jueves, 9 de marzo de 2017

Encuentran un dinosaurio con su última comida en las entrañas

El descubrimiento sugiere que el pequeño dinosaurio, perteneciente al período Jurásico en la Patagonia, devoró las semillas en vez de tomarse el tiempo necesario para masticarlas.

SALGADO ET AL., 2017
Un reciente descubrimiento del período Jurásico en la Patagonia muestra ahora la última comida de un dinosaurio, fosilizada en sus entrañas. El hallazgo corresponde a una nueva especie de dinosaurio, llamada Isaberrysaura mollensis, y proviene de uno de los principales grupos de dinosaurios llamados Ornithischia - los lagartos con forma de pájaro, (no el linaje de dinosaurios que llevó a las aves). El herbívoro de 5-6 metros de largo habitaba los deltas de la hoy provincia de Neuquén, en Argentina, en la primera parte del Jurásico.

El nuevo dinosaurio se parece un poco a un estegosauro temprano, pero el análisis extenso de su anatomía muestra su más estrechamente relacionado con los antepasados tempranos de dinosaurios tales como Iguanodon e Hypsilophodon. Lo más especial de este descubrimiento, sin embargo, es que parte de su última comida se conserva todavía después de 180 millones de años en el espacio donde antes estaba su tripa, un órgano que hace mucho tiempo ha desaparecido.

El nombre Isaberrysaura no tiene nada que ver con las bayas, pero es en honor de Isabel Valdivia Berry, que fue la primera en reportar el descubrimiento en 2009. Las semillas han sido permineralizadas, lo que significa que han sido reemplazadas por minerales duros que permitieron su preservación durante millones de años. Algunas de las semillas todavía estaban en gran parte completas, lo cual sugiere que el pequeño dinosaurio hambriento las devoró (¿es la primera vez que se "engulló" alguna vez en un papel de investigación de dinosaurio?), en lugar de tomarse el tiempo para masticarlas.

Estas semillas endurecidas probablemente habrían pasado a través de los tractos digestivos del dinosaurio, para ser 'expulsadas' como granos de semilla, lo que significa que aún habrían sido capaces de germinar. Los dientes de Isaberrysaura parecen haber sido bastante pobres en el procesamiento de alimentos, especialmente en comparación con sus primos hadrosauros posteriores y sus inmensas "baterías dentales" para moler la materia vegetal en el olvido, lo que ayuda a explicar por qué las semillas se conservan en tan buenas condiciones.

Los investigadores identificaron estas semillas como pertenecientes a un tipo antiguo de cícada, así como de otras plantas. Según la investigación, comentada en PLOS Blogs, esto es interesante, ya que muestra que algunos dinosaurios, al igual que los mamíferos modernos, podrían haber sido importantes para ayudar a dispersar las semillas de plantas a lo largo de los paisajes.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Mujeres que cambiaron la ciencia, aunque no te suenen sus nombres

Celebrando el Día Internacional de la Mujer queremos rendir tributo a esas mujeres que deberían estar en los libros de texto y ser parte de nuestra cultura general.


A la mayoría de las personas nos cuesta citar nombres de mujeres científicas de carrerilla. De hecho, muchos nos frenamos después de citar a Madame Curie. Sin embargo, la historia y la actualidad está plagada de mujeres que han sido y son claves en el avance de la ciencia y en configurar el mundo tal como lo conocemos, aunque muchas aún permanezcan anónimas. Celebrando el Día Internacional de la Mujer queremos rendir tributo a esas mujeres que deberían estar en los libros de texto y ser parte de nuestra cultura general. Aquí resaltamos algunas, aunque hay muchas mas.

Rosalind Franklin (1920-1958)

Las investigaciones de esta biofísica y cristalógrafa sobre el ADN, permitieron los increíbles avances científicos que se produjeron en el siglo XX. Sin embargo, su historia es muy triste y propia de una novela de espionaje. Sus descubrimientos iban siendo robados por un colaborador llamado Wikings que en 1962 consiguió, junto a Watson y Crick el Premio Nobel usando los descubrimientos de Frankin como base.

