miércoles, 24 de diciembre de 2025

VINO DEMANDASAURUS

Fundación Dinosaurios CyL

Estas Navidades ven al Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) y llévate nuestro vino Demandasarus. 

La Fundación para el Estudio de los Dinosaurios de Castilla y León y Bodegas Astil de Castrillo de la Vega, colaboran en el lanzamiento de una línea de vinos dedicada a Demandasaurus, con el objetivo de promocionar el patrimonio paleontológico de la Sierra de la Demanda. La elaboradora de Ribera ha desarrollado la línea de vinos Demandasaurus, en honor a este dinosaurio descrito por los investigadores del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. Un dinosaurio considerado como uno de los más singulares en Europa. Se trata de la única especie de la familia de los Rebaquisáuridos en el Hemisferio Norte y que es citado frecuentemente en trabajos científicos de todo el planeta, por lo que su trascendencia internacional es innegable.


























Adquiriendo cualquiera de los vinos Demandasaurus colaboras con la Fundación Dinosaurios CyL y los proyectos paleontológicos de la Sierra de la Demanda.

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Consume con moderación, es tu responsabilidad.

fundaciondinosaurioscyl.com/es/tienda

martes, 23 de diciembre de 2025

HORARIO MUSEO DE DINOSAURIOS FIESTAS NAVIDEÑAS 2025-2026

Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) · Navidad 2025-2026

Los días 24, 25 y 31 de diciembre de 2025 y 1 y 6 de enero de 2026, el Museo de Dinosaurios permanecerá cerrado.













El resto de días estará abierto en su horario habitual.

¡Felices fiestas a todos/as!

FELICITACIÓN NAVIDEÑA MUSEO DE DINOSAURIOS 2025-2026

¡El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes os desea felices fiestas!

The Salas de los Infantes Dinosaur Museum wishes you happy holidays!



viernes, 19 de diciembre de 2025

Hallan en Neuquén restos fósiles de una nueva especie de tortuga que aporta datos clave sobre la evolución de estos animales

El descubrimiento, realizado por un equipo de investigación del CONICET, permite ampliar el conocimiento sobre la diversidad de tortugas prehistóricas en Sudamérica.

Ignacio Maniel y Mariana Sarda, investigadores del CONICET en el IDEVEA,
junto al holotipo de Elkanemys caelestis. Gentileza investigadores.
Un equipo de investigación del CONICET describió una nueva especie de tortuga de agua dulce que vivió en el norte de la Patagonia durante el Cretácico Superior (aproximadamente hace 90 Ma). Se trata de Elkanemys caelestis, una especie del grupo de los Pelomedusoides, identificada a partir de dos especímenes fósiles hallados en la Formación Portezuelo, cerca del Lago Barreales, en la provincia de Neuquén. El estudio fue publicado en Journal of Systematic Palaeontology. 

La nueva especie fue descrita a partir de dos ejemplares que conservan el caparazón y el plastrón (parte ventral) articulados, uno de ellos con un cráneo excepcionalmente bien preservado. Los restos fueron encontrados en 2022 por Juan Eduardo Mansilla, técnico y guía turístico del Parque Geo-Paleontológico, Proyecto Dino.

Reconstrucción de Elkanemys caelestis, por Tomás Jara. Gentileza investigadores.

“Elkanemys caelestis fue asignada al género Elkanemys, nombrado por la especie Elkanemys pritchardi. Tiene suficientes similitudes con E. pritchardi como para ubicarla en el mismo grupo. Sin embargo, presenta diferencias notables: escudos vertebrales mucho más anchos y es de una edad geológica posterior. Además, esta especie presenta un cráneo, el primero para este género, lo que nos aporta información innovadora”, indica Mariana Sarda, becaria doctoral del CONICET en el Instituto de Evolución, Ecología Histórica y Ambiente (IDEVEA, CONICET-UTN) y una de las autoras del estudio.

El análisis morfológico del cráneo permitió ubicar a la nueva especie dentro del grupo Podocnemidoidae, y diferenciarla de otros linajes de tortugas. “Cuando comparamos este cráneo con el de otros Pelomedusoides sudamericanos (tortugas de cuello lateral), notamos características importantes. Los análisis evolutivos sólo hechos con el postcráneo de E. pritchardi lo ubicaban como un Bothremydidae Cearachelyini. Pero, gracias al cráneo completo, observamos que los contactos entre los huesos craneales difieren de todos los Bothremydidae, y vimos características que relacionan a Elkanemys con tortugas de la Cuenca Bauru de Brasil, como la escotadura anteroventral del jugal que pasa el márgen ventral de la órbita”, explica la científica.

Mariana Sarda junto a ejemplares referidos a Elkanemys caelestis.
Gentileza investigadores.
Uno de los ejemplares descritos en el estudio presenta características inusuales en su caparazón, como huesos periféricos y escudos marginales adicionales, y un pequeño hueso subtriangular en la mandíbula. “Entendemos que estas características son una anomalía frecuente, ya que los caparazones parecen ser bastante maleables en su desarrollo”, señala la investigadora.

Con esta nueva especie, ya son cuatro las especies de tortugas pleurodiras conocidas para la Formación Portezuelo. “El hallazgo de Baalemys mansillai, y ahora el de Elkanemys caelestis, aportan significativamente al conocimiento de la diversidad de tortugas de agua dulce cretácicas. En cuanto al grupo de los Pelomedusoides, esta última es la tercera especie nombrada, y posee el cráneo más completo hallado hasta el momento, además de la asociación cráneo y postcráneo, lo que abre muchas puertas para entender al clado”, concluye Sarda.

