HOMBRE GEOLÓGICO
Huella de Atila. Foto: C.A.S. |
Con esta nueva entrega viajaremos hasta una región ubicada al
sureste de la provincia de Burgos. Nuestro camino comenzará en la comarca de
Salas de los Infantes, una pequeña región en la que se encuentra el yacimiento
de Costalomo, uno de los enclaves de icnitas (huellas fósiles) de dinosaurio
más importantes de España. Forma de hecho parte de la candidatura de icnitas de
dinosaurio de la península ibérica a Patrimonio de la Humanidad por UNESCO
presentada en 2010, aunque aún no han sido declaradas como tal. Y aunque podría
formar parte del contexto geológico de Fósiles e Icnofósiles del Mesozoico continental, lo cierto es que no está incluido en él.
Imagen de las huellas fósiles en relieve del yacimiento de
Costalomo (obtenida de fundaciondinosaurioscyl.com)
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Además de este yacimiento la localidad de Salas de los
infantes cuenta con un museo arqueológico y paleontológico que iremos
descubriendo en próximas entradas, al igual que otros 3 yacimientos de icnitas
de gran importancia ubicados en las proximidades de esta comarca. Todos estos
lugares conforman la conocida como ruta Tierra de Dinosaurio, que permite
conectarlos entre sí al tiempo que ofrece a los visitantes un viaje increíble
por tierras burgalesas, permitiéndole vislumbrar una ventana al pasado a través
de la cual es posible conocer cómo era y quién vivía en esta región durante el
periodo Cretácico inferior, hace entre 120 y 140 millones de años (recordemos
la entrada El Mesozoico, cuando los reptiles dominaban la Tierra).
Imagen del mapa terrestre en el periodo Cretácico, momento
en el que la
península Ibérica era archipiélago de islas ubicadas entre Europa
y África
(agrega.juntadeandalucia.es)
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Además de su ubicación y su datación, estos cuatro
yacimientos comparten otras características en común: son yacimientos de
huellas fósiles de dinosaurios, declarados BIC (Bien de Interés Cultural) por
la Junta de Castilla y León; están vinculados a un mismo ecosistema
subtropical, compuesto de coníferas, helechos acuáticos y arbóreos (como
corroboran las plantas fósiles encontradas en algunos de estos yacimientos y
que hoy en día se pueden ver en el museo); y que todos presentan relación con
la presencia de cauces, llanuras fluviales de grandes ríos y lagos poco
profundos, que permitieron la formación de las huellas fósiles cuando los
dinosaurios caminaron por sus superficies embarradas.
Imagen ejemplo de un paisaje de un entorno acuático en el Cretácico (larazóndigital.es) |
El yacimiento de Costalomo comenzó a excavarse en 2003, ante
la existencia de unas 30 huellas de gran relevancia que se encontraban a la
intemperie. Tras este proceso fueron descubiertas un total de 239 icnitas
datadas del periodo Cretácico inferior, con unos 130 millones de años de
antigüedad, todas ellas formadas en lo que fueron las orillas del inmenso río
que surcaba la zona de Salas de los Infantes en aquel momento. Estas huellas
conforman distintos rastros (huellas correlativas pertenecientes a un mismo
dinosaurio) de una gran importancia y singularidad como a continuación veremos,
siendo por este motivo su declaración como BIC en 2005.
Imagen parcial de las huellas que componen el yacimiento de
Costalomo
(fundaciondinosaurioscyl.com)
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Los rastros descubiertos, tras haber sido minuciosamente
estudiados, se han ido clasificando y relacionando con diversas especies de
dinosaurios, un trabajo mucho más difícil de lo que parece. Una de estas
especies fue el iguanodón, un dinosaurio herbívoro que se movía en mandas y que
poseía la habilidad para caminar a dos o a cuatro patas. Estas huellas son una
de las más valiosas, ya que los rastros de este tipo no son muy comunes en el
resto del mundo. Además de sus huellas, en este yacimiento han sido hallados
restos prácticamente completos de los esqueletos de estos inmensos animales,
que actualmente se conservan en el Museo de Dinosaurios de Salas.
