Los grandes felinos depredadores del Mioceno no sólo poseían unos temibles colmillos de gran tamaño, sino que también se aprovechaban, durante la caza, de la fortaleza de sus patas delanteras, mucho mayor que la de otros mamíferos carnívoros de la época. Así se desprende del análisis comparado de fósiles que ha realizado la paleontóloga Julie Meachen, de la Universidad de Durham (Gran Bretaña), que publica esta semana sus conclusiones en la revista científica 'Paleobiology"
Meachen, que lleva muchos años dedicada al estudio de los felinos prehistóricos, señala que no sólo los famosos tigres dientes de sable tenían unos temibles colmillos. También los nimrávidos ('Nimravidae'), que no eran parientes muy cercanos (evolucionaron de forma independiente) y sus primos felino llamados 'Barbourofelidae' tenían armas muy parecidas.
Estos dos grupos de mamíferos carnívoros vivieron mucho antes (hace entre 16 y ocho millones de años) de que de que los felinos actuales fueran como hoy los conocemos. Sus colmillos eran como cuchillos y sus brazos tenían una potencia extraordinaria, según Maechen. Lo curioso es que ambas características se presentaron en varias ocasiones en un cierto momento de la historia evolutiva y en distintos depredadores. Maechen señala que, seguramente, les daba una ventaja a la hora de atrapar y matar a sus presas.
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