Referencia bibliográfica:

Mariana Sarda & Ignacio J. Maniel (2025) A new species of Elkanemys (Pleurodira: Pelomedusoides) from the Portezuelo Formation (Turonian–Coniacian) of Patagonia, Argentina, Journal of Systematic Palaeontology, 23:1, 2572329, DOI: 10.1080/14772019.2025.2572329

jueves, 18 de diciembre de 2025

Hallado en el Parque Nacional del Stelvio el mayor yacimiento de huellas de dinosaurios de los Alpes: un paisaje intacto del Triásico Superior que reescribirá la paleontología europea

Descubierta en el Parque Nacional del Stelvio una "autopista" triásica de dinosaurios: un yacimiento de miles de huellas redefine la paleontología alpina a las puertas de los Juegos Olímpicos.

La denominada «capa 0», que aflora en las altas paredes de las Cime di Plator.
Solo aquí se cuentan unas dos mil huellas fósiles, en su mayoría atribuibles a
dinosaurios prosaurópodos. Crédito: Elio Della Ferrera, Arch.
PaleoStelvio (PNS, MSNM, SABAP CO-LC)
Una extensión de varios kilómetros de paredes dolomíticas casi verticales en el Parque Nacional del Stelvio, conserva el rastro de un suceso biológico de una escala sin precedentes en la región alpina: miles de huellas de dinosaurios, formadas por manadas de grandes herbívoros hace aproximadamente 210 millones de años, han sido identificadas en la remota Valle di Fraele, entre Livigno y Bormio, localidades que acogerán competiciones de los próximos Juegos Olímpicos y Paralímpicos Milán-Cortina 2026.

La noticia, hecha pública este lunes 16 de diciembre de 2025 en una conferencia de prensa en Palazzo Lombardia, revela la existencia del sitio de icnitas más extenso de los Alpes y uno de los depósitos de huellas fósiles del Triásico más ricos a nivel global, un lugar que nunca antes había sido señalado ni estudiado y que, por su magnitud y complejidad, ocupará a geólogos y paleontólogos durante décadas.

El hallazgo se originó el domingo 14 de septiembre de 2025, cuando el fotógrafo naturalista Elio Della Ferrera, durante una excursión para fotografiar fauna, observó con sus prismáticos una serie de depresiones alineadas en estratos casi verticales de dolomía. Intrigado, ascendió por un pendiente escarpado hasta la base del afloramiento y confirmó su sospecha inicial: cientos de huellas fósiles, algunas de hasta cuarenta centímetros de diámetro y con claras impresiones de dedos y garras, cubrían la roca.

El complejo de cumbres Plator-Doscopa visto desde la orilla norte de los lagos de Cancano, situados a 1960 metros de altitud. Los afloramientos con huellas de dinosaurios, nunca vistos hasta ahora, se distribuyen a lo largo de siete crestas a altitudes comprendidas entre los 2400 y los 2800 metros, a lo largo de casi cinco kilómetros. Por eso se habla de la «valle de los dinosaurios». Crédito: Cristiano Dal Sasso, Arch. PaleoStelvio (PNS; MSNM; SABAP CO-LC)

Al día siguiente, contactó al paleontólogo Cristiano Dal Sasso del Museo di Storia Naturale di Milano, quien, tras recibir las primeras imágenes, certificó el carácter dinosauriano de las improntas. La cadena de custodia se activó de inmediato; esa misma jornada se alertó a la Soprintendenza Archeologia, belle arti e paesaggio per le province di Como, Lecco, Sondrio e Varese, que a su vez informó a la Dirección del Parque Nacional del Stelvio, en cuyo territorio se encuentra el yacimiento.

Para una primera evaluación, la Soprintendenza constituyó un grupo de trabajo que, además del Museo de Milán y del Parque, integró al icnólogo Fabio Massimo Petti del MUSE de Trento y al geólogo Fabrizio Berra del Departamento de Scienze della Terra «Ardito Desio» de la Universidad de Milán.

Un primer y breve reconocimiento in situ se realizó acompañado por el Nucleo Carabinieri “Parco dello Stelvio” de Valdidentro, encargado de la documentación fotográfica, videográfica y geo-paleontológica presentada. La ubicación exacta, dada su fragilidad, no ha sido divulgada; el área carece de senderos y su estudio exhaustivo requerirá el empleo sistemático de drones y tecnologías de teledetección.

Las huellas mejor conservadas muestran claramente los largos talones, los dedos y las marcas de las garras, a pesar de haber estado expuestas durante miles de años a la nieve y el hielo, incluso durante las últimas glaciaciones. Crédito: Elio Della Ferrera, Arch. PaleoStelvio (PNS, MSNM, SABAP CO-LC)

El escenario triásico y sus protagonistas

Los análisis geológicos sitúan las huellas en la Dolomia Principale (también llamada Dolomia del Cristallo en la zona), una formación del Triásico Superior que data del Norico, un período comprendido entre 227 y 205 millones de años atrás. En esa era, la región era una vasta plataforma carbonatada de mar bajo, con extensas llanuras de marea tropical bañadas por el océano Tetis, donde los dinosauros dejaron sus huellas en fangos calcáreos. La posterior orogenia alpina deformó y elevó estos sedimentos miles de metros, inclinando los estratos hasta posiciones casi verticales.

La inmensa mayoría de las huellas, de forma alargada y producidas por animales bípedos, muestran marcas de hasta cuatro dedos. Donde los rastros están más aislados, se observan delante de las huellas de los pies otras más pequeñas y anchas correspondientes a las manos, indicando puntos donde los animales se detuvieron apoyando sus miembros delanteros.

Los expertos atribuyen estas pistas a dinosaurios prosaurópodos, herbívoros de cuello largo y cabeza pequeña, antecesores de los gigantescos sauropodos jurásicos. Plateosaurus engelhardti, cuyos esqueletos se han hallado en Suiza y Alemania y que podía alcanzar los diez metros de longitud, es el candidato más probable. En la nomenclatura icnológica, estas huellas se aproximan al icnogénero Pseudotetrasauropus, aunque futuras investigaciones podrían revelar una icnoespecie completamente nueva. No se descarta la presencia entre las trazas de otros reptiles, como arcosaurios similares a cocodrilos o dinosaurios carnívoros.