A ella se la conoce por la llamada Fotografía 51, que mostraba claramente la estructura de doble hélice del ADN. Sin embargo, el que pasó a la historia fue uno de los premiados como descubridor de “la hélice de Watson”. Franklin no pudo ver el resultado de su trabajo, puesto que murió de un cáncer provocado, probablemente, por su prolongada exposición a la radiación. Años más tarde Watson reconoció que las investigaciones de esta científica nacida en Londres habían sido fundamentales para su descubrimiento. Un libro escrito por Anne Sayre reivindicó su figura. 

Inge Lehmann (Dinamarca, 1888-1993)

Su mayor descubrimiento y por el que ha sido reconocida en su época por la comunidad científica fue la “discontinuidad de Lehmann” que hizo pública en su artículo científico titulado “P” (en referencia a una onda sísmica) que es la que le permitió demostrar que existía un límite, una discontinuidad en el centro de la tierra que separaba a un núcleo interno sólido y a uno externo líquido.

Si bien hoy todos sabemos que la tierra tiene diferentes capas y densidades y un núcleo interno y externo (y que no es hueca, como se pensaba en su época), pocos conocen su nombre. Graduada en matemáticas por la universidad de Copenhague y Cambridge, el destino la llevó a trabajar con científicos que analizaban las ondas sísmicas. Entusiasmada por esa ciencia estudió sismología en Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica. Lehmann utilizó los terremotos para confirmar su teoría. Observó que, de las dos ondas que se propagan en un seísmo (la P y la S) tenían comportamientos distintos y que la P se perdía durante unos grados en una zona de “sombra”. Esto la llevó a determinar que se trataba de densidades distintas. La discontinuidad de estas dos zonas es la que lleva su nombre. Fue muy valorada en su época y participó en prácticamente todas las reuniones de la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica.

Katherine Johnson (Estados Unidos, 1918)

Decir Katerine Johnson y numeros es casi un sinónimo. Aparentemente desde su tierna infancia, Katherine lo contaba todo. Según ella misma reconocía, contaba los pasos hasta la carretera, los que había hasta la iglesia o el número de platos que lavaba. Su inteligencia era enorme y le permitió terminar estudios muy pronto saltándose cursos graduándose de matemáticas y francés a la edad de 18 años. Originaria de un pequeño pueblo de Virgina y siendo negra, su destino parecía decidido. Las leyes de segregación racial no le permitían mucho más que dedicarse a ser maestra. Durante años trabajó como profesora de matemáticas, música y francés en Marion (Virginia).

En 1953 comenzó a trabajar en la NACA (predecesora de la NASA), que reclutaba afroamericanas para realizar tareas en su departamento de cálculo. Como experta en matemáticas y geometría, realizaba todos los operaciones que necesitaban los ingenieros aeronáuticos. Poco a poco comenzó a conocer el trabajo que hacían, hacer preguntas y pedir permiso para escuchar las reuniones sus reuniones. No pasó mucho tiempo hasta que empezó a opinar y a proponer alternativas.

Se fue ganando el respeto de sus compañeros y a participar directamente en los proyectos. En 1961 hizo los cálculos del proyecto Mercury. Fue la responsable de la trayectoria parabólica del primer vuelo tripulado al espacio y verificó las cuentas del primer viaje de John Glen, cuando la Nasa ya había incorporado algunos ordenadores. Fue ella, también, la que calculó la trayectoria del Apolo 11 que llevaría al hombre a la luna y fue clave para hacer retornar el Apolo 13 a tierra cuando se abortó su misión por un problema técnico. Hollywood ha hecho una película sobre ella, por lo que esta increíble mujer ha salido del anonimato.

Emmy Noether (Alemania, 1982-1935)

Si Emmy Noether se hubiera dedicado a enseñar francés e inglés, como parecía abocada de jóven, la ciencia hubiera perdido a una de las mentes más brillantes de la historia. Especializada en el área de física teórica y álgebra abstracta era considerada por Hilbert y Einstein, entre otros, como la mujer más importante de la historia de las matemáticas.

Noether lo tuvo muy difícil para ostentar un cargo académico. En Alemania las reticencias hacia la mujer en la Educación eran mayores que en otros países de su entorno. A pesar de su brillantez, las universidades no la acogían como profesora por ser mujer. Así paso muchos años, dando clases en lugar de sus compañeros varones y sin cobrar un sueldo.

