Un mamífero extinto parecido a un tejón que vivió durante el Cretácico, fue depredador de dinosaurios herbívoros de tamaño considerablemente más grande. Así lo indica un estudio de científicos canadienses y chinos, publicado en la revista Scientific Reports.
El equipo ha descrito el hallazgo de un inusual fósil que muestra
el dramático momento en el que un mamífero carnívoro ataca a un dinosaurio
herbívoro de mayor tamaño. Los restos, que datan de hace unos 125 millones de
años, se conservan ahora en las colecciones del Museo escolar Weihai Ziguang
Shi Yan, en la provincia china de Shandong.
El fósil revela el momento en el que un mamífero intenta dar caza a un dinosaurio de mayor tamaño cuando son sepultados por lodo volcánico
“Encontramos los restos enredados de un dinosaurio y un mamífero de menor tamaño en los yacimientos de Lujiatun, en la provincia china de Liaoning”, comenta a SINC Jordan Mallon, paleobiólogo en el Museo Canadiense de la Naturaleza y coautor del estudio. “Este fósil revela un intento de depredación por parte del mamífero, que fue frustrado rápidamente por un desprendimiento de lodo volcánico hace 125 millones de años”, subraya.
Los esqueletos de 'Psittacosaurus' (dinosaurio) y 'Repenomamus' (mamífero) dejan entrever los detalles de su interacción. Gang Han |
Según el científico, en términos generales, “las
interacciones dinosaurio-mamífero durante la Era Mesozoica no eran simplemente
unidireccionales, es decir, los dinosaurios más grandes no se comían
simplemente a los mamíferos más pequeños”.
Reconstrucción que muestra a 'Psittacosaurus' (dinosaurio) siendo atacado por 'Repenomamus' (mamífero), hace 125 millones de años Michael. W. Skrepnick / Museo Canadiense de la Naturaleza) |
El mamífero de la pareja de fósiles se corresponde con un animal que se parece a un tejón, denominado Repenomamus robustus. Aunque en comparación con los dinosaurios no es tan grande, se trata de uno de los mamíferos de mayor tamaño del Cretácico, una época en la que estos animales aún no dominaban la Tierra.
Esqueletos enredados de Psittacosaurus (dinosaurio) y Repenomamus (mamífero). La barra de escala equivale a 10 cm. Gang Han |
Antes de este descubrimiento, los paleontólogos sabían que esta Repenomamus devoraba dinosaurios, “La coexistencia de estos dos animales no es una novedad, pero lo que es nuevo para la ciencia es el comportamiento depredador de este mamífero, como vemos gracias a este asombroso fósil”, señala el coautor del estudio.
“Lo que más nos sorprendió fue el hecho de que el mamífero, —más pequeño que su contrincante—, tuviera la osadía de atacar a un dinosaurio tres veces más grande, según la masa corporal estimada”, explica. No obstante, “hoy en día los mamíferos que cazan en manada pueden cooperar para abatir animales mucho mayores que ellos, aunque no tenemos pruebas para evidenciar que Repenomamus fuera un cazador en manada”, apunta el investigador. Además, “a veces, incluso los cazadores solitarios pueden derribar grandes presas, como es el caso de los lobos que cazan renos”, agrega.
A la pregunta de si esta evidencia podría deberse a un
momento de caza puntual o bien a un hábito común entre este tipo de mamíferos,
Mallon considera que estos no cazaban grandes dinosaurios con regularidad, en
todo caso, presas más pequeñas que ellos (incluso crías de Psittacosaurus). Sin
embargo, “sí puede ser que cazasen animales más grandes en una situación de
hambre o desesperación”, sostiene el investigador.
Evidencias de comportamiento depredador
Los autores descartan la posibilidad de que el mamífero
fosilizado objeto del estudio estuviera simplemente husmeando la carroña de un
dinosaurio muerto. Según explican, los huesos del dinosaurio no tienen marcas
de dientes, lo cual sugiere que no estaba siendo comido por un carroñero, sino
más bien depredado. Tampoco es probable que los dos animales se hubieran
enredado tanto si el dinosaurio hubiera muerto antes de que el mamífero se le
echara encima. Además, la posición de uno sobre el otro indica quién era el
agresor.
En el mundo moderno se conocen analogías de animales más
pequeños que atacan a presas más grandes. En este sentido, como sostienen los
investigadores, se sabe que algunos lobos solitarios cazan animales más
grandes, como caribúes u ovejas domésticas. Por otro lado, en la sabana
africana, perros salvajes, chacales y hienas atacan a presas aún vivas, que se
desploman, a menudo en estado de shock.
Precisamente, “este parece ser el caso que se representa en
el fósil, en el que el Repenomamus se comió al Psittacosaurus cuando aún estaba
vivo, antes de que ambos tuvieran el rocambolesco desenlace”, como señala
Mallon.
La ‘Pompeya’ de los dinosaurios de China
El enigmático fósil, que fue recogido en la provincia china
de Liaoning en 2012, se encontró en buen estado de conservación puesto que
ambos esqueletos están casi al completo. Su integridad se debe a que proceden
de una zona conocida como los yacimientos fósiles de Lujiatun, que han sido
apodados “la Pompeya de los dinosaurios de China”.
El nombre hace referencia a los numerosos fósiles de la zona
pertenecientes a animales que quedaron sepultados repentinamente en masa por
aludes de lodo y escombros tras una o varias erupciones volcánicas:
dinosaurios, pequeños mamíferos, lagartos y anfibios.
Finalmente, dado el alcance de la antigua actividad
volcánica en la región, los autores especulan con que esta zona podría
convertirse en una importante fuente de pruebas científicas y proporcionar más
información sobre el ecosistema del Cretácico.
En particular, el equipo sugiere que los depósitos de origen
volcánico de los yacimientos fósiles de Lujiatun seguirán aportando nuevas
evidencias de interacciones entre especies, desconocidas hasta ahora en el
resto del registro fósil.
Referencia: Jordan C. Mallon, Xiao‑ChunWu et
al. “An extraordinary fossil captures the
struggle for existence during the Mesozoic”.
Scientific Reports (2023)
Fuente: SINC | Derechos: Creative Commons.
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