Científicos chinos han descubierto la evidencia más temprana
conocida de un insecto que imita un liquen como estrategia de supervivencia.
Una reconstrucción ecológica de una crisopa de 165 millones
de años que
imita un liquen que existió durante el mismo período de tiempo.
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XIAORAN ZUO (CC BY 4.0)
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El estudio, publicado en eLife, sugiere que la crisopa de
polilla jurásica Lichenipolystoechotes imitó al liquen fósil Daohugouthallus
para ayudar a ocultarse de los depredadores. Esta interacción data de hace 165
millones de años, lo que indica que el sistema de mimetismo de líquenes e
insectos (o 'mimesis') estaba bien establecido durante el período mesozoico
medio y proporcionó a las crisopas estrategias de supervivencia altamente
perfeccionadas.
Los animales a veces imitan a otros organismos o usan
camuflaje para engañar a los depredadores. Los líquenes, que consisten en un
hongo y un alga que viven en las proximidades, a veces tienen una apariencia
similar a una planta y en ocasiones son imitados por animales e insectos
modernos. Uno de los casos más conocidos de asociación entre líquenes e
insectos es cuando la polilla moteada adquirió una mutación que la volvió negra
durante la Revolución Industrial en Gran Bretaña, lo que permitió que la
polilla se mezclara con los troncos de los árboles y los líquenes oscurecidos
por el hollín.
"Dado que los modelos de líquenes están casi ausentes
en el registro fósil de la mimesis, todavía no está claro cuándo y cómo surgió
por primera vez la asociación de mimetismo entre los líquenes y los
insectos", explica el autor principal Hui Fang, estudiante de la Facultad
de Ciencias de la Vida y la Academia de Estudios Multidisciplinarios, Capital
Normal University, en Pekín. "La clave para responder a esta pregunta es
encontrar ejemplos tempranos de un insecto parecido a un liquen y un fósil de
liquen coexistente”.
Fang y su equipo descubrieron depósitos en la localidad de
Daohugou 1 de Mongolia Interior, en el noreste de China, que mostraban la
mimesis de liquen de 165 millones de años. Las muestras incluían dos especies
de crisopas que se asemejaban a un liquen coexistente del Jurásico Medio más
reciente.
Después de confirmar la aparición del liquen jurásico, el
equipo documentó esta relación mimética describiendo similitudes estructurales
y medidas detalladas de la crisopa y el liquen. Sus resultados sugieren que
cuando las crisopas descansan en un hábitat rico en líquenes, una combinación
casi perfecta de sus apariencias ayudaría a que los insectos se oculten de los
depredadores.
"Nuestros hallazgos indican que hace 165 millones de
años existía un microecosistema formado por líquenes e insectos en el noreste
de China", concluye el autor principal Yongjie Wang, profesor asociado de
la Facultad de Ciencias de la Vida y la Academia de Estudios
Multidisciplinarios de la Capital Normal University. "Esto se suma a
nuestra comprensión actual de las interacciones entre los insectos y su entorno
en la Era Mesozoica, e implica que hay muchas más relaciones interesantes de
insectos esperando ser descubiertas”.
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