Se pueden ver huellas de decenas de metros de largo en diferentes superficies. En el yacimiento de Cime di Plator, las huellas fósiles están impresas con una profundidad evidente, lo que indica que los dinosaurios caminaban sobre lodos calcáreos muy plásticos debido a la abundante presencia de agua. Crédito: Elio Della Ferrera, Arch. PaleoStelvio (PNS, MSNM, SABAP CO-LC)

La importancia del yacimiento, bautizado extraoficialmente como Triassic Park por el presidente regional Attilio Fontana, se fundamenta en varios aspectos únicos. En primer lugar, constituye el primer registro de huellas dinosaurianas en Lombardía. En segundo, son las únicas descubiertas en el Dominio Austroalpino italiano, es decir, al norte de la importante falla de la Línea Insubrica, ofreciendo datos paleogeográficos excepcionales. Finalmente, confirma la explosión evolutiva de los sauropodomorfos en el Norico, ya que se estima que el 90% de las trazas pertenecen a este grupo.

Las cifras son abrumadoras. Estimaciones preliminares basadas en fotografía calculan varios miles de huellas individuales. Esta densidad extraordinaria, de hasta cuatro a seis huellas por metro cuadrado, se explica por tres factores convergentes: una altísima densidad original que sugiere el paso de manadas numerosas; una variedad dimensional que indica la convivencia de individuos de diferentes edades y tamaños; y una extensión espacial enorme.

Los afloramientos se distribuyen en al menos siete cordales diferentes, con decenas de estratos superpuestos, a lo largo de casi cinco kilómetros entre las Cime di Plator y Cime Doscopa, en la vertiente sur de los Laghi di Cancano. Se han identificado unos treinta puntos de afloramiento.

Este lugar estaba lleno de dinosaurios, es un inmenso patrimonio científico. Los rastros paralelos son pruebas evidentes de manadas en movimiento sincronizado, afirmó Cristiano Dal Sasso durante la presentación. Fabio Massimo Petti, icnólogo del MUSE, destacó la calidad de conservación: La plasticidad de esos finos fangos calcáreos ha permitido preservar detalles anatómicos realmente notables. Por su parte, el geólogo Fabrizio Berra subrayó la oportunidad única de estudiar, a través de los múltiples estratos superpuestos, la evolución temporal de los animales y su entorno, leyendo las páginas de un libro de piedra.

Las instituciones han enfatizado la necesidad de una triple vía de acción: protección, investigación y valorización. Beatrice Maria Bentivoglio-Ravasio, Superintendente de la provincia, anunció que los resultados de estas primeras indagaciones constituirán la base para un decreto de tutela que garantice la preservación del sitio. Franco Claretti, director del área lombarda del Parque, y Massimo Sertori, asesor regional, destacaron el valor añadido que este descubrimiento confiere al territorio del Stelvio.

El simbolismo temporal del hallazgo, a escasas semanas del inicio de los Juegos Olímpicos en la misma región, ha sido resaltado por múltiples autoridades. La colaboración formal entre la Soprintendenza, el Parque Nacional y las instituciones científicas garantizará el estudio meticuloso de este paisaje fosilizado, que promete reescribir capítulos fundamentales de la paleontología del Triásico europeo, mientras las montañas que albergarán a los atletas del mundo revelan, estratificado en su roca, el bullicioso trasiego de sus habitantes más antiguos.

FUENTES

Museo di Storia Naturale di Milano

labrujulaverde.com

miércoles, 17 de diciembre de 2025

Exposición de las obras del XVII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2025

El primer fin de semana de diciembre se inauguró la exposición que recoge las ilustraciones que se han presentado este año del XVII Concurso Internacional de Ilustraciones Científicas de Dinosaurios 2025, organizada conjuntamente por la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León y el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes. Éste es un certamen único en Europa que se convoca de manera regular (y de los pocos a nivel mundial); varios de sus participantes son profesionales de prestigio que colaboran con los paleontólogos que estudian dinosaurios. Las ilustraciones expuestas son de una gran calidad y reflejan aspectos diversos de la anatomía, comportamiento o los paleoambientes en los que vivían los dinosaurios. 

La exposición podrá verse en el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) hasta marzo de 2026.

Foto: Fundación Dinosaurios CyL.













Entre las obras hay diferentes estilos, desde piezas hiperrealistas, hasta obras con una visión más personal y artística. Los paleoilustradores desarrollan técnicas diversas y aplican distintos criterios estéticos para plasmar el conocimiento científico en imágenes no exentas de belleza. En algunas predomina el sentido descriptivo, mientras en otras se indaga en la conducta o en la biología de los dinosaurios. La calidad de estas obras está muy relacionada con el aumento de la información científica sobre los dinosaurios, de cómo eran y de los lugares donde vivían. 

Varios de los paleoartistas representados en esta exposición tienen un amplio currículo de premios y trabajos con instituciones científicas o publicaciones internacionales. 

Foto: Fundación Dinosaurios CyL.
La exposición cuenta con 24 obras en tamaño A3 y fijadas en cartón pluma. Tanto sus autores como sus nacionalidades son variadas: 18 autores, 6 países y 3 continentes, y demuestran la calidad, variedad y el cuidado en los trabajos presentados. 

El tema principal del concurso son las ilustraciones sobre dinosaurios, que pueden representar reconstrucciones de los animales en vida (locomoción, reproducción, alimentación, etc.), situaciones de conducta (caza, grupos familiares, manadas y otros), en su medio, de los fósiles originales y de los ecosistemas que ocuparon. Otros grupos de seres vivos ilustrados han sido tortugas, reptiles marinos y pterosaurios, además de documentarse la vegetación y los paisajes característicos del Mesozoico. 

