El puzzle de la evolución humana
no está ni mucho menos resuelto por la ciencia. Pero con una cierta regularidad
van apareciendo las piezas que faltan para completar la historia que conduce
hasta la única especie de humanos modernos que pueblan la Tierra en la
actualidad, el Homo sapiens. La última de ellas una nueva especie del género
Homo encontrada en el sistema de cuevas Rising Star de Sudáfrica y recién
presentada en el Congreso de la Sociedad Europea para el Estudio de la
Evolución Humana que se está celebrando en Londres. Se trata de la que han
bautizado como Homo naledi, como homenaje al lugar donde fueron hallados los
restos ya que Naledi significa estrella (Star, en inglés) en el idioma local de
ese lugar de Sudáfrica.
"Se trata de una gran
sorpresa", ha asegurado a este diario Antonio Rosas, profesor de
investigación del Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias
Naturales (MNCN-CSIC). "Es un hallazgo importante en el estudio de la evolución
humana", ha añadido.
La nueva especie, cuyo
descubrimiento se ha publicado en la revista científica de acceso libre eLife,
contiene una mezcla de rasgos del linaje de los Homo, como su tamaño corporal y
su estatura, junto con otros similares a los Australopithecus, de los que se
cree que descendemos los humanos modernos, como el tamaño de su cerebro. De
hecho, ya que el hallazgo ha sido realizado por el explorador residente de
National Geographic Lee Berger, la nueva especie se ha convertido en la portada
de la conocida revista.
"Es una mezcla de caracteres
muy singular. Algo que no habíamos visto antes", ha comentado Rosas del
hallazgo.
Precisamente esa mezcla ha
llevado a los investigadores a pensar que pertenece a un momento de la
evolución humana muy cercano a la separación entre australopitecus y los
homínidos del género Homo, hace entre 2,5 y 2,8 millones de años, según han
asegurado en una rueda de prensa celebrada en Londres. Sin embargo, el trabajo
no ha incluido la datación o al estimación de la edad de los restos debido a
que no hay elementos en el yacimientos que permitan su datación directa. Para
algunos de sus colegas, ahí han descuidado los resultados ya que podrían haber
ensayado alguna metodología de datación indirecta al menos para acotar un rango
de edad.
Después de una serie de campañas
de excavación llevadas a cabo desde el año 2013, cuando se produjo el primer
contacto con el yacimiento, el equipo de paleontólogos de la Universidad
sudafricana de Witwatersrand dirigido por Lee Berger ha logrado obtener más de
1.500 huesos y fragmentos pertenecientes a 15 individuos en total. Todos ellos
fueron encontrados en la misma cámara de la cueva y aislados de cualquier otro
tipo de huesos de otros animales, lo que ha llevado a pensar a los autores que
pudo tratarse de un lugar de enterramiento deliberado. La formación del
yacimiento recuerda a ejemplos cercanos como la sima de los Huesos de Atapuerca
o la cueva asturiana de El Sidrón.
No obstante, en este punto el
debate está servido. "Se trata de un hallazgo de primer orden, pero otra
cosa es la interpretación que se haga del descubrimiento. Ahí se abrirá un
interesante debate científico", ha señalado Rosas.
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