Bienvenido Diez, segundo en la fila de la derecha, posa con el resto de integrantes de la expedición junto a un tronco fósil en Teruel.
S. PENELAS "¡Está lleno, está lleno!". Los gritos emocionados de un estudiante vigués se escuchan de fondo mientras el profesor Bienvenido Diez, a pie de yacimiento, explica a través de su móvil cómo está transcurriendo la experiencia compartida con sus alumnos en las tierras de Teruel y Burgos que hace millones de años habitaron los dinosaurios. "Estamos en un momento de plena efervescencia después de un parón. Siempre les digo que no venimos a buscar fósiles de museo, sino que todos aportan información sean pequeños, grandes bonitos o feos", comenta el paleobotánico.
Hace varios años que Diez puso en marcha esta iniciativa y, para este viaje, el número de solicitudes duplicaba el de plazas disponibles. Al final solo once estudiantes han podido participar en esta aventura en la que comparten trabajos y algunos ya planean futuras carreras inspirados por la trayectoria de los jóvenes investigadores que los acompañan: Raquel Sánchez, Uxue Villanueva, Raúl Sender y Borja Cascales.
El primer grupo, del que formaron parte siete alumnos de 1º y 2º de Biología, se desplazó la pasada semana a los yacimientos del valle del río Martín, en Teruel. Allí obtuvieron fósiles que podrán arrojar luz sobre el comienzo de la gran dispersión de las angiospermas –plantas con flor– durante el periodo superior del Cretácico Inferior: "Es la última revolución vegetal de la historia del planeta pues hasta ese momento dominaban las gimnospermas". También buscaron muestras de ceniza o maderas quemadas durante paleoincendios para investigar una posible relación con este cambio de paradigma.
Acabado el trabajo en el yacimiento, los estudiantes conocieron por primera vez el proceso que sigue en el laboratorio dentro del departamento de Paleontología de la Universidad de Zaragoza.
El segundo grupo, en el que están tres alumnos de Minas y uno de Biología, ya trabaja en los yacimientos de Salas de los Infantes, en Burgos, donde tendrán oportunidad de ver de cerca huellas de dinosaurios.
"En Galicia no hay fósiles de estas edades y esta oportunidad enriquece mucho a los estudiantes. Son muy comprometidos y voluntariosos y el ambiente de trabajo resulta fantástico. Es una experiencia satisfactoria para todos", resume el profesor Diez.
Noticia del Faro de Vigo
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