La exposición puede visitarse de martes a viernes: de 10:00 a 14:00 h. y de 16:00 a 18:30 h. Sábados: de 10:00 a 14:00 h y de 16:30 a 19:00 h. Domingos y festivos de 10:00 a 14:00 h. 

Los miércoles la visita es gratuita. Recordamos, además que, para los Amigos de la Fundación para el Estudio de los Dinosaurios en Castilla y León la entrada es gratuita cualquier día año.

Una diferencia oculta entre dinosaurios y mamíferos obliga a replantear cómo eran los ecosistemas del pasado

El método de crianza difiere de manera significativa entre ambas especies, lo que da pie a que la ciencia tenga un nuevo prisma con el que estudiar la diversidad ecológica

Fósil de dinosaurio
Si existe un tiempo pasado sobre el que no cesan de surgir nuevas informaciones y datos que ponen de manifiesto detalles que pueden cambiar la visión que de ella existía hasta la fecha, esa es, sin duda la Era Secundaria, también conocida como “Era de los dinosaurios”.

Una especie de la que se producen constantes descubrimientos como el recientemente acontecido en Bolivia y sobre la que ahora una investigación llevada a cabo por Thomas R. Holtz Jr., profesor titular del Departamento de Geología de la Universidad de Maryland, marca distancias en la forma de criar a los ejemplares más jóvenes con respecto al modo en que lo hacen los mamíferos y las consecuencias que esa brecha en materia de crianza pudo tener en los ecosistemas del pasado.

El descubrimiento llevado a cabo por el geólogo estadounidense apunta concretamente a las implicaciones que pudo tener en materia de biodiversidad y ecosistemas la libertad que otorgaban los padres de dinosaurios jóvenes a sus crías en comparación con la tradicional crianza de los mamíferos.

Estos se ocupan de su descendencia hasta edades más avanzadas en lo que se ha dado por calificar como “madres helicóptero”, por el seguimiento cercano que hacen de sus crías especies como los elefantes, los tigres o los propios humanos, actuando así de manera más profunda sobre el ecosistema en que se movían.

De las 'madres helicóptero' a los 'hijos con llave'

Un modo de actuación que difiere radicalmente del de los dinosaurios, más tendentes a conceder libertad a sus crías en materia de exploración y que, a ojos del estudio científico llevado a cabo por Holtz, pudo transformar el mundo mesozoico.

La independencia temprana de las crías de dinosaurio suponía su posibilidad de trasladarse a nichos ecológicos diferentes a los explorados por sus padres, de ahí el cambio de ecosistemas que se podía dar con esa vena exploratoria que los dinosaurios adultos concedían a sus crías y el impacto que los hábitos de las crías jóvenes, propios y por tanto distintos de los de sus progenitores, tenían en cuanto le rodeaba.

Holtz expone esta idea en el artículo en el que publica su investigación en la Revista Italiana de Geociencias. Hasta ahora, se asumía que mamíferos y dinosaurios tenían comportamientos similares y, por ello, una diversidad ecológica comparable, ya que ambos fueron los animales terrestres dominantes en sus respectivas épocas. Sin embargo, el estudio plantea que esta visión debe revisarse: las diferencias en la forma de criar a sus crías habrían tenido un impacto directo en cómo se organizaban los ecosistemas y en el nivel real de diversidad biológica que existía entonces.

De ser así, Holtz también apunta al hecho de que la creencia habitual de que los mamíferos pueden alterar más ecosistemas por vivir en comunidades más diversas puede estar en entredicho con el aumento de comunidades que se produciría con esa diferencia de grupos entre dinosaurios adultos y menores: “Los científicos generalmente creen que los mamíferos actuales viven en comunidades más diversas porque tenemos más especies viviendo juntas. Pero si contamos a los dinosaurios jóvenes como especies funcionales separadas de sus progenitores y recalculamos las cifras, el número total de especies funcionales en estas comunidades de fósiles de dinosaurios es, en promedio, mayor que el que observamos en las comunidades de mamíferos”, refleja en su estudio el profesor de Geología de la Universidad de Maryland.

Por tanto, más que ver a los dinosaurios como simples equivalentes reptiles de los mamíferos, esta investigación destaca que las diferencias en crianza y desarrollo generaron ecosistemas a su alrededor más complejos y únicos de lo que se pensaba, cambiando así la visión científica tradicional del pasado.

larazon.es

DINOCESTA DE NAVIDAD 2025-2026 DEL MUSEO DE DINOSAURIOS

Ponemos en marcha, de nuevo, la DINOCESTA del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), todo un clásico ya para nuestro Museo en estas fechas navideñas que están al caer. 

Además de distintos productos de nuestra tienda, este año como novedad, también llevará el vino Demandasaurus, roble y crianza, que dicho sea de paso, se puede adquirir regularmente en la tienda del Museo de Dinosaurios.

Podrán participar todos aquellos que nos visiten desde el 5 de diciembre de 2025 hasta el 4 de enero de 2026.


























¡Os esperamos!

fundaciondinosaurioscyl.com

martes, 16 de diciembre de 2025

Descubren huellas de dinosaurios de hace 160 millones de años en el norte de Chile

En la Quebrada Huatacondo, Región de Tarapacá, se han registrado las huellas más antiguas y más pequeñas del lado occidental de Gondwana, cuando parte de los continentes todavía estaban unidos.

Reconstrucción paleoartística de la Quebrada Huatacondo durante el Jurásico
Superior. Ilustración de Nahuel Vásquez/Swiss Journal of Palaeontology.
Hace 160 millones de años, lo que hoy es el norte de Chile tenía un clima semiárido, pero aun así existían llanuras con humedales que aparecían y desaparecían con los ciclos de inundación y sequía. En esos lugares se reunían distintos animales, desde diminutas criaturas hasta gigantescos dinosaurios.