Tras emigrar a Estados Unidos por el auge del nazismo, recaló en la Bryn Mawr de Pensilvania, donde fue acogida para realizar un doctorado y donde terminó trabajando. Sus trabajos cambiaron de forma radical el rumbo de las matemáticas contemporáneas, y su análisis de los grupos de simetrías que aparecen en las teorías especial y general de la relatividad permitió entender y resolver el problema de la conservación de la energía en la teoría general de la relatividad de Einstein.

Ada Lovelace (1815-1852)

Esta brillante matemática inglesa, es reconocida como la primera persona que desarrolló un código de computación. De hecho la NASA le puso su nombre a una programa. Fue una adelantada a su tiempo, descubrió que, mediante unaserie de símbolos y normas matemáticas se podían calcular grandes series de números.
Lovelance, previó las capacidades que más adelante tendrían las máquinas.

Entre sus notas sobre la máquina se encuentra lo que se reconoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, por lo que se la considera como la primera programadora de ordenadores.

Mary Anning (Reino Unido, 1799-1847)

Paleontóloga. Identificó correctamente el primer esqueleto de ictiosauro, reptil marino de la época del Jurásico, encontró los primeros dos esqueletos de plesiosauros y el primero de pterosaurio fuera de Alemania. Anning realizó importantes aportaciones a la paleontología y la geología.

En una época en la que muchos aún pensaban que ninguna especie se había extinguido, Anning presentó pruebas paleontológicas que fueron clave para asentar la teoría de la extinción de las especies. Sin embargo, la Sociedad Geológica de Londres jamás quiso admitirla entre sus miembros y durante toda su vida sufrió el desprecio del resto de paleontólogos, que se apropiaron de sus descubrimientos y sus estudios sin siquiera mencionarla en sus publicaciones.

Mary Anning solo gozó de cierto reconocimiento durante los últimos diez años de su vida y a partir de 1838 recibió un salario anual de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia. La Sociedad Geológica de Londres, que no aceptó mujeres hasta el año 1904, reconoció públicamente que «a pesar de no estar situada entre las clases más acomodadas de la sociedad, […] contribuyó en gran manera con su talento y sus inagotables investigaciones a nuestros conocimientos sobre los grandes saurios y otras formas fósiles de vida gigantesca».

Caroline Lucretia Herschel (Alemania, 1750-1848)

Astrónoma, matemática y cantante de ópera. Descubrió ocho cometas y tres nebulosas, y elaboró varios catálogos de observaciones astronómicas. Trabajó intensamente junto a su hermano William, descubridor del planeta Urano. Ambos calculaban, diseñaban y construían sus propios telescopios.

El 1 de agosto de 1786 Caroline Lucretia encontró su primer cometa, que fue descrito como 'el primer cometa femenino'. Este hallazgo le valió el reconocimiento de la comunidad científica y un sueldo de 50 libras anuales otorgado por el rey Jorge. En los años siguientes descubrió otros siete cometas, además de nebulosas, galaxias espirales e irregulares y cúmulos abiertos que actualmente figuran en el Nuevo Catálogo General. En 1798 envió a la Royal Astronomical Society su “Índice de observaciones de Estrellas fijas de Flamsteed”, con una lista de 560 estrellas que el astrónomo había omitido.

En 1828 le fue concedida la medalla de oro de la Royal Astronomical Society (la siguiente medalla concedida a otra mujer fue en 1996, a Vera Rubin). Y en 1835, con 85 años de edad, fue nombrada miembro honorario de esta Sociedad, ya que ser miembro de pleno derecho estaba vetado a las mujeres. Tres años más tarde fue nombrada también miembro honorario de la Academia Real de Irlanda y en 1846 el rey Federico-Guillermo IV de Prusia le otorgó la Medalla de Oro de la Ciencia. El cráter lunar C. Herschel lleva este nombre en su honor.

Barbara McClintok (Estados Unidos, 1902-1992)

Científica especializada en citogenética, estudió los cromosomas del maíz y cómo cambian durante la reproducción. En el proceso, desarrolló una técnica para visualizar los cromosomas del maíz y usó análisis microscópico para demostrar ideas genéticas fundamentales, incluyendo la recombinación genética durante la meiosis. Produjo el primer mapa genético del maíz, relacionando regiones de cromosomas con rasgos físicos.

