OPINIÓN
Ricardo Gª Ureta
POR ESTAS TIERRAS de Castilla y de León llevan buscándose la
vida nuestros ancestros desde que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso. Los
primeros europeos dejaron su huella en Burgos, en los imprescindibles
yacimientos de la Sierra de Atapuerca y algunos miles de años después, sus
sucesores dejaron notables muestras del arte paleolítico ibérico en Siega Verde
en Salamanca. Mucho después, fueron los romanos los que modelaron el paisaje de
Las Médulas en León. Son los tres principales puntos arqueológicos de Castilla
y León, inscrito cada uno de ellos en la Lista de Patrimonio Mundial de la
Unesco. Pero los vestigios del pasado son numerosísimos en la comunidad. Se
podría decir que son incontables si no fuera porque existe un censo de
yacimientos arqueológicos catalogados por la Junta que supera los 23.200
emplazamientos de valor científico e histórico. Además, otros 502 yacimientos
son Bien de Interés Cultural. Como hacer planes es el deporte favorito de las
administraciones públicas, no falta un Plan de Investigación, Conservación y
Difusión en Materia de Arqueología que lleva en marcha desde 2018 y concluye el
año que viene. De cara al nuevo periodo a buen seguro que los avances en la
investigación de los científicos aportarán novedades en este plan para la mejor
protección y divulgación de estos yacimientos, que es su finalidad última. Pero
en el próximo plan, igual que en el actual, faltarán yacimientos y
descubrimientos de alcance mundial como son los relacionados con los
dinosaurios, sistemáticamente ignorados por la administración autonómica
mientras otras comunidades con menos y peores muestras arqueológicas levantan
museos y aulas de interpretación para captar al visitante interesado, que no
son pocos. Soria y, sobre todo Burgos, cuentan con numerosos sitios
arqueológicos visitables en los que se aprecian huellas de los grandes saurios,
las conocidas como icnitas, que apenas han sido puestos en valor. El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes, en Burgos, clama por una ampliación
para, no sólo exponer su colección de la que exhibe apenas una porción, sino
para labores de conservación de los fósiles que se extraen de la sierra de la
Demanda y que este verano han vuelto a dar ejemplos de su valor científico a
escala mundial. Cultura, la del plan para 23.200 yacimientos se lava las manos
y pasa la pelota a Medio Ambiente, a la que le ha caído el marrón de velar y
poner en valor de dinosaurios, yacimientos de segunda división a lo que se ve.
A la misma consejería que repuebla de truchas el río Nela, ordena el urbanismo,
coordina la protección civil y las policías locales, entre otras competencias,
le tocan los dinosaurios. Insólito. Y mientras en Asturias y Aragón hacen caja
con mucho menos patrimonio de este tipo.
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