El grupo de los dinosaurios incluye una gran variedad de
especies que a los paleontólogos les cuesta clasificar y distinguir de otros
animales. Películas como las de la saga ‘Jurassic Park’ tampoco ayudan a que
tengamos claro cuáles son los verdaderos miembros de la familia.
No todas las criaturas prehistóricas con apariencia de
reptiles son dinosaurios |
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El megalosaurio fue el primer dinosaurio descrito: lo
bautizó con ese nombre el naturalista y paleontólogo francés Gideon Mantell en
1827. El mismo que había descubierto poco antes el primer fósil perteneciente a
uno de estos grandes reptiles, dientes de iguanodonte. Aunque daban pasos en la
buena dirección, los científicos de aquella época veían a estos animales
prehistóricos como enormes lagartos similares a una iguana o un cocodrilo. No
sabían qué eran exactamente ni cómo estaban relacionados entre sí.
Si bien se han descubierto desde entonces innumerables
vestigios de estos antiguos saurios, los hallazgos no siempre han ayudado a
aclarar las cosas. El biólogo Richard Owen acuñó el término dinosaurio en el
siglo XIX en base a ciertas características que compartían estas criaturas, sin
embargo, aún es difícil distinguir qué animales pertenecen a este grupo y
cuáles no.
Del tricerátops al gorrión
Recreación del ‘Halszkaraptor escuilliei’, un dinosaurio
anfibio con
apariencia de pato | Universidad de Bolonia/Lukas Panzarin/Andrea
Cau
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Uno de los factores que complica la tarea de definir el
concepto es la gran variabilidad que encierra. Los paleontólogos han descubierto
más de un millar de especies de dinosaurios no aviares con todo tipo de tamaños
y atributos como cuernos, crestas y largos cuellos.
La mayoría eran terrestres, pero había incluso anfibios. El
linaje que conquistó los cielos ha evolucionado hasta dar lugar a las aves de
hoy en día. Como lo lees: palomas y gorriones pertenecen al único grupo de
dinosaurio que sigue vivo.
Todos ellos, desde los más antiguos a los más modernos,
tienen un ancestro en común y, por tanto, comparten ciertas características.
Por ejemplo, ponen huevos y, en caso de tener dientes, renuevan su dentadura
durante toda la vida. Pero para distinguir a este grupo (los ‘Dinosauria’) del
árbol de familia de los reptiles es necesario tomar una perspectiva evolutiva y
viajar del presente al pasado o viceversa de ancestro en ancestro.
Con la vista puesta en la antigüedad, los huesos de la
cadera permiten diferenciar a los dinosaurios de otras especies y dividirlos en
dos facciones: los saurisquios —con caderas de lagarto— y los ornitisquios —con
caderas de ave—. Además, para distinguir un dinosaurio de otro tipo de animal,
puedes fijarte en cómo el hueso del muslo se encaja en la cadera: si gira hacia
dentro, pertenece a la familia.
No te creas lo que ves en las pelis
A pesar de estar aún algo borroso, el concepto de dinosaurio
es una noción científica y no un producto de la cultura popular. Por mucho que
esta se haya empeñado en representar a estos grandes reptiles, no siempre lo
hace con acierto. Algunas de las imágenes que nos muestran las producciones
hollywoodienses son confusas y se alejan de la realidad dibujada por los
paleontólogos.
Incluso en las películas de la saga ‘Jurassic Park’ aparecen
dinosaurios y animales de otras especies conviviendo como si nada. Sus
creadores tampoco tienen en cuenta el tiempo geológico al que pertenecen las
distintas criaturas. Algunas caminan junto con los míticos estegosaurios, a
pesar de que estos vivieron solo a finales del Jurásico.
Estos reptiles alados de ‘Jurassic Park’ pertenecen a un género
de pterosaurios,
pero no son dinosaurios | Jurassicworlduniverse.com
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El ’Dimetrodon’ —muy parecido a una iguana con cresta— se
confunde frecuentemente en la cultura popular con un dinosaurio, pero en
realidad vivió al menos 40 millones de años antes de su aparición. Tampoco los
famosos pterosaurios, más conocidos como pterodáctilos, pertenecen a la
familia: son en realidad primos lejanos de los dinosaurios, aunque sí es cierto
que convivieron con ellos.
Un tira y afloja científico
Pero ni siquiera los paleontólogos acaban de ponerse de
acuerdo y llevan décadas añadiendo, quitando y reordenando las ramas del árbol
evolutivo de los dinosaurios.
La idea más aceptada es que son un grupo caracterizado por
ciertos rasgos y un ancestro en común y que los saurisquios y los ornitisquios
conforman sus dos principales linajes, descritos por el paleontólogo británico
Harry Govier a finales del siglo XIX.
Sin embargo, de vez en cuando surge algún estudio que da un
vuelco a esta clasificación, como el publicado a principios de este mismo año
en ‘Nature’. Aunque su hipótesis, que reformulaba estas dos ramas, no ha sido
muy bien acogida entre los científicos, sus autores esperan que sirva para inspirar
nuevos análisis.
A pesar de llenar libros de texto y museos, los dinosaurios
siguen guardando muchos secretos. Pero quizá sea precisamente ese halo de
misterio el que seduzca a los amantes de estos extintos reptiles.
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