Hacia mitad del siglo pasado, demostró cómo los genes son responsables de hacer que ciertas características genéticas se activen o no. Desarrolló algunas teorías para explicar por qué algunas características presentes en la información genética son reprimidas mientras otras se expresan en unas y otras generaciones de plantas de maíz. Sus ideas encontraron escepticismo de parte de otros investigadores, lo que la llevó a dejar de publicar sus informes en 1953.

McClintock hizo luego un extensivo estudio de citogenética y etnobotánica de razas de maíz en Sudamérica. Su trabajo sólo fue bien entendido los 60, cuando los científicos pudieron demostrar los mecanismos del cambio genético y la regulación genética que ella ya había descubierto con sus investigaciones dos décadas antes.

Le otorgaron el Nobel de Medicina en 1983 por el descubrimiento de la transposición genética, siendo la única mujer en recibir el premio en esta área sin compartirlo con nadie más.

Chien-Shiung Wu (China, 1912-1997)

Aunque su aportación a la ciencia ha sido prolífica, Wu es conocida por un experimento en particular: demostrar, de forma inequívoca y definitiva, que la suposición de que se conservaba la paridad en la fuerza nuclear débil no era válida. Sin embargo, por aquel entonces ya había hecho muchas otras aportaciones substanciales a la física nuclear siendo reconocida como uno de los mayores físicos experimentales de su tiempo.

Contaba con una habilidad sin igual para valorar las exigencias del experimento, así como las capacidades y limitaciones de las herramientas de que disponía. Identificaba con facilidad las posibles fuentes de error, tanto en su propio trabajo como en el de otros, y utilizaba dicho conocimiento en la planificación de la próxima investigación experimental. Cuando ponía a prueba los modelos teóricos mediante la búsqueda de fenómenos todavía no observados, siempre estaba alerta a las trampas o dificultades que podían invalidar la investigación y hacía lo necesario para evitarlas.

sábado, 4 de marzo de 2017

Este mapa interactivo muestra todos los fósiles de dinosaurios encontrados en la Tierra

Un grupo de ingenieros e investigadores de la Paleobiology Database ha creado una base de datos pública de contenido paleontológico que cualquier persona puede utilizar. Un mapa interactivo que recopila absolutamente todos los fósiles encontrados en el mundo. Permite explorar la información de los fósiles por el tiempo, espacio, taxonomía y visualizar sus localizaciones paleogeográficas, además de poder descargarse la información.

La base de datos incluye todos los fósiles que han descubierto en los diferentes períodos temporales de la Tierra, desde el período cámbrico al paleógeno, pasando por el jurásico y el cretáceo. En el mapa interactivo podrás encontrar desde los primeros mamíferos que habitaron la Tierra hasta los dinosaurios, incluyendo todos los sitios en los que se encontraron.

viernes, 3 de marzo de 2017

El aragonés que hablaba de la evolución cuando Darwin no había nacido

En marzo de 1781 el oscense Félix de Azara subió a un buque portugués y partió desde Lisboa rumbo a Paraguay. El lugarteniente, natural de Barbuñales, había recibido el encargo de viajar a Paraguay y Brasil como comisionario para delimitar las fronteras que se estaban disputando España y Portugal en Sudamérica. Aquel viaje, que iba a durar unos meses, se alargó a 20 años de soledad y aburrimiento en los que vivió rodeado de pájaros que nunca antes había visto.

Durante todo ese tiempo, Félix de Azara se dedicó a observar con detenimiento la fauna sudamericana y a tomar notas. También a coleccionar infinidad de ejemplares. Describió más de 400 especies, siendo 200 aún desconocidas. En sus escritos, comenzó a insinuar la teoría evolutiva que Charles Darwin daría a conocer medio siglo después.

A los siete años de su llegada a América, Félix de Azara envió a España más de 100 pájaros en aguardiente a través del conde de Floridablanca, con sus correspondientes descripciones y algunas ilustraciones. Puesto que como naturalista había sido autodidacta, en España no le tomaron muy en serio. El Gabinete Real de Ciencias Naturales, hoy el Museo de Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), desestimó la relevancia de aquellos especímenes, aunque sí valoró sus descripciones y, sobre todo, las ilustraciones que las acompañaban. Algunos de sus manuscritos se conservan hoy en el MNCN.

