Una guía para perderse con el coche por un territorio único - Foto: Igor Gonzalo |
1) Los dominios del buitre leonado
«Acostumbrado a una imagen del Castilla ancha y larga,
dorada y seca, el viajero encontrará el antídoto a sus prejuicios en esta
tierra verde, de ríos salvajes, hayedos y cañones donde reina el buitre». Así
se presenta 'Los dominios del buitres leonado', ruta de 267 kilómetros entre
Arija y la localidad soriana de Ucero, esto es, uniendo los cañones de los ríos
Ebro, Rudrón y Lobos por las carreteras N-232, N-623, A-1 y N-234.
Propone, como joyas de la ruta, Arija (y visitar los
cercanos hayedo de Villabáscones de Bezana, la cascada de Las Pisas y el
embalse), Orbaneja del Castillo (en la imagen), Pesquera de Ebro, Covanera (con
el Pozo Azul como principal reclamo) y Tubilla del Agua y detenerse en
Manzanedo (y su monasterio de Rioseco), San Felices del Rudrón y Hontoria del
Pinar.Sugiere emplear una semana para empaparse bien de todo, hacer la ruta
preferiblemente en otoño. «La naturaleza muestra su fuerza a lo largo de esta
ruta, un territorio salvaje de cañones labrados por los ríos Ebro, Lobos y
Rudrón tras siglos de erosión».
2) El destierro del Cid
«Historia y leyenda se funden en esta ruta para descubrir
parajes legendarios, escondites, castillos y vinos del Arlanza y de la Ribera
del Duero». De Vivar del Cid a Atienza (Soria), esta ruta que discurre
esencialmente por carreteras secundarias, propone como joyas principales Burgos
capital, Covarrubias y Peñaranda de Duero, pero subraya el interés de Vivar del
Cid, cuna del Campeador, San Pedro de Cardeña, tan relacionado con el que en
buena hora nació (en la imagen, cerveza trapense del cenobio cidiano),
Mecerreyes y Santo Domingo de Silos.
Son 286 kilómetros a cubrir en seis o siete días para
saborear bien el viaje. Propone visitar las bodegas subterráneas de Aranda y el
cementerio de Sad Hill, aquel que se construyó para la película 'El bueno, el
feo y el malo'. También apunta con interés desviarse un poco para conocer
Lerma. La ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, la capilla de San
Olav, los espectaculares sabinares del Arlanza o la ciudad romana de Clunia son
algunos de los hitos más sugestivos de la ruta cidiana.
3) Las Loras y el oro negro
«Altos páramos del Jurásico, crestas rocosas que fueron
fortalezas naturales y espectaculares cañones fluviales conviven con el lugar
que fue testigo del único campo petrolífero en tierra de toda España». He aquí
una ruta de 133 kilómetros a cubrir en dos o tres días. De Sargentes de la Lora
a Salinas de Pisuerga (Palencia), se sugiere hacer la ruta en primavera o en
otoño. El Museo del Petróleo de Sargentes (que cuenta la historia del sueño del
oro negro), los caballitos de acero del campo petrolífero, el dolmen de La
Cabaña, la cascada de La Coladera de Hoyos del Tozo, el imponente mirador de
Lorilla son algunos de sus hitos más recomendables.
Territorio megalítico donde los haya, esconde las huellas de
los primeros pobladores: El Moreco y Nava Alta (en Huidobro) y La Cotorrita (en
Dobro) son buenos ejemplos. Los imponentes paisajes que dibuja el Geoparque de
las Loras es un espectáculo en sí mismo: ahí están la majestuosa y mítica Peña
Amaya, Peña Castro o Peña Ulaña (en la foto).
4) El mar de Castilla
«Largas carreteras rurales entre interminables campos de
cereal que va pasando del verde lima al amarillo, que el viento mece y hace
danzar, a semejanza de un mar ocre de sol derretido». Dos días sugiere la guía
para 95 kilómetros entre Villadiego y Sasamón pasando por Sotresgudo, Herrera
de Pisuerga, Osorno, Melgar de Fernamental y Padilla de Abajo.Dos joyas, Amaya
y Sasamón, se elevan por encima de todos los otros reclamos de esta ruta.
Propone, asimismo, algún desvío interesante, como el que
lleva a Castrillo de Murcia, pueblo que atesora una tradición bien singular: el
Colacho. El Canal de Castilla es otro de los grandes atractivos de esta ruta.La
muralla y la colegiata de Santa María la Real de Sasamón, el castillo de los
Cartagena en la cercana localidad de Olmillos de Sasamón o la ermita de la
Virgen del Torreón de Padilla, más hitos que no puede perderse el viajero. «Los
campos de cereal y los rebaños de ovejas que recorren estas tierras inmensas se
traducen en una carta de sabores, con sabrosos asados de cordero y deliciosas
pastas artesanas...».
