La primera evidencia in situ de restos de clorofila en un microfósil de algas multicelulares de mil millones de años ha sido descubierta conservada en esquistos de la cuenca del Congo.
Microfotografía del fósil Arctacellia tetragonala, uno de los primeros fósiles inequívocos de eucariotas fotosintéticos. - MC SFORNA / UNIVERSITY OF LIÈGE |
La aparición de la fotosíntesis es un paso fundamental en la
evolución de los eucariotas y por tanto de la vida, ya que ha modificado
profundamente los ecosistemas terrestres. Aunque los relojes moleculares (una
técnica utilizada por los biólogos para fechar la distancia temporal entre dos
especies a partir de su ancestro común) predicen esta aparición durante el
Proterozoico (tercer eón precámbrico desde hace 2.500 millones a 541 millones
de años), los científicos han encontrado muy pocos datos inequívocos de
microfósiles de eucariotas fotosintéticos.
La detección de subproductos metabólicos in situ en
microfósiles individuales es la clave para la identificación directa de sus
metabolismos, pero hasta ahora ha sido difícil de alcanzar.
Un nuevo estudio científico sobre fósiles de la cuenca del
Congo liderado por Marie Catherine Sforna, investigadora postdoctoral en el
Laboratorio de Evolución y Rastros de Vida Temprana, acaba de proporcionar una
nueva metodología que utiliza fluorescencia y absorción de rayos X sincrotrón
para identificar el metabolismo fototrófico (relacionado con los organismos
vivos que obtienen su energía de la luz) de los primeros eucariotas en el
registro fósil, conservados como compresiones carbonosas en esquistos de la
cuenca del Congo en la República Democrática del Congo.
En concreto, han identificado geoporfirinas de níquel
conservadas in situ en las células de un eucariota multicelular que tiene
alrededor de mil millones de años: Arctacellia tetragonala.
"Identificamos estos fragmentos como derivados de la
clorofila, lo que indica que Arctacellia tetragonala era un eucariota
fototrófico, una de las primeras algas inequívocas", explica
Marie-Catherine Sforna. Esta nueva metodología, aplicable a rocas supermaduras
de miles de millones de años, proporciona un nuevo enfoque para comprender la
evolución de la fototrofia eucariótica durante el Precámbrico y la
diversificación de los productores primarios en los primeros ecosistemas.
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