Un equipo de paleontólogos ha descubierto una nueva especie,
cuyo hocico tenía un alto grado de sensibilidad táctil
Nuevo tiranosaurio sofistica el 'look' y los sentidos de la
especie MADRID
EUROPA PRESS
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Los investigadores, liderados por Thomas Carr, experto en la evolución del T. rex, utilizaron fósiles para comparar el cráneo de la especie
con los de los cocodrilos, aves y algunos mamíferos, y descubrieron que los tiranosaurios
poseían una "compleja red sensorial" basada en un nervio craneal
(trigémino), que tiene funciones de sensibilidad y motricidad. Jayc Sedlmayr,
biólogo experto en anatomía evolutiva y coautor del trabajo, explica que ese
nervio se ha convertido, a lo largo de la evolución, en una especie de sexto
sentido en diversos vertebrados: funciona como un campo magnético para la
migración de las aves; un sistema que permite a los ornitorrincos identificar
el riesgo de predadores y a las serpientes a encontrar sus presas; ayuda a los
cocodrilos a identificar las diferentes vibraciones en el agua y convierte la
trompa de los elefantes en una especie de mano sensible.
"Lo mismo ocurrió con toda la cara de los
tiranosaurios", concluye Sedlmayr. Los científicos —que han publicado este jueves los resultados en la revista Nature— creen que, gracias a los órganos
sensoriales, esos animales cazaban con más precisión, pero también podían
frotar sus caras como parte importante del juego preliminar para la cópula. Las
hembras eran capaces de detectar el sitio con la mejor temperatura para poner
un nido y los adultos aprendían cómo manipular los huevos de manera segura.
Algunos de esos comportamientos se parecen al de los cocodrilos, según los
expertos, pero Sedlmayr también señala que hay similitudes con los humanos.
"De alguna manera, los componentes faciales del nervio trigémino de estos
dinosaurios reflejan los nuestros. Ese nervio nos permite sentir los músculos
faciales y afinar y coordinar las manifestaciones emocionales y sociales",
explica.
Los tiranosaurios han estado representados en los medios de
comunicación —desde galerías de museos hasta éxitos de taquilla de Hollywood— y
posiblemente se convirtieron en los dinosaurios más emblemáticos de la cultura
moderna. A Thomas Carr siempre le ha parecido irónico que no se hubiese
estudiado rigurosamente la apariencia de la cara de los animales que él define
como los "embajadores de la historia natural", a pesar de la
disponibilidad de fósiles bien conservados, datos publicados sobre sus
parientes vivos más cercanos (aves y cocodrilos) y métodos comparativos
modernos. "Es un tema que ha estado en mi cabeza desde hace años",
cuenta.
Para investigarlo, Carr y su equipo fueron más allá de la
paleontología y desarrollaron su estudio básicamente en el laboratorio, con la
disección de aves como dinosaurios vivos y cocodrilos como sus parientes vivos
más cercanos, y basado en las similitudes de los nervios faciales y las
arterias encontradas en cada especie. "Los avances tecnológicos en
datación radiométrica [procedimiento que determina la edad absoluta de un
fósil] son claves para responder a muchas cuestiones sobre la evolución de los
dinosaurios", sostiene Eric Roberts, profesor de Geociencia en la
Universidad James Cook, de Australia. Para él, el descubrimiento de una nueva
especie de tiranosaurio es "solo la punta del iceberg" de los
posibles hallazgos dentro de los próximos años.
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