Al parecer, lo que llevó a de Azara a desarrollar tal nivel de observación fue el aburrimiento, la soledad y el aislamiento. Le sobraba tiempo. Mónica Fernández Aceytuno escribió al respecto:

«El verse de pronto Félix de Azara alejado de todo contacto con la civilización como si todo estuviera en una campana de cristal que sólo pudiera atravesar quien fuera capaz de soportar de soportar la más cruel de las soledades. Porque al igual que el aislamiento favorece la especiación, así diría yo que también sólo al observador desvalido quisiera desvelar la Naturaleza sus más recónditos secretos».

Varios historiadores han investigado la figura del militar y coinciden en la creencia de que Darwin viajaba con un ejemplar de Viajes por la América Meridional que el oscense había publicado a principios del siglo XIX a su regreso de América, tras dos décadas de observación. Todos ellos parten del hecho de que Darwin citara infinidad de veces al aragonés en su obra, especialmente en Diario de viaje de un naturalista alrededor del mundo.

Cuando Darwin estaba a punto de publicar El origen de las especies, Alfred Russel Wallace le envió una carta en la que solicitaba consejo para ultimar los detalles de una investigación que, casualmente, le había llevado a las mismas conclusiones. Desde entonces, ambos están considerados padres del evolucionismo, pero antes que ellos, varios naturalistas y aficionados a la historia natural compartían estas ideas.

Aunque Félix de Azara no fue el único que compartía las mismas ideas sobre la evolución que cristalizaron en la teoría de la selección natural de Darwin, dejó el material sobre la mesa. Antes de que Darwin y Wallace explicaran y convencieran a la comunidad científica, de Azara escribió:

«Si nos fijamos en las semejanzas que se encuentran entre las especies de ambos continentes, vemos que las mismas condiciones naturales crean indistintamente animales agresivos y animales dulces, nueva prueba de que estas disposiciones dependen más de un sentimiento interno que del clima o de otra circunstancia local».

¿Qué provocaba que se dieran especies tan parecidas en lugares tan distantes y aislados? Quizá fue a la hora de responder a esta pregunta donde Darwin encontrara su mayor carencia. Mientras que Azara, que no llegó a renegar del creacionismo, hablaba de creaciones simultáneas, Darwin creía en pasillos intercontinentales a través de los cuales habrían podido desplazarse varias especies.

De Félix de Azara se ha dicho que inspiró a Darwin e incluso que este ‘copió’ sus planteamientos; un exceso teniendo en cuenta que varios naturalistas de la época, incluido el abuelo de Darwin, compartían las mismas ideas que el lugarteniente español a tal punto que Darwin y Wallace llegaron a las mismas conclusiones a la vez. Quizá se trate de un exceso patriótico, teniendo en cuenta que Azara sólo era un militar aficionado a la historia natural.

Juan Pablo Martínez Rica escribió que «se ha llegado a decir que sin la contribución de Azara, Darwin no habría podido enunciar su teoría de la evolución, y con similar falta de fundamento se ha llegado a calificar a Azara como ‘el Darwin español’». Sin quitarle mérito, Martínez Rica considera que las ideas del oscense tienen «más valor como anticipo del desarrollo de la ciencia biogeográfica o de la genética, que de la teoría evolutiva».

No obstante, el profesor de Biología y Geología Manuel Buil, galardonado con el premio Félix de Azara en 2002, considera que además de haber contribuido, sin pretensiones, «al desarrollo de la biogeografía y de la biología evolutiva» sí habría influido en la teoría evolucionista «tanto por sus observaciones directas y objetivas sobre el terreno, como por sus deducciones, asombrosamente adelantadas, dado lo limitado de sus conocimientos biológicos».

Durante 20 años recorriendo Sudamérica, Félix de Azara destacó como etnógrafo, geógrafo, ingeniero, militar y naturalista. En 1815 regresó a Barbuñales, donde había nacido, y allí revisó y corrigió hasta su muerte todo lo que había escrito en América.

