La nueva pieza de ámbar hallada en Cantabria es algo
«excepcional» porque además «contiene más de cuarenta insectos, restos
vegetales y algunas partículas del suelo en el que cayó», ha explicado Enrique
Peñalver.
Científicos españoles han descubierto en el yacimiento de
ámbar de El Soplao (Cantabria) un ejemplar de garrapata que es «seis millones
de años más antigua» que las encontradas en Birmania, en las que se hallaron
evidencias de la relación de parasitismo entre las garrapatas y los dinosaurios
hace 100 millones de años, y que ahora «es el ejemplar más antiguo del mundo».
Así lo han puesto de manifiesto este miércoles los
científicos Antonio Arillo, de la Universidad Complutense de Madrid; Xavier
Delclos, de la Universitat de Barcelona; y el doctor Enrique Peñalver, del
Instituto Geológico y Minero de España (IGME), durante la presentación en
España de la garrapata de Birmania conservada en ámbar, cuya especie ha sido
bautizada como ‘Deinocroton draculi’, que ha demostrado la coexistencia
parasitaria con dinosaurios. «En el ámbar de España hemos encontrado, en el
yacimiento de El Soplao en Cantabria, una garrapata seis millones de años más
antigua que las de Birmania, es el ejemplar más antiguo del mundo. Este
ejemplar es excepcional, está lleno de insectos», ha asegurado el doctor
Peñalver, destacando que esta información «novedosa» todavía «no está
publicada» porque faltan algunos detalles, como ponerle nombre a la «nueva
especie».
Concretamente, los expertos han afirmado que la pieza de
ámbar contiene «aproximadamente 40 bichos y restos vegetales» junto a la
garrapata española. «Probablemente la garrapata se cayó de su huésped de un
árbol», ha comentado Peñalver.
«Es un ejemplar muy pequeño que no está dando muchos
problemas para su estudio. Hemos conseguido ver algunas partes de la superficie
de la garrapata y comprender parte de su anatomía», ha explicado el científico,
al tiempo que ha subrayado que «parece ser» que la garrapata española «sería de
la misma familia que las de Birmania».
«Los palpos de la nueva familia son muy extraños y este
ejemplar tendría los palpos de la nueva familia. Ahora la investigación es
buscar ejemplares que estén perfectamente encapsulados y que no nos den ningún
problema, para que no haya ninguna otra fuente de hierro que no sea el de la
hemoglobina de la sangre que chupaban», ha apuntado Peñalver.
La presentación de estas piezas de ámbar en España se
enmarca en la exposición ‘Amberia: El ámbar de Iberia’, que se podrá visitar en
el Museo Geominero desde el próximo 22 de diciembre hasta el 25 de septiembre
de 2018.
UN EJEMPLAR QUE ES UN «TESORO» AMERICANO. «El ejemplar es un
tesoro de Norte América, son los referentes de una nueva familia de garrapata.
Nos lo han mandado para la investigación y lo tenemos que llevar el año que
viene», ha señalado Peñalver, en referencia a las piezas encontradas en
Birmania, pertenecientes al Museo Americano. Además, ha añadido que la pluma
que hay en el ámbar «es de un dinosaurio emplumado». «Que la garrapata esté
agarrada a la pluma es evidente lo que pasó. Podemos relacionar estas
garrapatas con los dinosaurios por cuestiones directas o indirectas», ha
precisado el experto, destacando que lo «bueno» hubiese sido «encontrar algún
tipo de evidencia de sangre» en los ejemplares. En la misma línea, Xavier
Delclos ha manifestado que un ejemplar de garrapata con una pluma de dinosaurio
«sólo hay uno en el mundo», y que las probabilidades de volver a encontrar otro
«son bastante reducidas».
«Directamente no se puede analizar la sangre, pero sí
podíamos intentar buscar algún elemento, en este caso el hierro, que nos
permitiera aseverar la existencia de esta sangre de dinosaurio. Se observó que
en el interior de las garrapatas había sulfuro de hierro, que no sabíamos si
era porque había pirita o sangre», ha explicado el investigador.
Por su parte, Antonio Arillo ha señalado que la relación de
estas garrapatas con los dinosaurios emplumados es «una mezcla de pruebas
directas e indirectas». «Una garrapata aparece asociada a una pluma. Estos
ejemplares son increíbles de bien conservados», ha concretado.
Precisamente, ha apuntado que «se aprecia» el órgano de
Haller, que «es el mecanismo que tienen las garrapatas para detectar a sus
huéspedes».
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