Tras 16 días de trabajo en terreno, científicos chilenos y extranjeros constataron que Cerro Guido, en la Región de Magallanes, es el quinto mayor yacimiento paleontológico del continente. Excavaciones permitieron dar con nuevas especies de dinosaurios. Una historia que comenzó gracias a los hallazgos de un ovejero.
“La diversidad de vertebrados fósiles es mayor a la
estimada originalmente y este año se suman a los ya descubiertos saurópodos y
hadrosaurios, una serie de otros reptiles, entre los que destacan plesiosaurios
y mosasaurios”, dice Marcelo Leppe, paleobotánico del Instituto Antártico
Chileno (Inach), sobre los hallazgos de la reciente expedición científica al
valle de los dinosaurios, ubicado en la estancia Cerro Guido y Las Chinas, en
la provincia Última Esperanza, Región de Magallanes.
En esta estancia, la más grande de la región con un total
de 100 mil hectáreas, se ha transformado desde 2013 en un lugar de interés
mundial para conocer cómo fueron los últimos días de los dinosaurios, desde que
Mario Ulloa, un ovejero, diera con los fósiles de hadrosaurios y saurópodos
(ver nota secundaria).
Leppe y un equipo de 25 investigadores, entre ellos
algunos provenientes de Alemania y Brasil, tenían previsto trabajar en las
excavaciones de los hadrosaurios y saurópodos, pero se toparon con nuevos
fósiles, que se encuentran repartidos en un área de 60 kilómetros cuadrados.
Después de esta
expedición, que se extendió entre el 16 de febrero y el 3 de marzo, Leppe está
en condiciones de asegurar que “la localidad se eleva como una de las cinco más
importantes de Sudamérica para fines de la era de los dinosaurios”. Las otras
están en Argentina, Brasil y Perú.
Lo anterior, tanto por la concentración inusual de
ambientes, por su alta diversidad de flora y fauna, así como por la excelente
preservación de los fósiles.
El investigador afirma que los descubrimientos en la
localidad complementan la hipótesis generada durante los últimos años, que
sostiene que a fines del Cretácico hubo un periodo frío que habría provocado la
formación de hielo antártico y producido un gran descenso en los niveles del
mar.
En este sentido, la caída del meteorito de Chicxulub
(México) en la Tierra, hace 66 millones de años y que se conoce como el
causante de la extinción de los dinosaurios, fue en realidad el golpe de gracia
para estos animales. Existen estudios que indican que los grandes reptiles ya
estaban disminuyendo debido al cambio climático.
Flora
fósil
Los hallazgos de los investigadores no solo se remitieron
a fósiles de dinosaurios. La diversidad de flora fósil encontrada,
principalmente representada en impresiones de hojas sobre piedras, se ha
duplicado en el presente año respecto a la campaña científica de 2014. Los
expertos han encontrado al menos 40 formas diferentes de plantas y árboles.
Los científicos han logrado constatar que existen cambios
en la composición de la flora en la zona, las que se pueden ver en los
diferentes estratos (capas) del complejo Cerro Guido-Las Chinas.
Los estratos más jóvenes (más arriba), evidencian
condiciones inusualmente más frías (caracterizado por señales geoquímicas y por
una disminución en el tamaño promedio de las hojas fósiles), en el entendido
que el Cretácico es considerado un periodo invernadero, con concentraciones de
CO2 varias veces superior al actual.
Además de la flora dominada por Nothofagus, género de
plantas que aún existe y que se encuentran distribuida en Oceanía y Sudamérica,
existen fósiles con un registro de unos 80 millones de años en la Antártica.
Los restos de fósiles de flora de origen antártico, por
primera vez en Sudamérica, se correlacionaría con la posibilidad de que el
descenso en el nivel del mar haya provocado la aparición de un puente terrestre
entre Antártica y la Patagonia a fines de la era de los dinosaurios, estiman
los investigadores.
En esta expedición se encontraron muchos elementos
arbóreos y arbustivos agrupados en unos cinco niveles distintos. Estos niveles
muestran una evolución de bosques dominados por Sterculia, grupo característico
de bosques más cálidos, hacia bosques más templados dominados por Nothofagus,
en línea con la idea de un enfriamiento global.
“Con la cantidad de fósiles tenemos un gradiente, ahora
ya podemos entender mejor, cómo fue esta relación entre Sudamérica y la
Antártica”, dice Leppe.
El complejo Cerro Guido-Las Chinas encuentra plasmado en
sus rocas distintos ambientes de fines de esta era, que van desde marinos
profundos (durante el Campaniano de 83 a 72 millones de años) con invertebrados
y reptiles marinos, a costeros y continentales, con ríos y lagunas (durante el
Maastrichtiano de 72 a 66 millones de años).
Además de expertos del Inach, en la expedición
participaron científicos de la Universidad de Chile, de Heidelberg (Alemania),
de UNISINOS (Brasil) y del Museo de Historia Natural de Karlsruhe (Alemania), y
contó además con estudiantes de pre y posgrado de las universidades Andrés
Bello, de Concepción, de Chile, Católica de Valparaíso y de Magallanes.
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