La casi ausencia de procesos erosivos en la superficie lunar ayuda a conservar las pisadas que dejaron los astronautas, pero ¿hasta cuándo? ¿Quedarán como las de los dinosaurios en la Tierra? ¿Deberían ser patrimonio de la humanidad? Un equipo de investigadores argentinos reflexiona sobre estas cuestiones, además de recrear en 3D la icónica huella de Buzz Aldrin.
Cuando en 2019 se celebró el 50 aniversario de aquella
hazaña de la humanidad, científicos de la Universidad Nacional de Río Negro
(UNRN) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) de Argentina se fijaron precisamente en las primeras huellas que
dejaron los astronautas y se hicieron preguntas: ¿sobre qué sustrato han
quedado estampadas? ¿Tenían algo en especial para aquellos que las dejaron? ¿Se
conservarán para siempre?
Los rastros dejados por los humanos en la Luna hacen repensar el alcance fuera de la Tierra de la icnología, una disciplina que estudia las huellas, trazas o señales de actividad dejadas en sedimentos o rocas por los organismos vivos
Estas y otras cuestiones las han planteado en un estudio que
acaba de publicar la revista Earth Science Reviews, aunque el propio Neil
Armstrong ya ofreció algunas respuestas cuando pisó la Luna: “La superficie es
fina y polvorienta. Puedo levantarla con mi pie. Se adhiere en finas capas como
carbón en polvo a la suela y los laterales de mis botas. Me hundo solo una
fracción de pulgada, quizá un octavo (1 pulgada=2,54 cm), pero puedo ver las
huellas de mis botas y las marcas en las finas partículas de arena”.
Uno de los autores del trabajo, Ignacio Díaz Martínez,
geólogo español de la UNRN y CONICET, comenta: “Las primeras preguntas que nos
hicimos estaban muy ligadas a la ciencia a la que nos dedicamos los autores: la
icnología, que estudia los rastros, trazas o señales de actividad dejadas en el
sustrato (sedimentos o rocas) por los organismos vivos. Nosotros estudiamos
principalmente huellas de vertebrados, sobre todo dinosaurios y mamíferos, así
que el enfoque inicial de este trabajo lo planteamos de forma similar”.
Semejanzas icnológicas
En este contexto, y aunque el entorno lunar es muy diferente
al de la Tierra debido a la ausencia de atmósfera, campo magnético, agua,
materia orgánica y vida, los científicos encontraron tres analogías icnológicas
entre nuestro planeta y su satélite.
En primer lugar, las huellas en la superficie de la Luna
están sometidas a tasas de sedimentación muy lentas, similares a las que se
producen en los fondos abisales o en las cuevas, entre otros entornos
terrestres.
Por otra parte, las propiedades físicas y mecánicas permiten
comparar los procesos que conducen a la formación de trazas o rastros que
dejaron los animales en depósitos de cenizas volcánicas con aquellos que actúan
en el suelo y el regolito lunar.
Por último, también se han identificado similitudes
culturales entre las huellas impresas por los humanos en la Luna y las que
dejaron los miembros de expediciones comparables de la humanidad, como las
primeras que llegaron a la Antártida y al Polo Norte.
Las huellas e incluso todos los artefactos que hemos dejado en la Luna podrían ser una parte de la expresión del propio comportamiento del ser humano, reflexionan los autores
Pero más allá de estas similitudes, los investigadores se
dieron cuenta de que el estudio de las pisadas humanas en la superficie lunar
abría un campo que no habían imaginado, relacionado con la propia naturaleza
del Homo sapiens: “Siguiendo una línea de pensamiento más filosófica, ¿son las
huellas e incluso todos los artefactos que hemos dejado en la Luna una parte de
la expresión del propio comportamiento del ser humano?”, dice Díaz Martínez.
Los autores relacionan esa pregunta con el concepto del
fenotipo extendido propuesto por el etólogo y divulgador británico Richard
Dawkins, quien plantea que artefactos animales como los termiteros o las presas
de los castores son también expresiones fenotípicas de los genes en su entorno.
Los rastros y objetos que han dejado los astronautas en la Luna también se
podrían considerar como un fenotipo extendido de nuestra especie, aunque
localizado a 384.400 km de distancia.
Antropoceno, tecnofósiles y tecnotrazas
“Además, esta parte del trabajo también la relacionamos con
el Antropoceno (era geológica actual no oficial caracterizada por el impacto global
de las actividades humanas), y más concretamente con el Antropoceno fuera de la
Tierra”, destaca el geólogo español.
Charles Conrad, comandante del Apolo 12, junto al ‘lander’ Surveyor 3, un ejemplo de tecnofósil. / NASA, Alan L. Bean |
Por tanto, según los investigadores, tanto esas huellas humanas en la Luna, así como otras que se encuentran en otros cuerpos celestes o incluso en el espacio, pueden considerarse pruebas de la extensión del fenotipo del Homo sapiens y del Antropoceno más allá de la Tierra.
Patrimonio de la Humanidad fuera de la Tierra
Finalmente, buscando analogías entre el viaje a la Luna y
otros hitos de la humanidad como la llegada a los polos de la Tierra, los
autores abordan en su estudio si las zonas de aterrizaje de las misiones Apolo
deberían ser patrimonio de la humanidad.
Recientemente el Gobierno de EE UU ha aprobado una ley (One Small Step to Protect Human Heritage in Space Act) para proteger los lugares de
aterrizaje y artefactos que dejó la misión Apolo 11, exigiendo a las futuras
misiones a la Luna que los respeten.
El Gobierno de EE UU ha aprobado una ley para proteger los lugares de aterrizaje y artefactos de la misión Apolo 11, exigiendo a las futuras misiones a la Luna que los respeten
“Este hecho es relevante porque indirectamente EE UU se
‘adueña’ de este patrimonio”, apunta Díaz Martínez, que, junto a los otros
autores, deja abierta la cuestión, "aunque, como un aspecto novedoso,
hemos generado un modelo 3D fotogramétrico de la famosa huella de Buzz Aldrin
que se podría usar como una forma de salvaguardar ese patrimonio”.
Para elaborarlo se han utilizado tres fotos históricas que
tomó el propio Aldrin. Además, el modelo se puede descargar de forma gratuita y
usar para reproducir la huella del astronauta con una impresora 3D.
Aunque algunos rastros cercanos al módulo lunar se
difuminaron cuando la nave despegó, “la zona donde fotografió Aldrin su huella
no estaba muy cerca, por lo que estimo que no se borró, aunque no descarto que
el polvo levantado durante el despegue pudiera haberla tapado un poco”,
especula el geólogo.
Quizá en el futuro se pueda sobrevolar u observar de cerca
el escenario sin alterarlo para ver cómo siguen los tecnofósiles y las
tecnotrazas. Mientras tanto, en 2024 está previsto que una misión tripulada del
programa Artemisa llegue de nuevo a la Luna y, por primera vez, una mujer
pondrá el pie sobre su superficie.
Moon footprint by inaportu on Sketchfab
Referencia:
Ignacio Díaz-Martínez, Carlos Cónsole-Gonella, Paolo Citton
y Silvina de Valais. “Half a century after the first bootprint on the lunar
surface: the ichnological side of the Moon”. Earth-Science Reviews, 2021
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