La reconstrucción de ese antiguo paisaje es posible hoy gracias al análisis de las huellas que los dinosaurios dejaron en la Quebrada Huatacondo, en la Región de Tarapacá. Se trata de los registros más antiguos encontrados en Chile hasta ahora, e incluyen además las huellas de dinosaurio más pequeñas conocidas en el lado occidental de lo que fue Gondwana, cuando varios continentes aún estaban unidos.

Las huellas más pequeñas y antiguas

Parte de las huellas fósiles en Quebrada Huatacondo. Crédito: Marko Yurac.


El descubrimiento, liderado por el paleontólogo Marko Yurac, encargado de la Unidad de Patrimonio Paleontológico del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), aporta nueva información sobre la historia de los dinosaurios en Sudamérica. El estudio documenta huellas de menos de 10 centímetros, correspondientes a pequeños terópodos —dinosaurios que caminaban sobre sus patas traseras— que habitaron la zona, junto a otros cuyos rastros superan los 50 cm.

“Tenemos cinco niveles con huellas; hay un par de decenas en algunos niveles, pero lo importante aquí, esencialmente, tiene que ver con la variedad de huellas. A pesar de ser pocas, nos muestra que había una variedad supergrande de este tipo de dinosaurios”, señala Yurac.

Si bien es difícil saber qué especie dejó cada huella —porque distintos dinosaurios podían dejar marcas parecidas según la forma de sus patas—, el estudio señala que las huellas más pequeñas, de entre 8 y 13 cm, probablemente fueron hechas por Carmelopodus, Grallator o Therangospodus, nombres que se usan para describir huellas típicas de terópodos ágiles y de tamaño reducido.

Entre las huellas fósiles descuebiertas en la Quebrada Huatacondo están las más 
pequeñas y antiguas del registro occidental de Gondwana. Crédito: Marlo Yurac.

Las huellas más grandes (más de 50 cm) coinciden con Kayentapus, asociado a terópodos de tamaño medio a grande, y otras con Megalosauripus, vinculado a dinosaurios más robustos y de gran tamaño.

En cambio, las huellas de dinosaurios de cuello largo (saurópodos) estaban tan mal preservadas que no fue posible identificar a qué tipo específico podrían pertenecer.

Las huellas de un humedal efímero

En la localidad de Huatacondo, la comunidad conoce desde hace años la existencia de las huellas; incluso se realizan tours turísticos hacia la zona. Sin embargo, hasta ahora no existía un estudio científico detallado. Este trabajo permitió identificar niveles que no habían sido analizados y que entregan información del Cretácico Superior e Inferior (entre 66 y 145 millones de años atrás).

Trabajo de campo en Quebrada Huatacondo. Crédito: Marko Yurac.
Las huellas —a diferencia de los huesos fósiles— no permiten identificar especies exactas, pero sí entregan pistas sobre el comportamiento de los animales que pasaron por allí. En este caso, la concentración de huellas sugiere que los dinosaurios acudían repetidamente a estos humedales efímeros en busca de la humedad superficial disponible.

Según explica Yurac, cuando las llanuras se llenaban de agua superficial, los animales se acercaban a beber. Sus patas quedaban marcadas en el suelo húmedo y, al volver a inundarse suavemente, las huellas quedaban cubiertas y pudieron preservarse hasta hoy.

“Las huellas dan información muy importante que los huesos no, y eso es fundamental. La información que nos entregan los esqueletos y los dientes es complementaria. Con las huellas puedo entender la velocidad, la altura de los dinosaurios, cómo se relacionaban con otros, porque son marcas de lo que hicieron en vida. Por eso podemos entender su comportamiento”, explica el paleontólogo.

“Hace 30 o 40 años permitieron entender que los dinosaurios no eran como iguanas gigantes que se movían lento, sino que eran superactivos”, agrega.

¿Por qué no hay huesos donde hay huellas?

Según explica Yurac, encontrar huesos fósiles en el mismo lugar donde hay huellas es raro porque ambos se forman en circunstancias distintas.

Las huellas se crean cuando un animal camina sobre barro o arena blanda, mientras que los huesos solo quedan cuando ese animal muere y casi nunca muere donde dejó sus pisadas. Además, las huellas se conservan cuando el suelo se endurece rápido, mientras que los huesos necesitan enterrarse pronto y en un ambiente estable para no descomponerse.

Referencias de la noticia

Artículo en Swiss Journal of Palaeontology. Upper Jurassic dinosaur tracks from the Majala Formation in the Huatacondo área (Tarapacá Basin, Chile): reappraisal of known localities and new tracksite discoveries.

meteored.cl

sábado, 13 de diciembre de 2025

Descubren fósiles lacustres del antiguo supercontinente Gondwana en el desierto de Atacama

El yacimiento, con esqueletos articulados y detalles anatómicos, ofrece una visión única de la vida hace más de 200 millones de años

Restos fósiles seleccionados recuperados en este estudio, que revelan tanto una
notable diversidad como una preservación excepcional. /
Crédito: Diego Volosky (Universidad de Jena).
Los hallazgos fósiles muestran una red alimentaria compleja y en gran parte preservada de un lago de agua dulce. Este descubrimiento ofrece una visión poco común de un paleoecosistema en el hemisferio sur.

Un equipo internacional de paleontólogos liderado por Diego Volosky, de la Universidad Friedrich Schiller de Jena, en Alemania, junto a un grupo de científicos de Chile, Alemania y Argentina, ha descubierto en Atacama, en el norte de Chile, un yacimiento fósil excepcional que preserva, con un detalle inusitado, la herencia biológica de un antiguo lago de agua dulce del Triásico.

La investigación, publicada en la revista Paleogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, posiciona a la región como un punto clave para el estudio de biotas continentales del hemisferio sur.