DESCUBREN CUÁL ES EL SECRETO DE LOS LARGUÍSIMOS CUELLOS DE LOS DINOSAURIOS

Una estructura en zig zag encajaba sus huesos como las piezas de un puzzle

¿Cuál era el secreto de los saurópodos para aguantar nada menos que 50 metros de cuello? Los científicos acaban de descubrirlo: una estructura en zig zag que encajaba sus huesos como las piezas de un puzzle.

Los saurópodos eran dinosaurios que llegaban a pesar unas 77 toneladas, lo que viene a ser 14 veces más que un elefante africano. Iban a cuatro patas y tenían cuellos y colas muy largas, lo que contrasta con sus pequeñas habilidades cognitivas. Cuanto más grande es un cuerpo, más difícil es para apoyarse, razón que ha llevado a los científicos a preguntarse cómo eran tan sumamente grandes.

Además de los huesos vertebrales zigzagueantes, los investigadores han descubierto otras adaptaciones que les ayudaron a llevar sus pesados cuerpos sin dañarse. También tenían piernas grandes y cabezas pequeñas con 'sacos de aire' que les ayudaba a aligerar la carga.



jueves, 2 de marzo de 2017

Un dinosaurio con características propias de las aves modernas

Técnica láser descubre características de dinosaurio emplumado de China


Los dinosaurios paravianos del género Anchiornis del Jurásico Tardío, hace 160 millones de años, tenían las alas, las patas, la cola y la almohadilla plantar como las de un pájaro actual, según un nuevo estudio. Un grupo internacional de científicos se ha basado en los restos de tejidos blandos recuperados con imágenes por fluorescencia láser para realizar una nueva reconstrucción de la forma de su cuerpo.

Reconstrucción del dinosaurio con plumas Anchiornis según los últimos 
datos de este estudio / Julius T. Csotonyi
Debido a la rareza en la preservación de los tejidos blandos, la forma del cuerpo de los vertebrados extintos –animales con columna vertebral–, por lo general, debe deducirse de la estructura del esqueleto y, de forma indirecta, mediante la comparación con las especies vivas. 

Sin embargo, este tipo de reconstrucciones no muestran la verdadera forma de su figura. Para obtener esta información en un pequeño dinosaurio con plumas del género Anchiornis, un equipo de científicos liderado por Xiaoli Wang de la Universidad Linyi (China) usó restos fósiles de nueve especímenes y los observó a través de una técnica que revela detalles del tejido blando de este animal invisibles bajo luz natural.
'Anchiornis' vivió hace alrededor de 160 millones de años y ya tenía muchas de las características de las aves modernas 
“La forma del cuerpo es una expresión fundamental en la biología de los organismos. Aquí se reconstruye el contorno del cuerpo de Anchiornis basado en tejidos blandos revelados por imágenes de alta definición por fluorescencia láser estimulada”, explican los investigadores en el estudio publicado esta semana en Nature Communications.

El tejido blando de los contornos de las muestras reveló que Anchiornis, un animal que vivió hace alrededor de 160 millones de años, ya tenía muchas de las características de las aves modernas, como la forma de sus patas y su cola.

Estos hallazgos proporcionan una reconstrucción detallada de su cuerpo, lo que puede sentar las bases para determinar si este dinosaurio era aerodinámico y ofrecer una visión de la evolución del vuelo.


Referencia bibliográfica:

Xiaoli Wang, Michael Pittman, Xiaoting Zheng, Thomas G. Kaye, Amanda R. Falk, Scott A. Hartman, Xing Xu. “Basal paravian functional anatomy illuminated by high-detail body outline” Nature Communications 8:14576 DOI: 10.1038/ncomms14576.

Hallados los fósiles más antiguos de la Tierra

Restos de microorganismos de 3.770 millones de años han sido descubiertos en rocas sedimentarias que pertenecieron a antiguas fuentes hidrotermales. Los tubos y filamentos microscópicos, formados por bacterias que vivían en hierro, se convierten así en la primera evidencia de vida en la Tierra. 

Desde hace tiempo se considera a las fuentes hidrotermales bajo los océanos uno de los primeros entornos que albergaron vida en la Tierra por su contenido rico en hierro. Es en esos lugares donde los científicos se han centrado para encontrar las primeras formas de vida bacteriana en la Tierra.

