El 13 de febrero de 2000 se descubrieron los primeros restos del Futalognkosaurus en cercanías de Barreales.
A comienzos del siglo XXI los trabajos de campo eran complicados
en apoyo logístico y el equipo que dirigía Calvo debió llevar adelante una
tarea faraónica para rescatar al dinosaurio de las entrañas de la roca. Durante
las excavaciones del 2000 se sabía que se trataba de un dinosaurio saurópodo
pero nada más; sin embargo, en el 2001 cuando se prosiguieron los trabajos, se
descubrió que este saurópodo era gigante.
Los trabajos necesitaron de ayuda y allí estuvo la Comunidad
Mapuche Paynemil colaborando con el sitio en el rescate de este gran cacique
hallado en su tierra, desde ese entonces, y en agradecimiento a su apoyo varios
dinosaurios llevan nombres en su lengua mapuche.
Como el dinosaurio era muy grande y no alcanzaban los fondos
ni equipamiento para un rescate adecuado durante todo el 2001 se intentó buscar
recursos en Nación y en el extranjero para rescatar al gigante de Lago
Barreales como se lo llamó en ese entonces.
No fue hasta febrero del 2002, que 22 estudiantes y
profesionales de Argentina, Brasil e Italia y el apoyo de Chevron S.A., la
Fundación Duke a través de United Way International, más fondos de proyectos de
investigación otorgados por la Agencia Nacional de Ciencia y Tecnología y la
Universidad Nacional del Comahue se pudo comenzar con la excavación. Ya pasaron
21 años de aquel día y hoy, 13 de febrero del 2021, el saurópodo
Futalognkosaurus Dukei está cumpliendo la mayoría de edad.
El dino
Futalognkosaurus en lengua mapuche significa “el gran jefe o
cacique de los dinosaurios”; más conocido como “El Futa”, es un dinosaurio que
llegó a medir en vida 30 metros, según la estimación de Gregory S. Paul.
Hasta ahora se ha rescatado el 80% del animal quedando
supuestamente aún la mayoría de la cola enterrada en el lugar. La cadera es la
más grande del mundo preservada con 2,55 metros de ancho y el fémur con casi 2
metros de largo también sorprende por sus dimensiones.
Esta especie de dinosaurio herbívoro de cuello y cola larga
que caminaba sobre sus cuatro robustas patas reinó hace 90 millones de años en
este lugar de ensueño, donde el bosque era espeso y convivió con muchas otras
especies de animales que también fueron descubiertas junto a este gran
dinosaurio.
De esta excavación que nació en el 2000 y con la cual se creó el Proyecto Dino en 2002 la provincia del Neuquén en el 2011 otorgó el uso de las tierras mediante el decreto provincial Nº 1456/11 (año 2.011) que establece: “ Se reserva a favor de la Universidad Nacional del Comahue, la tierra fiscal individualizada en parte de los lotes 1a y E3 (costa norte del lago Barreales) del departamento Confluencia, a fin de realizar la construcción de edificios destinados a centros de investigación, museo y alojamiento para el personal de la Universidad y de otras Universidades.
Los años han pasado y el grupo de trabajo hoy bastante reducido por falta de fondos siguió con el trabajo de mostrar la paleontología de dinosaurios al turista desde otra mirada. Finalmente, Por resolución del rectorado de la UNCo 1175/19, establece que el Parque Paleontológico Lago Barreales despliega un carácter multifacético de sus potencialidades atentos a sus riquezas geológicas y paleontológicas y su aprovechamiento turístico, recreativo, histórico, arqueológico y cultural; así como también su aprovechamiento como Escuela de Geociencias.
Desde sus inicios el lugar recibió turistas nacionales e
internacionales como así también profesionales para el estudio de la colección
científica que está en el repositorio del Museo de Geología y Paleontología en
el Parque Geopaleontológico…
“El saurópodo Futalognko”: el gran Jefe
Hace 90 millones de años, un gigantesco pterosaurio (reptil
volador) de seis metros de envergadura surca los cielos del oeste de la
Patagonia. Desde ahí observa a decenas de kilómetros todo el escenario del
Cretácico Superior. Puede ver en la llanura a ríos que se mueven de manera
zigzagueante entre una exuberante vegetación. El amplio valle limitado al oeste
por sierras de baja altura son lo que a posterior sería la cordillera de los
Andes. El pterosaurio es testigo de persecuciones, embestidas, nacimientos y
muerte; el observa dinosaurios carnívoros, cocodrilos, tortugas, pequeños
herbívoros entre otros que caminan por doquier, pero hay algo que se ve más
allá del horizonte. Entre estos protagonistas, se destaca uno de los más
grandes herbívoros que existen en la faz de la tierra, el “Futalognko”. Un
descomunal dinosaurio saurópodo de unos 30 metros de largo que se mueve a paso
lento pero firme en busca de hojas frescas de angiospermas, quizás antepasados
de los actuales robles y sauces, que puedan saciar su apetito. Evidentemente,
una rica y abundante vegetación existió en esos tiempos para cubrir las
necesidades alimenticias de estas bestias que pesaban alrededor de 40
toneladas.
Contacto: proyectodino@yahoo.com.ar – Te: 299-6741597
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