Fue nombrado como Physalis infinemundis (tomatillo del fin
del mundo). Es sorprendentemente parecido a algunas especies de tomates
actuales y su extraordinaria conservación de debió a que cayó en un lago que
lindaba a un súper volcán que existía en aquella época en la zona de Chubut.
El tomatillo fue descubierto en la Laguna del Hunco. Fotos:
MEF.
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Emanuel Pujol (Agencia CTyS-UNLaM) - El doctor Rubén Cúneo, director del Museo Egidio Feruglio (MEF) e investigador del CONICET, comentó a la Agencia CTyS-UNLaM que “este registro demuestra que el origen de este grupo de vegetales, entre los cuales también se encuentran los ajíes, pepinos, berenjenas, morrones, papas y tabaco, se produjo 25 millones de años antes de lo que se creía”.
El hallazgo se realizó al Noroeste de Chubut, en un sitio
bautizado por los científicos como Laguna del Hunco. “Este yacimiento
espectacular permitió que se preserve como fósil el fruto de esa planta”,
destacó el paleontólogo. Y agregó: “Cuando lo vimos, nos llamó mucho la
atención que no se diferenciaba casi nada de una planta actual que pertenece al
grupo de los tomates”.
Es sorprendente que, hace 50 millones de años, este
tomatillo del fin del mundo hubiera alcanzado tal evolución y que, desde
entonces, haya variado tan poco. “Eso quiere decir que la planta no ha
necesitado readaptarse demasiado a todos los cambios que han sobrevenido desde
entonces y mantiene una morfología que es exitosa y le ha permitido sobrevivir
tantos millones de años; en paleontología, denominamos estasis a este
fenómeno”, precisó.
Cúneo es especialista en el estudio de plantas fósiles y uno
de los autores del estudio que se publicó hoy en la prestigiosa revista
científica Science, en conjunto con el doctor Peter Wilf de la Universidad de
Pennsylvania y las doctoras Mónica Carvalho y Alejandra Gandolfo de la
Universidad de Cornell.
Con este descubrimiento, todo indicaría que el origen el
grupo de las solanáceas que incluye a las papas, tomates, morrones, berenjenas,
pepinos, ajíes y tabaco tuvo su origen en Sudamérica no mucho antes de los 52
millones de años. “La aparición, diversificación y multiplicación de estas
especies debió ser muy rápida en el tiempo, tal como se da en otros grupos de
plantas”, observó el director del MEF.
Quienes hayan visto Los Simpsons, recordarán un capítulo en
que Homero inventa el Tomaco, mezcla del tomate y el tabaco. Más allá de
aquella fantasía, lo cierto que ambos vegetales tan consumidos actualmente
tuvieron un ancestro en común que existió en Chubut o no muy lejos de allí.
El doctor Cúneo indicó a la Agencia CTyS-UNLaM que “las
condiciones climáticas que reinaban en esa época en la Patagonia septentrional
eran tropicales y subtropicales; los climas eran mucho más cálidos, la
Antártida estaba poblada por todo tipo de criaturas y este hallazgo es una
muestra adicional de lo dinámico que es el clima y la vida en todo el planeta a
lo largo de millones de años”.
El súper volcán y los hallazgos sorprendentes al Noroeste de
Chubut
El área de este yacimiento es de aproximadamente unas cinco
hectáreas y se formó como producto de una gran caldera volcánica. “Había allí
algo parecido a lo que es hoy Yellowstone en Estados Unidos, una caldera de
unos 30 o 35 kilómetros de diámetro, es decir, un súper volcán, y en esa
caldera se formó un gran lago”, describió Rubén Cúneo.
Ese lago tenía un fondo sin oxígeno, por lo que algunos de
los restos de la vegetación que había en los alrededores, a medida que se
desprendían sus ramas o caían sus frutos, se pudieron preservar de forma
sorprendente.
“Es un sitio extraordinario, una verdadera ventana al
pasado”, destacó el paleontólogo. Y añadió: “Allí encontramos también los
primeros eucaliptos fosilizados y más antiguos del mundo, que se creían hasta
ese momento originarios de Australia”.
Respecto a los animales que podrían haberse alimentado de
este tomate del fin del mundo, el experto afirmó que “por alguna razón, los
mamíferos no cayeron en este lago, por lo que no tenemos evidencias en este
yacimiento, pero hay sitios cercanos de esa misma época, a no más de 300
kilómetros, que muestra una diversidad de grupos extintos de notoungulados,
marsupiales frugívoros, primates primitivos y aves.
Cúneo especificó que el hallazgo del tomate más antiguo se
produjo en 2011 y, desde entonces, demandó un intenso estudio hasta su
publicación. “Realizamos campañas cada verano a este yacimiento, porque está
ubicado en una zona alta, bastante fría en invierno”, contó el investigador. La
última expedición fue en diciembre pasado y duró un par de semanas, en la cual
se continuó con la búsqueda de nuevos fósiles.
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