“Tiene sentido que los primeros organismos se preserven en las fuentes hidrotermales. Estos entornos proporcionan la energía y los gradientes químicos necesarios para iniciar los primeros procesos metabólicos”, señala a Sinc Matthew S. Dodd, primer autor del estudio que publica Nature e investigador en el University College London (Reino Unido) y el London Centre for Nanotechnology.

El equipo internacional de científicos analizó fragmentos de jaspe, una roca sedimentaria, hallados en la franja de Nuvvuagituuq en Quebec (Canadá), y que posiblemente pertenecieron a antiguas fuentes hidrotermales. Estudios anteriores los habían datado en entre 3.770 y 4.290 millones de años.

Gracias a una combinación de microscopía óptica y espectroscopia Raman (para estudiar modos de baja frecuencia), los investigadores identificaron y localizaron microfósiles y la mineralogía asociada a ellos. Como la microscopia Raman usa un láser para medir vibraciones en las uniones entre diferentes átomos, el equipo pudo descifrar qué minerales estaban presentes en las rocas.

“También se utilizaron otros instrumentos como la microscopía electrónica de dispersión de energía para analizar composiciones químicas de minerales asociados con la materia orgánica y los microfósiles”, añade Dodd. Además los espectrómetros de masas con plasma acoplado inductivamente permitieron medir la abundancia de elementos traza en los jaspe para comprobar el origen hidrotérmico de estas rocas.


Formas antiguas de vida bacteriana

Los resultados confirman que la vida temprana prosperó en los ambientes hidrotermales poco después de la formación de la Tierra. Microfósiles en forma de tubos de hierro con o sin filamentos internos de hierro, filamentos torcidos de hierro, gránulos de óxido de hierro, rosetas de carbonato cortadas y rodeadas por masas de apatita, entre otros, son algunos de los elementos hallados en las rocas.

“La materia orgánica como el grafito se produce en las rosetas carbonatadas y con la apatita”, indica el investigador. Hasta ahora, los microfósiles más antiguos databan de hace unos 3.640 millones de años y se hallaron al oeste de Australia, pero algunos científicos consideraban que no había elementos biológicos en las rocas.

En el nuevo estudio, los investigadores analizaron de manera sistemática la forma en la que los tubos y filamentos, hechos de hematita (una forma de óxido de hierro u óxido), podrían haberse creado con métodos no biológicos como la temperatura y los cambios de presión en la roca durante la deposición de sedimentos. Pero todas de las posibilidades fueron poco probables.

Las estructuras de hematites tienen la misma ramificación característica de las bacterias del hierro que se encuentran cerca de fuentes hidrotermales actuales y obtienen la energía que necesitan para vivir y multiplicarse por oxidación del hierro disuelto. Estas estructuras se encontraron junto con grafito y minerales como la apatita y el carbonato, hallados en huesos y dientes y frecuentemente asociados con fósiles.

Según los científicos, todos los restos encontrados son producto de la putrefacción. “Son idénticos mineralógicamente a los que hay en rocas más jóvenes de Noruega, el área de los Grandes Lagos en EE UU y el oeste de Australia”, explica Dominic Papineau, autor principal e investigador en el University College London y el London Centre for Nanotechnology.

“Este hallazgo nos ayuda a unir las piezas de la historia de nuestro planeta y la notable vida en ella, y ayudará a identificar rastros de vida en otras partes del universo”, añade Papineau. “Estos descubrimientos demuestran que la vida se desarrolló sobre la Tierra en un momento en el que Marte y la Tierra tenían agua líquida en sus superficies,  lo que plantea preguntas emocionantes sobre la vida extraterrestre. Por lo tanto, esperamos encontrar pruebas de vida pasada en Marte de hace 4.000 millones de años de antigüedad, o sino, la Tierra puede haber sido una excepción especial”, concluye Dodd.

Referencia bibliográfica:

M.S. Dodd, D. Papineau, T. Grenne, J.F. Slack, M. Rittner, F. Pirajno, J. O’Neil, C.T.S. Little, “Evidence for early life in Earth’s oldest hydrothermal vent precipitates” Nature 1 de marzo de 2017