Amplia diversidad biológica

De acuerdo a una nota de prensa, los fósiles, recuperados de la Formación El Mono, documentan una sorprendente diversidad taxonómica: plantas ribereñas, insectos preservados de forma casi íntegra, crustáceos de agua dulce como ostrácodos, moluscos bivalvos, peces óseos y tiburones adaptados a ambientes continentales.

La coexistencia de estos organismos en los mismos estratos convierte al yacimiento en uno de los conjuntos triásicos continentales más completos identificados hasta ahora en el margen suroeste del supercontinente Gondwana, una gran masa de tierra que abarcó los territorios actuales de Sudamérica, África, Australia, la Antártida, India y Arabia. Existió hasta hace aproximadamente 270 millones de años, antes de fusionarse con otras regiones para formar Pangea.

Restos de plantas, insectos, peces y tiburones de agua dulce

El estado de conservación es llamativo: muchos ejemplares muestran esqueletos articulados, impresiones de tejidos blandos y detalles anatómicos vegetales preservados a la perfección.

Los autores atribuyen esas características a la sedimentación en capas muy finas y a zonas anóxicas (con escaso oxígeno) en el fondo del lago, que limitaron la acción de carroñeros y ralentizaron la descomposición, condiciones que facilitaron la preservación de organismos frágiles.

El depósito permite reconstruir una red trófica compleja y jerarquizada: productores primarios dominados por algas y plantas ribereñas; consumidores primarios y varios niveles de depredadores representados por peces y tiburones de agua dulce.

Además, la presencia de restos del paisaje terrestre inmediato facilita investigaciones sobre las interacciones entre la cuenca lacustre y su entorno, ofreciendo una visión holística del paleoecosistema.

El desierto de Atacama como ventana a la vida triásica

Los hallazgos indican que el norte de Chile puede entenderse como un registro fundamental para comprender la evolución y dispersión de comunidades continentales en el margen suroeste de Gondwana.

Referencia

A Late Triassic biota from a rift-lake system in southwestern Gondwana (Atacama Desert, Northern Chile). Diego Volosky et al. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology (2025). DOI: https://doi.org/10.1016/j.palaeo.2025.113328

También aporta datos para comparar patrones de recuperación biológica tras perturbaciones ambientales ocurridas durante el Triásico, y para evaluar cómo se reorganizaron las redes alimentarias en ambientes continentales antiguos.

En resumen, los hallazgos muestran que el desierto de Atacama custodia un registro fósil de enorme valor: una red alimentaria lacustre preservada casi por completo, que ofrece una rara fotografía de la vida en Gondwana hace más de doscientos millones de años, y que promete aportar nuevas claves sobre la ecología de los ecosistemas triásicos del hemisferio sur.

levante-emv.com

jueves, 11 de diciembre de 2025

Dinosaurios de cuello largo erguidos sobre dos patas

Hace 66 millones de años, dos géneros de dinosaurios cuadrúpedos de cuello largo tenían una ventaja sobre otros saurópodos: podían mantenerse fácilmente erguidos sobre las dos patas traseras y durante más tiempo. Gracias a ello, podían espantar a potenciales depredadores o alimentarse de las hojas situadas en lo alto de los árboles, por ejemplo.

Recreación artística de dos ejemplares de Neuquensaurus erguidos sobre sus patas
traseras para alcanzar la copa de un árbol. (Ilustración: Guilherme Gehr)

El brasileño Uberabatitan y el argentino Neuquensaurus tenían un tamaño comparable al de un elefante actual y eran considerados pequeños dentro del grupo, aunque se estima que los adultos de Uberabatitan podían alcanzar hasta 26 metros de longitud, lo que los convierte en los dinosaurios más grandes de Brasil. Precisamente por su tamaño, estos saurópodos solo podían permanecer erguidos por más tiempo cuando eran jóvenes.

Esa es la conclusión de un estudio a cargo de un equipo internacional encabezado por Julian Silva Júnior, investigador de posdoctorado en la Universidad Estatal Paulista (UNESP), en Ilha Solteira, y que ha contado con el respaldo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de Sao Paulo (FAPESP), en Brasil ambas instituciones. 

Los autores del estudio utilizaron una técnica computacional empleada en ingeniería con el objetivo de estimar el estrés en el fémur causado por la gravedad y el peso de los saurópodos al apoyarse sobre las patas traseras.

“Saurópodos más pequeños como estos tenían una estructura ósea y muscular que les permitía mantenerse sobre las dos patas traseras con mayor facilidad y por más tiempo. Los de mayor tamaño probablemente también podían hacerlo, pero solo por períodos breves y con menos comodidad, ya que la posición generaba un estrés muy alto en el fémur”, resume Julian Silva Júnior.

Los investigadores reconstruyeron digitalmente los fémures de siete saurópodos que representaban diferentes linajes evolutivos, tamaños y características anatómicas peculiares del grupo. Los modelos digitales se basaron en fósiles pertenecientes a colecciones de museos de historia natural en distintas partes del mundo.

Las simulaciones se realizaron utilizando el análisis de elementos finitos, una técnica computacional empleada para simular el comportamiento de materiales bajo condiciones de fuerza o calor, comúnmente usado, por ejemplo, en el diseño de puentes.

“Con esta técnica hicimos dos simulaciones. Una consideró el escenario extrínseco, simulando la fuerza que actúa de fuera hacia adentro: la gravedad y el propio peso del animal sobre el fémur cuando el dinosaurio se apoyaba en las patas traseras. En la otra, analizamos el escenario intrínseco, la fuerza que los músculos ejercerían sobre el fémur”, explica Silva Júnior.