Reconstrucción de cómo podría ser un ejemplar de iguanodón,
realizada
por Andrés Serna.
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Otra de los tipos de huellas encontrados en el yacimiento de
Costalomo conforman dos rastros que se han relacionado con dinosaurios
saurópodos, que son los enormes herbívoros cuadrúpedos de cuello y cola largos.
Estas huellas tienen además la peculiaridad de estar en relieve, convirtiendo
este rastro en algo único en el mundo. Para corroborar que se trata de esta
clase de animales, en la comarca de Salas de los Infantes se han recuperado
diversos huesos de este tipo de dinosaurios, destacando en especial los restos
del espécimen recuperado en el yacimiento de El Oterillo por su inmenso tamaño.
Se trata de una escápula (hueso del hombro) que tiene una longitud de 1,68
metros, por lo que el dinosaurio pasó fácilmente de los 25 metros de longitud,
lo que le convierte en unos de los más grandes de Europa.
Imagen de la excavación en el Yacimiento del Oterrillo II de un ejemplar de Saurópodo (fundaciondinosaurioscyl.com). |
También han aparecido en el yacimiento de Costalomo una
serie de huellas de escasas dimensiones que han sido atribuidas a dinosaurios
carnívoros de pequeño tamaño. Esta es también la primera cita de este tipo de
huellas en Burgos y, de nuevo, son únicas debido a que otra vez lo que hemos
encontrado son el relieve sobre el estrato. Pero si hay unas huellas
importantes en el yacimiento de Costalomo estas son las que pertenecen a un
rastro formado por doce huellas tridáctilas de entre 65 y 75 cm, con dedos
largos y esbeltos acabados en garras. El espectacular rastro se ha relacionado
con un dinosaurio carnívoro de al menos 10 metros de longitud y 4 de altura. En
base a la distancia entre las huellas, se ha podido también saber que este
ejemplar se estaba moviendo muy lentamente, quizás acechando alguna presa, ya
que los pasos que encontramos en el rastro son muy cortos. La importancia de
estas huellas reside en dos factores, uno de ellos su perfecto estado de
conservación, que permite apreciar las potentes garras con las que estaban dotadas
las patas de este animal y, sobre todo, porque estas huellas se han preservado
como relieves sobre la roca, algo único en todo el mundo.
Imagen de las huellas tridáctila con la garra en relieve
sobre la roca
(fundaciondinosaurioscyl.com).
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El proceso de formación como podemos observar en el
siguiente esquema, cuenta con cinco fases: En primer lugar el dinosaurio pisa
sobre barro muy blando y plástico bajo el que hay una capa de arenas, hundiendo
su pie hasta contactar con la capa arenosa, después debido a la textura del
barro y a su forma de caminar, el dinosaurio no rompe su huella si no que la
retira hacia atrás dejando su molde en el barro, posteriormente, nuevas arenas
cubren y rellenan la huella, estas arenas una vez consoliden se soldarán con la
capa de arenas inferiores que sujetarán la huella, con el paso del tiempo esa
arena se transforma en roca y millones de años después la erosión y las
excavaciones paleontológicas sacan a la luz estas impresionantes huellas.
Imagen del esquema de formación de las huellas en relieve de
Costalomo
(fundaciondinosaurioscyl.com).
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Tras conocer el proceso de formación de este rastro, nos
podemos dar cuenta de que no son exactamente huellas sino más bien perfectas réplicas
del pie de los dinosaurios que las produjeron en 3D, algo único en el mundo,
aquí radica su importancia y su excepcionalidad.
Como habéis podido descubrir, el yacimiento paleontológico
de Costalomo es uno de los más importantes, no solo a nivel nacional sino
también a nivel mundial, debido a sus características únicas y a su estado de
conservación. Esto lo convierte en un destino geológico más que recomendable de
visitar, que unido al resto de yacimientos que conforman la Ruta Tierra de Dinosaurios,
los cuales iremos conociendo en próximas entradas, no dejarán a nadie
indiferente.
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