5) Sierra de la Demanda y el Urbión
«Uniendo tres provincias, estas dos importantes sierras de
pinares y grandes lagunas y grandes lagunas de origen glacial conforman un
itinerario de aguas cristalinas y cascadas heladas». Entre siete y nueve días
suma la propuesta de esta ruta fascinante, ideal para visitar en el invierno.
De Arlanzón a la playa Pita soriana, este itinerario por tierras riojanas,
burgalesas y sorianas atesoran maravillas naturales como los nacimientos de los
ríos Duero y Arlanza o algunos de los más importantes yacimientos de icnitas de
la Península Ibérica.
Destaca la guía tres joyas que no pueden dejar de visitarse
en profundidad: Arlanzón, con su vía verde del ferrocarril minero y su embalse;
Pineda de la Sierra yQuintanar de la Sierra. Entre medias, Santa Cruz del Valle
Urbión, Espinosa del Monte, Salas de los Infantes... Todo son parejes
increíbles, como las lagunas de Neila, los picos Mencilla y San Millán,
hayedos, robledales, necrópolis, cascadas, bosques encantados, un museo de los
dinosaurios... Un lujo para los sentidos.
6) Las Merindades
«Joyas románicas, castillos, desgarradores desfiladeros,
valles en flor, cuevas kilométricas, frondosos hayedos, altas cumbres, cascadas
abrumadoras y cientos de senderos y miradores al vacío». Así presenta la guía
su propuesta por la provilegiada y bellísima comarca burgalesa de Las
Merindades. Y grande: sugiere emplear en ella entre 15 y 20 días. De Poza de la
Sal a Medina de Pomar, este itinerario pasa por parajes y localidades de
historia y belleza incomparables: el valle de las Caderechas, famoso por sus
cerezos en flor; la villa de Oña; Valdenoceda; Villarcayo... Joyas
recomendadas: la citada villa salinera, balcón de La Bureba; la impresionante
Puentedey; el complejo kárstico de Ojo Guareña; el Monte Santiago y su Salto
del Nervión; y la maravillosa Frías y esa otra pequeña joya que es Tobera.
Entre medias, incontables lugares: Espinosa de los Monteros y sus Cuatro Ríos
Pasiegos; el ubérrimo Valle de Mena; San Pantaleón de Losa; La Merindad de
Cuesta Urria y su sierra de las Tesla y el río Nela; la casacada de Pedrosa de
Tobalina...
7) Camino de peregrinos
«Más de la mitad de la ruta jacobea transcurre por tierras
castellanas.A lo largo de 420 kilómetros, se alcanzan las capitales de Burgos y
León y hasta se puede recorrer por el único tramo navegable». Entre 10 y 12
días propone la guía para visitar los puntos esenciales del Camino de Santiago
a su paso por Castilla y León. En Burgos, hay hitos fundamentales: Belorado,
los Montes de Oca, San Juan de Ortega, Burgos capital y Castrojeriz son los más
destacados. A su paso, los yacimientos de Atapuerca, cuna de los primeros
europeos.De San Juan de Ortega se pone el acento en el milagro de la luz que
durante los equinoccios de primavera y otoño reúnen a una multitud en torno al
capitel de la Anunciación.
De Castrojeriz, las ruinas del convento de San Antón, la
colegiata de Nuestra Señora del Manzano y, más allá, las cuatro villas de Amaya
o el Puente Fitero. También sugiere observar el paisaje desde el Alto de
Mostelares: «extensos campos de cereal que se expanden hasta perderse de
vista».
8) El peso de Roma
«El sello romano de Castilla y León es innegable; su huella
ha marcado pequeños pueblos y grandes ciudades como Ávila, Segovia y Salamanca.
Este itinerario, largo como lo eran las calzadas romanas, recorre su legado por
toda la comunidad. Siguiendo sus pasos por largas calzadas empedradas, pasado y
presente parecen más cercanos en cada provincia. Un acueducto de proporciones
faraónicas, las minas de oro a cielo abierto más grandes del Imperio y murallas
que encierran ciudades al completo son el menú de un fastuosos banquete en el
que también hay magníficas villas y ritos heredados».
Para esa huella romana repartida por la región sugiere la
guía emplear entre 15 y 20 días, si se puede en otoño y primavera para evitar
el duro invierno y el caluroso verano. Ese peso romano tiene fuerza en la
provincia de Burgos y un nombre propio: Clunia, una de las urbes más
importantes de la Hispania romana. «Lo más destacable es su teatro, con
capacidad para 9.000 espectadores, donde suelen realizarse representaciones
estivales».
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