Empezaron en la década de 1920, pero eran destinadas más a los laboratorios y menos al trabajo de exploración y excavación. Cuáles fueron los obstáculos que superaron
Por Valeria Román
Mathilde Dolgopol de Sáez fue la primera paleontóloga en la Argentina y en Sudamérica/Familia Sáez |
La paleontología de América Latina hoy se destaca en el mundo. En su historia, también participaron científicas y ahora se están visibilizando más sus aportes y sus luchas desde principios del siglo pasado.
Se abrieron camino a pesar de las dificultades. Frecuentemente sus tesis de licenciatura o doctorado no eran publicadas como pasaba con los varones, no les daban becas para investigar si tenían hijos o les limitaban las oportunidades para ir a explorar y hacer excavaciones en el terreno. Fueron distintos obstáculos que interfirieron en que las científicas pudieran encontrar restos de los dinosaurios en la misma época en que sí lo hacían sus pares varones.
Dolgopol de Sáez trabajó en la Universidad Nacional de La Plata/ Crédito Libro Mujeres de las piedras |
Su tesis doctoral se encuentra extraviada. Pero las científicas Ariana Paulina Carabajal y Julia Brenda Desojo se ocuparon de reconstruir la historia de Dolgopol de Sáez en un artículo publicado por el Museo de La Plata. Encontraron que la investigadora Dolgopol de Sáez dejó especificado el tema de su tesis en una nota al pie de página de un artículo que fue catalogado como “folleto” publicado en los Anales de la Sociedad Científica Argentina el mismo año de la defensa doctoral.
Dolgopol de Sáez fue una de las fundadoras de Asociación Paleontológica Argentina/Revista Museo UNLP |
“Mathilde estudiaba los fósiles en el laboratorio. No iba al
campo. En aquella época no estaba bien visto ir a hacer un trabajo de campo.
Era una persona muy querida. Daba charlas de divulgación y participaba
activamente en promover la disciplina hace más de 80 años”, contó a Infobae la
doctora Julia Brenda Desojo, presidenta actual de la Asociación.
“Los cambios de la paleontología fueron de la mano de los
cambios sociales. Recién en la década de 1980 empieza a haber más mujeres que a
su vez forma más recursos humanos”, agregó.
Al cumplirse el año de la muerte de Dolgopol de Sáez, una amiga y colega Dolores López Aranguren reconoció su impronta: “Ninguno de nosotros recorrió su camino sin tu participación hermana, sin tu voz alentadora y tu opinión verdadera en el momento oportuno”, escribió.
Rosalvina Rivera fue paleontóloga y geóloga en Perú/ Libro Mujeres de las Piedras (F. Castaño -S. Apesteguía) |
Rivera hizo una tesis sobre los fósiles de la región de
Puente Inga, cerca de Lima. Siguió trabajando en amonites (eran moluscos que
están extintos ahora), y unas algas que sirven como indicadores de los
ambientes del pasado. Mientras completaba su doctorado, obtuvo una beca en los
Estados Unidos para estudiar moluscos fósiles en Washington y luego fue becada
en la Universidad de Stanford en 1961.
Trabajó más de una década en el ex Instituto Geológico del Perú (luego Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Minero) y en la Compañía Cerro de Pasco Petroleum Corporation. Fue docente en la Universidad de Ingeniería de Perú hasta su jubilación en 1974. Creó allí el Museo de Paleontología, una mapoteca y biblioteca.
Gloria Alencáster Ybarra fue la primera paleontóloga, docente e investigadora en México/ |
Leila Duarte Da Silva Santos fue paleobotánica de Brasil.
Formó parte del primer comité Organizador de la Asociación Latinoamericana de
Paleobotánica y Palinología (ALPP), junto a otros pioneros en el continente,
como Jaime Gaxiola, de México, y Sergio Archangelsky.
Gloria Arratia -nacida en 1942- ha sido una pionera en Chile. Se ha especializado en fósiles de peces. |
Se ocupó de investigar la historia evolutiva de los antepasados de peces como los salmones, los atunes o las carpas. Durante la década de 1970 descubrió especies desconocidas de peces y detectó que algunas poblaciones estaban en riesgo de extinguirse.
