este enigmático reptil-pájaro.

Una pluma fosilizada es la pieza fundamental de la investigación que se publica esta semana en la revista «Nature Commmunications» y que fue financiada por la Sociedad Geográfica de Estados Unidos y la Oficina de las Fuerzas Aéreas para la investigación científica. «Es la primera vez que tenemos evidencia del color de las plumas y esta pigmentación le proporcionaría ventajas estructurales al plumaje durante esa etapa de la evolución –explica Carney a este semanario–. Esa microestructura de la pluma es idéntica a la de los pájaros voladores modernos».

Pero no resulta tan sencillo conocer el color de unos restos biológicos fosilizados. Aunque se había intentado muchas veces en el pasado, esto sólo ha sido posible gracias a los nuevos equipos desarrollados por los alemanes de Carl Zeiss. Esta vez se ha recurrido a un poderoso microscopio de electrones sobre los restos de la pluma fosilizada.


«Aunque no podemos ser concluyentes, estas estructuras pigmentosas habrían incrementado la fuerza y la durabilidad de la pluma, lo que también supondría una ventaja a la hora de volar. En los pájaros modernos, la presencia de melanina incrementa la dureza de la keratina de las plumas en un 40 por ciento, más o menos. También el espesor o la resistencia a las fracturas por abrasión y por el estrés del movimiento repetitivo del aleteo.

Es por eso por lo que las plumas, especialmente en sus extremos, suelen estar teñidas de color negro. Algo de lo que estamos seguros al 95 por ciento en el caso del Archaeopteryx », asegura Carney.

Podeís ver una entrevista al paleontólogo en la página de la Universidad de Brown


La Razón  Universidad de Brown

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