La combinación de ambos escenarios permitió estimar el posible nivel de estrés mecánico soportado por cada especie. En general, los dos saurópodos sudamericanos mostraron los niveles más bajos de estrés en sus fémures: un ejemplar joven de Uberabatitan ribeiroi, nombrado en honor al municipio brasileño de Uberaba —donde fue hallado y, casualmente, ciudad natal de Silva Júnior—, y el Neuquensaurus australis, encontrado cerca del río Neuquén, en Argentina. Ambos datan del Cretácico Superior, hace unos 66 millones de años.

“Tenían fémures más robustos y podían disipar mejor el estrés. Los ejemplares mayores poseían músculos enormes y fémures gigantescos, pero aun así no lo suficientemente resistentes para soportar todo el peso. Eso no significa que no pudieran ponerse de pie, pero probablemente elegían con cuidado el momento de hacerlo, ya que debía ser una postura bastante incómoda”, explica el paleontólogo. Añade que, a diferencia del ejemplar joven analizado en el estudio, los individuos adultos de Uberabatitan probablemente tenían las mismas dificultades que otras especies gigantes para mantenerse sobre las patas traseras.

Esta posición habría sido útil para alimentarse, alcanzando las hojas situadas en las partes más altas de los árboles, ya que los saurópodos eran fitófagos. También podría haber servido en el apareamiento, permitiendo a los machos montar sobre las hembras o realizar exhibiciones para atraer pareja. Finalmente, podría haber sido una estrategia de defensa, al parecer más grandes frente a potenciales depredadores.

Los autores aclaran que en las simulaciones no se consideraron los cartílagos presentes en los huesos, las cuales podrían haber contribuido a disipar el estrés de manera eficiente. Tampoco se tuvo en cuenta el posible apoyo de la cola en una postura tripodal.

Aun así, dado que el cartílago no fue considerado en ninguno de los siete especímenes, se asume que habría tenido un papel similar en todos. “La herramienta que utilizamos es muy eficaz para realizar comparaciones, incluso si la respuesta no es exacta para cada caso. Al comparar representantes de diferentes linajes, obtenemos un retrato razonablemente fiel de cómo se comportaban estos animales hace millones de años”, explica el investigador.

El estudio se titula “Standing giants: a digital biomechanical model for bipedal postures in sauropod dinosaurs”. Y se ha publicado en la revista académica Palaeontology. (Fuente: FAPESP)

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Descubren en Patagonia las flores fósiles más antiguas de la región asociadas al dinosaurio más grande del mundo

Paleontólogos hallaron en Chubut (Patagonia, Argentina) diminutas flores fósiles en el mismo yacimiento donde se descubrió Patagotitan mayorum. Con 101 millones de años, constituyen uno de los registros de flores mejor datados de Gondwana y uno de los más antiguos del sur de Sudamérica. El estudio liderado por paleobotánicos del Museo Paleontológico Egidio Feruglio – CONICET, en colaboración con investigadores de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis y la Universidad de Cornell, fue publicado en la revista científica Cretaceous Research.

1) Reconstrucción ambiental realizada por Ema Antonena
El nombre elegido para la nueva especie: Patagoflora minima, es un juego de palabras que contrasta con Patagotitan mayorum. “Patagoflora” proviene de dos palabras, Patagonia y flor (del latín flos) mientras que “minima” alude a su diminuto tamaño, resaltando la diferencia abismal de dimensiones entre esta pequeña flor y el enorme saurópodo encontrado en el mismo yacimiento.

“Las flores miden menos de un centímetro de diámetro. Están bien preservadas y nos permiten observar detalles morfológicos típicos de las primeras plantas con flor. Se preservaron en un ambiente fluvio-lacustre, probablemente cerca de los márgenes de antiguos cuerpos de agua donde crecían estas plantas con flor, junto a helechos y coníferas”, explica Nunes (MEF-CONICET).

“El hallazgo fue completamente inesperado. En 2014, durante las excavaciones en la estancia La Flecha para recuperar más de 150 huesos de Patagotitan, comenzaron a aparecer también restos de plantas a pocos metros del sitio principal. “Registramos restos de maderas de coníferas, un pequeño fragmento de madera de angiosperma, además de numerosas impresiones y compresiones de hojas. Cuando analizamos las lajas con hojas en el laboratorio, nos dimos cuenta de que también había pequeñas florcitas””, relata Nunes.

2) Nueva especie: Patagoflora minima
Se trata de uno de los pocos casos en el mundo donde flores y dinosaurios aparecen preservados juntos. “Estos fósiles nos permiten reconstruir con mayor precisión el ambiente donde vivieron los dinosaurios más grandes que existieron. Aunque las coníferas eran el componente arbóreo dominante, las plantas con flor ya estaban diversificándose, y es probable que incluso hayan formado parte de la dieta de algunos herbívoros”, señala.

Las plantas con flor —que hoy dominan casi todos los ecosistemas terrestres y constituyen la base de nuestra alimentación— eran aún un grupo emergente cuando Patagoflora minima floreció en Patagonia. La mayor parte del registro fósil que documenta la radiación temprana de las angiospermas proviene del hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur los restos reproductivos (flores y frutos) son extremadamente escasos.

El hallazgo ayuda a completar ese vacío. “El registro fósil del Cretácico inferior de plantas con flores es fundamental para comprender su historia evolutiva temprana.” Explica Nunes. “Encontrar flores tan antiguas en Patagonia nos da una primera mirada sobre cómo se eran las primeras plantas con flor en esta parte del Hemisferio Sur”.

3) Yacimiento paleontológico (Chubut, Patagonia Argentina)
Aunque Patagoflora minima fue descrita a partir de varios especímenes, no se ha podido determinar cómo se veía la planta completa y a qué linaje dentro de las angiospermas pertenecía. Al respecto Nunes explica “Dado que las flores no se encuentran en conexión orgánica con los otros restos como hojas o ramitas, no podemos estar seguros sobre el hábito de esta planta, por ejemplo, si era herbácea, arbustiva o incluso una especie arbórea. En general se hipotetiza que las plantas con flor más antiguas serían de hábito herbáceo. En el yacimiento también encontramos restos de madera de angiospermas que sugieren que al menos algunas plantas con flor en estos ambientes de Patagonia habrían sido al menos arbustivas o incluso pequeños árboles”.