“Sabemos que hubo muchas más mujeres a principios del siglo
XX que intentaron trabajar en paleontología. Pero si tenían hijos, les
resultaba difícil conseguir becas de investigación y por eso no publicaron
muchos papers. Algunas incluso dejaban y volvían más tarde. Eso empieza a
cambiar bastante después en la década de 1960. Una madre que dejaba a sus hijos
muy chicos para desarrollar su carrera para buscar fósiles siempre recibió una
mirada muy crítica de la sociedad”, comentó Castaño, en diálogo con Infobae.
“Los grandes reptiles marinos han sido estudiado por
paleontólogas. Es cierto que los dinosaurios, que es un tema más popular han
sido investigados más por científicos”, señaló Apesteguía.
Zulma Brandoni de Gasparini fue una de las pioneras en la descripción de los dinosaurios en América Latina/Archivo |
“Los dinos no fueron mi especialidad pero he colaborado con dos grandes científicos, José Bonaparte y Leonardo Salgado, experto en los grandes titanosaurios”, contó Brandoni de Gasparini a Infobae.
“Como la paleontología fue una ciencia de hombres hubo muy
pocas mujeres que se dedicaron al estudio de fósiles. De esas pocas y durante
la primera mitad el siglo XX fueron principalmente argentinas de la Universidad
Nacional de La Plata, de la UBA, y del Museo Argentino de Ciencias Naturales
Bernardino Rivadavia. Luego se sumaron las que trabajaban en YPF y en Minería.
En esas pocas, la mayoría se dedicó al estudio de invertebrados, microfósiles y
polen que tenían directa aplicación al conocimiento de los ambientes y edades
del pasado y que se requería en las industria petrolera y minera”, recordó.
Brandoni de Gasparini describió el primer dinosaurio descubierto en la Antártida, pero nunca fue a la Antártida. Estaba prohibido para las mujeres/Archivo |
“A fines de 1960 sólo mi colega Ana Báez de la UBA y yo en
el Museo de La Plata estudiábamos vertebrados extintos. Con el tiempo la
participación de las mujeres aumentó significativamente en los trabajos de
campo y en la dirección de exploraciones en el país, en la Antártida y en el
exterior”, afirmó.
“Yo pude estudiar el primer dinosaurio descubierto en la
Antártida, pero nunca fui a la Antártida: estaba prohibido para las mujeres”,
dijo Brandoni de Gasparini. Al dinosaurio le pusieron Antarctopelta, que
significa “escudo antártico”.
Una especie de dinosaurio fue dedicada a la científica. Se llama Gasparinisaura cincosaltensis. Estaba en la localidad de Cinco Saltos, en la provincia de Río Negro (Fundación Azara) |
Gasparini desarrolló también una carrera docente en la
Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
Un grupo de colegas la homenajeó al ponerle su nombre a una especie de
dinosaurio que se identificó en Cinco Saltos, Río Negro. Se llama
Gasparinisaura cincosaltensis, que significa “reptil de Zulma Gasparini” de la
localidad de Cinco Saltos, en la provincia de Río Negro.
“Hay que destacar la generosidad y el don de gente que
siempre ha tenido Zulma hacia sus dirigidos, proponiendo excelentes temas de
trabajo y ofreciendo todas las posibilidades, desde materiales ya colectados
hasta cartas de recomendaciones y conexiones con otros investigadores, para que
los jóvenes becarios desarrollen sus tesis en un marco de total libertad”,
escribieron en una semblanza sus discípulos Marta Fernández y Marcelo de la
Fuente. “Dos generaciones de becarios y doctorandos atestiguan su legado”,
agregaron.
También en 1986 otras dos mujeres, Olga Giménez y Graciela
Bochatey, participaron la descripción del dinosaurio Xenotarsosaurus junto con
el paleontólogo Ricardo Martínez. Los restos se encontraban en la provincia
argentina de Chubut.
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