El impacto humano actual y la extinción del Pérmico tienen
similitudes que permitirían hallar soluciones a proyectos de conservación.
Así lucían los ecosistemas ecuatoriales 250 millones de años
atrás.
Crédito imagen: Davide Bonadonna.
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Hace unos doscientos cincuenta millones de años, antes de la
llegada de los dinosaurios, la Tierra estaba plagada de extraños animales,
incluidos los primos de aquellos, similares a dragones de Komodo y parientes de
mamíferos. Una nueva investigación nos muestra que el ecuador pérmico era a la
vez un punto clave literal y figurativo: era, en su mayor parte, un desierto
caluroso y ardiente, además de tener una concentración de animales únicos. Aquí
era posible encontrar antiguos anfibios del tamaño de un cocodrilo justo al
lado de parientes de dinosaurios y cocodrilos recién evolucionados. Muchas de
estas especies fueron aniquiladas después de una extinción que cambió la vida
en el planeta para siempre.
En un artículo publicado en Earth-Science Reviews, los
paleontólogos estudiaron sitios fósiles en todo el mundo desde finales del
Pérmico para tener una idea de lo que vivía en estas regiones. Los resultados
mostraron que allí habitaban una variedad inusual de especies, una que es
comparable a los trópicos modernos, excepto por una gran variedad de reptiles
carnívoros que actualmente se verían fuera de lugar.
"Los trópicos actúan como un centro de diversidad; todo
lo que se ha extinguido en otros lugares todavía está vivo allí, y hay cosas
nuevas que evolucionan – explica Brandon Peecook, coautor del artículo, en un comunicado –. Si bien tiene sentido que las selvas tropicales cálidas y húmedas
que vemos ahora tengan una diversidad increíble, parece contradictorio que
estos desiertos ardientes y cálidos albergaran una gama excepcional de especies,
especialmente porque la diversidad en el ecuador fluctúa tanto históricamente”.
Estos hallazgos sobre el Pérmico tardío plantean la
pregunta: ¿Por qué estamos viendo tanta biodiversidad en el ecuador? “El clima
pérmico y la distribución de especies – añade Peecook – en comparación con los eventos modernos, nos
muestra que si bien muchos cambios son naturales y los vemos a lo largo de la
historia de nuestro planeta, también pueden ser provocados, por ejemplo por la
actividad humana. Después de la extinción del Pérmico, casi todos los
ecosistemas tuvieron que reconstruirse. Este evento alteró la vida de forma
permanente y mientras los nuevos animales evolucionaron y prosperaron, el
proceso de recuperación tomó millones de años, y los animales que se perdieron
nunca regresaron. Si queremos saber cómo funcionan los sistemas de la Tierra,
qué se espera y qué es lo normal, tenemos que mirar al pasado. El análisis de lo ocurrido, nos está
proporcionando la evidencia que necesitamos para medir y minimizar nuestro
impacto sobre el clima, previniendo un daño permanente a los ecosistemas del
planeta”.
El estudio forma parte de un proyecto mucho más ampliocentrado en la extinción pérmica.
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