Para el equipo, el descubrimiento abre varias preguntas nuevas: ¿qué linajes de angiospermas habitaban Patagonia en el Cretácico inferior? ¿Cómo eran estas primeras plantas con flor? ¿Cuál era su rol en estos ambientes?

Los investigadores planean ampliar las campañas de campo en la región para buscar nuevas localidades y especímenes mejor preservados. “Cada flor que encontramos nos acerca un poco más a entender esa etapa clave de la historia de la vida, cuando las plantas con flor estaban comenzando a cambiar los paisajes del planeta”, finaliza.

El trabajo publicado en la revista científica Cretaceous Research fue realizado por Giovanni Nunes (CONICET-MEF), Ignacio Escapa (CONICET-MEF), Luis Miguel Sender (Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, Museo Aragonés de Paleontología, España) N. Rubén Cúneo (MEF) y Maria A. Gandolfo (Cornell University, Estados Unidos).

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martes, 9 de diciembre de 2025

Francia devuelve a Mongolia los fósiles de dinosaurios de 70 millones de años

Las aduanas francesas han incautado una gran colección de fósiles de dinosaurio exportados ilegalmente desde Mongolia, y los ejemplares serán devueltos en breve a su país de origen.

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Hallan plantas fósiles de 242 millones de años en Mendoza: un registro clave del Triásico Medio

El estudio brinda información clave para comprender las comunidades vegetales del Triásico Medio.

Hallan plantas fósiles de 242 millones de años en Mendoza: un registro clave
 del Triásico Medio.
Un equipo de investigación del CONICET analizó restos de plantas fósiles hallados en la subcuenca Santa Clara, al norte de Mendoza. El trabajo confirma que estas plantas pertenecen al Anisiano, un intervalo del Triásico Medio que abarca entre 247 y 242 millones de años. La formación geológica en la que fueron encontradas cuenta con una datación absoluta poco común para este período, lo que convierte al hallazgo en un aporte significativo, ya que las rocas del Triásico Medio con edades precisas son escasas tanto en Argentina como en otras regiones del mundo.

Tomás Pedernera, primer autor del artículo publicado en Review of Palaeobotany and Palynology, es investigador del CONICET en el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA, CONICET-UNCUYO-Gob. Mza) y forma parte del grupo de Paleobiología y Paleoecología. Allí estudia los restos fósiles de plantas que habitaron la Tierra en el pasado.

“Me enfoco en las asociaciones de plantas del Triásico desde un punto de vista sistemático, taxonómico y paleoecológico; es decir, determinar qué especies vivían en ese período y cómo eran sus relaciones entre sí y con el ambiente”. Pedernera explica que los paleoecosistemas se reconstruyeron a partir de las asociaciones fósiles de plantas, pero también considerando restos de otros organismos y toda la evidencia geológica y sedimentológica disponible.

En general, los ambientes lacustres (de lagos o sus orillas) tienen un gran potencial de preservación debido a sus características. “Hemos encontrado plantas de distintos grupos, tanto órganos vegetativos como reproductivos. Eran plantas comunes en el Triásico. Estudios previos de tipo palinológico -estudio de granos de polen y esporas- ya sugerían la presencia de vegetación en los márgenes de este paleolago”, señala el investigador, y agrega que la excelente preservación se relaciona con condiciones como fondos anóxicos (sin oxígeno disuelto) y una alta tasa de sedimentación asociada a los deltas, lo que favorece que los restos queden rápidamente cubiertos.

Cecilia Benavente, investigadora del CONICET en el IANIGLA, y otra de las científicas involucradas en el estudio, destaca: “Este registro es muy importante porque todas estas rocas triásicas corresponden al piso Anisiano, un intervalo clave a nivel global. Casi no existen ecosistemas terrestres preservados de ese momento en el mundo con dataciones precisas”.

La subcuenca Santa Clara, donde se produjo el hallazgo, se ubica en el departamento de Las Heras, en el límite entre Mendoza y San Juan, dentro de la precordillera. Forma parte de la Cuenca Cuyana, cuyo relleno está compuesto íntegramente por rocas del Triásico. En esta subcuenca, el Grupo El Peñasco incluye todas las unidades depositadas durante ese intervalo, organizadas desde las más antiguas a las más jóvenes en las Formaciones Cielo, Mollar, Montaña, Santa Clara Abajo y, en la cima, Santa Clara Arriba. Es en esta unidad superior donde se registró el material vegetal.

“Aquí en Mendoza contamos con uno de los pocos registros anisianos de ecosistemas terrestres del hemisferio sur. Durante ese tiempo se propuso un evento climático de humedad muy elevada, comprobado solo en rocas del hemisferio norte. Como aquí tenemos un ecosistema anisiano con restos de plantas, podemos evaluar si ese clima húmedo también ocurrió en el sur o si, por el contrario, no fue un evento global y las condiciones paleoclimáticas fueron distintas”, agrega Benavente. Por último, Pedernera subraya que este hallazgo también tiene un valor patrimonial: “Los restos fósiles son patrimonio protegido por ley. Conocer la historia de la vida en la Tierra nos ayuda a comprender cómo fueron los procesos evolutivos”.

Tomas Ezequiel Pedernera, Cecilia Andrea Benavente, Paleobotanical insights from the Santa Clara Arriba Formation (Anisian, Middle Triassic, Cuyana Basin, West Gondwana), Review of Palaeobotany and Palynology, Volume 344, 2026, 105449, ISSN 0034-6667,

https://doi.org/10.1016/j.revpalbo.2025.105449.

mendoza.conicet.gov.ar