Huesos fósiles excavados de una nueva especie de pingüino gigante en Nueva
Zelanda, revelan una estatura de 1,7 metros y un peso corporal de
aproximadamente 100 kilogramos, comparable a un humano.
SENCKENBERG
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En su estudio, publicado este 12 de diciembre en Nature Communications, los
descubridores --liderados por Gerald Mayr, del Instituto de Investigación
Senckenberg en Frankfurt-- muestran que a lo largo de la historia geológica, el
gigantismo no fue una ocurrencia rara en los primeros pingüinos y probablemente
se desarrolló como resultado de la ausencia de vuelo de las aves. La nueva
especie ha sido bautizada como 'Kumimanu', nombre que resulta de las palabras en
idioma maorí Kumi, que significa 'monstruo', y 'Manu', que significa
'pájaro'.
"Examinamos los huesos de las alas y las patas de este pingüino y
rápidamente nos dimos cuenta de que estábamos buscando especies desconocidas
anteriormente", explica el doctor Gerald Mayr, que revela que el tamaño de
los huesos indica que esta especie tenía más de 1,7 metros de altura y pesaba
más de 100 kilogramos.
Por tanto, el nuevo hallazgo cuenta entre las especies de pingüinos fósiles
más grandes, y sólo es superado en tamaño corporal por una especie fósil de la
Antártida que, sin embargo, sólo se conoce por restos muy fragmentados.
Los restos fosilizados de este pingüino gigante se descubrieron en la
región de Otago, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. "Las dataciones de la
edad revelan que el ave vivió durante el Paleoceno tardío, es decir, hace entre
59 y 56 millones de años", explica Mayr, que destaca además que estos
fósiles se encuentran entre los restos de pingüinos más antiguos conocidos.
En el estudio, el ornitólogo de Frankfurt y sus colegas de Nueva Zelanda
demuestran además que, filogenéticamente, el nuevo descubrimiento representa
una especie bastante arcaica, que está claramente diferenciada de los pingüinos
gigantes conocidos hasta la fecha de las épocas geológicamente más jóvenes del
Eoceno y el Oligoceno.
"Kumimanu' muestra que el gigantismo no era raro entre los primeros
pingüinos, incluso en la etapa más temprana de su evolución", agrega Mayr,
que considera "notable que incluso formas tan tempranas como estas
alcanzaran un tamaño tan enorme".
Los científicos suponen que este gigantismo se desarrolló como resultado de
la ausencia de vuelo de las aves marinas. Sin embargo, esto plantea la pregunta
de por qué no hay pingüinos gigantes vivos en la actualidad. Por ello, los
investigadores ofrecen la siguiente hipótesis: "Los pingüinos gigantes se
desarrollaron poco después de la extinción masiva cerca del final del
Cretácico, aproximadamente hace 66 millones de años".
"Es posible que la desaparición de grandes reptiles marinos permitiera
a los pingüinos explorar nuevos nichos ecológicos --argumenta el científico--.
Sin embargo, con la aparición posterior de otros grandes depredadores marinos
como las focas y las ballenas dentadas, los pingüinos se enfrentaron a una
nueva competencia y depredación, lo que puede haberlos llevado a la
extinción". Tanto Gerald Mayr
como sus colegas de Nueva Zelanda esperan ahora descubrimientos adicionales que
puedan arrojar luz sobre estas y otras preguntas nuevas.
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