Becky Miller sampling sediment for genetic analyses at the
archaeological site of Trou Al'Wesse,
Belgium CREDIT: MAX PLANCK INSTITUTE FOR EVOLUTIONARY
ANTHROPOLOGY
VIA AFP
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Una novedosa técnica va a permitir a los paleontólogos
analizar el ADN sin huesos, sin necesidad de tener fósiles. Precisamente la escasez
de huesos es lo que dificulta el poder estudiar la evolución, por ejemplo.
Gracias a este descubrimiento se podrá analizar el ADN utilizando para ello
únicamente sedimentos, algo que va a revolucionar el mundo de la arqueología y
nos podría otorgar nuevos descubrimientos de gran importancia para la
humanidad.
ADN sin huesos
Conocer nuestro pasado, saber de dónde venimos y cómo fue el
mundo milenios o millones de años atrás, es una tarea que siempre ha interesado
al ser humano. El ADN es vital para conocer el pasado de nuestra especie, así
como otros seres vivos. Sin embargo los expertos siempre han tenido que contar
con restos fósiles, algo que puede pasar al olvido y poder analizar a través de
sedimentos.
Así lo recogen en el diario Telegraph. Lo normal es que los
yacimientos carezcan de restos óseos para poder analizarlos, por lo que con
esta nueva técnica se podrán analizar los restos de ADN que se conservan en los
sedimentos de los yacimientos arqueológicos.
“Las muestras neandertales, por ejemplo, son las mismas
desde hace una década. Todo eso limitaba nuestro trabajo cada vez más”, explica
Carles Lalueza-Fox, paleogenetista del Instituto de Biología Evolutiva.
“Esta técnica es barata y prácticamente inagotable, nos dará
la oportunidad de volver a analizar yacimientos donde no hay restos fósiles y
ver cosas que hasta ahora eran invisibles para nosotros como la diversidad de
una cueva y determinar qué humanos ocuparon un lugar a lo largo de miles de
años, analizando cada nivel y cada estrato del yacimiento”, añade Carles.
Técnica probada
La técnica ha sido ya probada en ocho yacimientos
arqueológicos donde se han estudiado sedimentos de restos de neandertales. En
total fueron 85 muestras de sedimentos que correspondían a la época del
Pleistoceno, donde las más antiguas datan de hace unos 550.000 años y las más
nuevas de unos 14.000.
Por ejemplo en Siberia, en la cueva de Denísova, se
documentaron la presencia de dos tipos de homínidos: los neandertales y los
denisovanos. Sin embargo ahora, al analizar los restos del suelo, ha permitido
determinar que ambos grupos alternaron el uso de esta cueva de Denísova.
“Están intercalados en estratos diferentes: en el nivel más
antiguo hay denisovanos, después encontramos restos neandertales, después
denisovanos, después neandertales otra vez y, por último, denisovanos”, cuenta
Lalueza-Fox.
El suelo está repleto de secuencias de ADN de organismos que
lo ocuparon, por lo que esta técnica abre una ventana importante a los
arqueológicos.
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