¿DE DÓNDE VIENE ESTA PASIÓN?
El paleontólogo Stephen Jay Gould decía que la popularidad
de estas criaturas prehistóricas se debe a tres virtudes: ser grandes, feroces
y estar extinguidos, pero el asunto no es tan simple
Fuente: iStock. |
Pero ¿por qué unos animales prehistóricos, que nadie ha
visto jamás, resultan tan perpetuamente fascinantes? El paleontólogo Stephen Jay
Gould decía que esta popularidad se debe a tres virtudes: ser grandes, feroces
y estar extinguidos. Y aunque todo ello puede tener mucho que ver, no parece la
única respuesta, o al menos es necesario desarrollar cada uno de los términos
para encontrar alguna idea clara.
Emblemas de la modernidad
Para empezar, su descubrimiento, a principios del siglo XIX,
estuvo íntimamente ligado a nuestra conciencia del tiempo geológico. Encontrar
restos de criaturas que sobrepasaban lo entendido hasta entonces, saber que
fueron el pasado mismo de nuestra existencia, daba brillo a la percepción que
se había tenido sobre el mundo. Asimismo, su gran tamaño, propio de animales
bestialmente potentes, recordaba a la gran red maquinaria que se estaba
empezando a forjar. Desde ferrocarriles, acorazados hasta fábricas, aquella
similitud marcada convirtió a los dinosaurios, paradójicamente, en emblemas de
la modernidad.
iStock. |
Ilustración realizada en 1885 donde recrea la posición en la que murió un 'Iguanodon bernissartensis'. (Wikipedia) |
Un mundo lejano imaginado
De una forma u otra, en todas partes y en cualquier momento, estas criaturas permitieron imaginar un mundo mucho más allá de los límites habituales del tiempo, la cultura y la fisiología. Y lo siguen haciendo. Los hemos imaginado de formas diversas y contradictorias, reflejando, en parte, nuestras concepciones cambiantes de nosotros mismos.
Dinosaurios dragones en la cultura popular coreana. (iStock) |
Richard Fallon, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Birmingham, ha rastreado ese hilo narrativo en su monografía 'Reimaginando a los dinosaurios en la literatura victoriana tardía y eduardiana: cómo el 'lagarto terrible' se convirtió en un icono cultural transatlántico' con el fin de reconstruir o, al menos completar desde otras perspectivas la historia moderna de los dinosaurios.
Entre lo inocente y lo perturbador
Wikipedia. |
Así se ha situado sobre sus primeras representaciones a lo
largo del siglo XIX en Reino Unido. A través de un examen de los libros de
ciencia popular, artículos periodísticos y novelas de ciencia ficción de la
época, Fallon muestra cómo muchos aspectos de estas criaturas se nos han
quedado atrás por el privilegio que el análisis de la cultura popular de los
dinosaurios ha dado a las décadas de finales del siglo XX. Entonces, llegó la
prensa amarilla del momento. Fallon explica que muchos periodistas de este
período escribieron sobre aquellos animales, favoreciendo los relatos que
consideraban emocionantes. Hablaban, así, sobre las llamadas Guerras de los
Huesos de los paleontólogos rivales Edward Drinker Cope y Othniel Charles Marsh
y tendían a resaltar lo "grotesco" de los dinosaurios descubiertos en
las tierras baldías de Estados Unidos, como el Triceratops con cuernos y el
Stegosaurus.
Acuarela basada en fósiles encontrados por Mary Anning. (Wikipedia) |
Un recorrido por su imagen en el cine
Para muchos, precisamente, esta cualidad de popularidad
masiva fue lo que los dejó a un lado de la investigación: cosas de niños, nada
importante. Sin embargo, lo estaban siendo como pocas cosas. Las "cosas de
niños" atravesaban la vida adulta por más que no quisieran reconocerlo.
Ahí mismo empezaba esta historia. Ni siquiera el lenguaje de la ciencia puede
escapar al ingenio, como sostiene Holland: "Incluso los naturalistas más
brillantes pueden tener dificultades para mantener su imaginación bajo control
al contemplar de cerca los restos de unos monstruos reptilianos que parecían
haber vagado alguna vez por los condados de origen".
Escena de 'The Land Before Time' de 1988. (Cedido) |
Y llegaron los noventa
Lo que sucedió en la década de los noventa era ya como la
estela de un mito eterno. No había marcha atrás. Cuando Steven Spielberg
presentó Jurassic Park en 1993, los niños y niñas del momento ya convivían con
estas criaturas con la cercanía propia que ofrecía la imagen. Más allá de toda
la literatura que hablaba de ellas desde hacía más de un siglo, más allá
incluso de los juguetes, la serie 'Dinosaurs' aparecía en el televisor cada día
desde 1991.
Una familia de clase media compuesta por dinosaurios antropomórficos, Los Sinclair, habían entrado en la cotidianidad de la vida familiar misma. Su escenario era la prehistoria, pero sus vidas eran muy parecidas a las de la sociedad de los años noventa de Estados Unidos y Europa. El paralelismo desconfigurando pasado y presente nos mantenía enganchados. Y entonces llegó 'Mario Bros', y allí estaba él: Yoshi, el mejor amigo de Super Mario. Yoshi debutó en Super Mario World en 1990 en Super 'Nintendo Entertainment System' como el compañero de Mario y Luigi. Era el personaje principal de la serie con su nombre por título, y fue un personaje secundario (pero muy querido) en los juegos derivados de Mario, como Mario Party y Mario Kart, así como en muchos juegos deportivos de Mario que llegaron después.
Y entonces llegó 'Toy Story', y allí estaba él: T-Rex, constatando que en la caja de juguetes de cualquier niño y niña de la época no podía faltar un dinosaurio que, en caso de aventuras peligrosas a espaldas de todo humano, pudiera echar una de sus fuertes patas para evitar cualquier desastre. Podían ser buenos y malos, podían ser todo lo que se nos ocurriese. Mientras tanto, en excavaciones y laboratorios, eran justo lo que quedaba de ellos, un misterio tan inmenso como el tiempo que nos separa.
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