En las últimas horas fue publicado un nuevo dinosaurio
carnívoro argentino que permitiría comprender mejor la historia de los
abelisáuridos, grupo de depredadores que dominaron los continentes australes.
Este descubrimiento amplía el conocimiento de las faunas prehistóricas de la
Patagonia e incrementan el patrimonio paleontológico de la Provincia.
En este sentido, el secretario de Estado de Cultura, Ariel
Avalos, celebró el hallazgo y resaltó que “desde la creación de la
Subsecretaría de Patrimonio se pudo organizar a nivel provincial que todos los
hallazgos, que son patrimonio de los rionegrinos, deben ser depositados en
alguno de los Museos provinciales”.
“Este nuevo hallazgo particularmente estará en exhibición en
el Museo Patagónico de Ciencias Naturales, una vez finalizada la investigación
por parte de los paleontólogos”, señaló Ávalos.
El nuevo dinosaurio
El nombre Niebla antiqua hace referencia a la niebla densa
que cubría el paisaje durante la extracción del ejemplar, y a la gran
antigüedad de los restos fósiles.
El esqueleto de Niebla consta de parte del cráneo, cintura
escapular, costillas y vértebras. Con todas estas piezas, los paleontólogos
supieron que no solo se encontraban ante una especie desconocida, sino que,
además, pertenecía a la familia de los abelisáuridos, un grupo de dinosaurios
depredadores ampliamente distribuidos en el hemisferio sur.
A partir del estudio anatómico realizado se sabe que Niebla tenía una longitud corporal de aproximadamente 4,5 metros y que su cabeza no poseía cuernos, como sus parientes de mayor tamaño, sino más bien una serie de pequeños tubérculos sobre sus órbitas. Al igual que sus parientes, el Niebla habría tenido brazos muy cortos y reducidos, cuyas funciones desconocemos. De hecho, es posible que apenas sobresalieran del cuerpo formando dos pequeños muñones.
Por su parte, el estudio realizado por el paleontólogo
Mauricio Cerroni, becario del Conicet y miembro del LACEV, permitió reconstruir
el cerebro de este dinosaurio. Esto reveló que Niebla tenía un particular
sentido de la vista y olfato, clave a la hora de capturar sus presas.
Finalmente, el análisis histológico de los huesos del
animal, llevado a cabo por el licenciado Jordi García Marca, becario del
Conicet, permite concluir que el ejemplar descubierto era un adulto y que su
longitud habría sido la máxima que este animal alcanzaba, lo que refuerza las
diferencias entre Niebla y otros miembros de la familia abelisauridae que, como
Abelisaurus y Carnotaurus.
Un pequeño entre los gigantes
El tamaño de Niebla (4,5 metros) es uno de sus aspectos más
llamativos de su anatomía debido a que esta especie es mucho más pequeña que
sus parientes cercanos, entre los que destacan Carnotaurus de casi 8 metros o
Abelisaurus con más de 7 metros de largo. El hallazgo de Niebla demuestra que
entre los abelisaurios existían especies de menor tamaño que convivían con
aquellos más grandes. Esto revela un panorama más complejo acerca de la
evolución de los dinosaurios carnívoros de Patagonia, indicando que no hubo una
tendencia uniforme al incremento del tamaño corporal, sino que entre estos
dinosaurios evolucionaron algunos de “caza mayor” en tanto otros, como Niebla,
capturaban presas de menor tamaño. Esto era posible en parte a que, durante
esta época, también podíamos observar una gran diversidad de dinosaurios
herbívoros como los saltasaurios, colososaurios, aeolosaurios o los ornitópodos
de cuello corto.
La reconstrucción de Niebla fue realizada por el
paleontólogo Sebastián Rozadilla.
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