Rafael Royo (i) y Jim Kirkland (d) junto al póster con el
nuevo dinosaurio
saurópodo en el congreso de la SVP. | FCPTD
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La proyección internacional del dinosaurio más conocido de
Teruel, Turiasaurus riodevensis, sigue sorprendiendo. Paleontólogos
norteamericanos han hallado ahora en Utah un dinosaurio saurópodo cuyos dientes
en forma de corazón recuerdan a los de este gigante descubierto en el municipio
turolense de Riodeva en el año 2003. Su hallazgo se ha dado a conocer en el
congreso de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (SVP por sus siglas en
inglés) celebrado en Utah, y en el estudio de los fósiles han participado
paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis.
El científico que lidera esta investigación es Rafael Royo
Torres, de la Fundación Dinópolis, institución que ha participado en el
congreso de la SVP con otras tres aportaciones más.
Las actas del congreso, celebrado durante la semana pasada,
con los resúmenes de las aportaciones presentadas se pueden consultar en la
página web de la SVP. En ellas se da cuenta de la sistemática de este nuevo
dinosaurio, del que se dice que es una nueva especie de saurópodo (dinosaurio
cuadrúpedo de gran tamaño con cuello y cola largos) y se hace un primer
análisis cladístico aunque sin describirlo.
La publicación es especialmente interesante porque en la
misma se asegura que los dientes son distintos a los de Camarasaurus, que es el
saurópodo característico de Norteamérica en el tránsito del Jurásico al
Cretácico, mientras que sus dientes posteriores tienen la forma de corazón tan
característica de los turiasaurios de la península Ibérica.
Otro dato que llama la atención del análisis filogenético
que se ha hecho de las vértebras dorsales es que son diferentes a las de
Haplocanthosaurus, otro saurópodo característico del tránsito
Jurásico-Cretácico de EEUU. Por el contrario, se indica que son más similares a
las de dinosaurios como Mamenchisaurus (asiáticos) y Losillasaurus (europeos).
Precisamente Losillasaurus fue hallado en Valencia y hoy día
está reconocido científicamente como perteneciente al clado Turiasauria, que lo
emparenta con el Turiasaurus de Riodeva. La investigación presentada en el
congreso de Utah indica además que el nuevo dinosaurio hallado podría tratarse
del saurópodo más primitivo de Norteamérica desde el punto de vista
filogenético, es decir, en términos evolutivos y no de antigüedad.
El esqueleto pertenece a un subadulto y fue descubierto en
el año 2010, aunque ha sido ahora cuando se publica por primera vez en el marco
de la colaboración científica que la Fundación Dinópolis mantiene con los
paleontólogos de Utah, y que llevaron a que a principios de año una delegación
turolense hiciera una visita de trabajo a Estados Unidos, que pocas semanas
después fue devuelta por los paleontólogos norteamericanos.
Además de Rafael Royo Torres, experto en saurópodos de la
Fundación Dinópolis y que lidera la investigación, el trabajo está firmado por
Paul Upchurch, del University College London; James Kirkland y Don Deblieux,
del Utah Geological Survey; y John Foster, del Museo de Moab, también en Utah,
además de los paleontólogos de Dinópolis Alberto Cobos, Guillermo Rey y Luis
Alcalá.
Las otras dos aportaciones que ha hecho la Fundación
Dinópolis a este congreso internacional en Estados Unidos, según informa la
institución científica turolense en su página web, tratan sobre la relevancia
que los dinosaurios turolenses y norteamericanos tienen para poder determinar
su afinidad en el tiempo geológico.
En el resumen de esta aportación científica que puede leerse
por Internet se abunda en la importancia de la relación entre las faunas
europeas y norteamericanas antes de que se separaran los dos continentes por la
deriva continental, apuntando más hacia el Cretácico Inferior que a la frontera
entre el Tithoniense y el Berriasiense. Es una aportación de gran relevancia
que hacen de manera conjunta los paleontólogos de Dinópolis y los de Utah.
En este sentido, Kirkland ha señalado en su cuenta de
Facebook que la colaboración con los científicos de Teruel está dando
resultados "maravillosos" y arrojando datos reveladores sobre la
apertura del Atlántico durante el Cretácico Inferior.
La tercera investigación que se ha llevado al congreso
norteamericano es un estudio paleoneurológico de Proa valdearinnoensis, es
decir, del cerebro de este dinosaurio ornitópodo hallado en la mina Santa María
de Ariño y cuyo esqueleto original se puede ver montado en el Museo Aragonés de
Paleontología de Dinópolis.
En este caso en la investigación han participado, además de
los científicos de la Fundación Dinópolis Eduardo Espílez, Luis Mampel y Luis
Alcalá, los paleontólogos Fabien Knoll de la Universidad de Manchester y
Stephan Lautenschlager de la Universidad de Bristol. En el mismo se dan a
conocer los primeros resultados de la tomografía axial computarizada hecha al
cráneo de Proa en el hospital Obispo Polanco de Teruel, que revelan que su
cerebro apenas tenía el tamaño de una pelota de tenis.
La Fundación también colabora con un cuarto artículo sobre
un nuevo dinosaurio saurópodo del Jurásico Superior de Portugal.
Conferencia sobre los dinosaurios turolenses del Jurásico en
Bilbao
El paleontólogo de la Fundación Dinópolis Alberto Cobos
participa mañana miércoles en la Semana de la Ciencia organizada por la
Universidad del País Vasco en Bilbao, con una conferencia sobre Turiasaurus y
los dinosaurios del Jurásico en Teruel. La actividad se enmarca dentro de la
exposición Colosos Jurásicos que acoge el paraninfo de la UPV, donde se exhibe
la reconstrucción del esqueleto de Turiasaurus hecha por la Fundación
Dinópolis.
La charla será a las 19 horas y en ella Cobos profundizará
en las faunas de dinosaurios que vivieron en la provincia de Teruel hace
150-145 millones de años. "Además, también se van a conectar Vizcaya y
Teruel desde diferentes puntos de su geología, paleontología, guerra civil y
patrimonio industrial minero", indicó Cobos, quien recordó que el lugar
donde se exhibe Turiasaurus está a orillas del rió Nervión, donde estuvieron
los astilleros de Euskalduna y la potente siderurgia que transformaba el hierro
de los Montes de Triano en Vizcaya en el acero con el que se construían los
barcos. Esos mismos empresarios emprendieron en Teruel las explotaciones
mineras de hierro de Sierra Menera en Ojos Negros, "que acabaron, con el
paso de los años, con la instalación de una línea de ferrocarril propia y de
los Altos Hornos del Mediterráneo. En definitiva, si Teruel y Vizcaya
estuvieron "unidas" antaño por el hierro, Turiasaurus estrecha ahora
también nuevas relaciones entre el Turia y el Nervión con un gigante de titanio
como observador: el Museo Guggenheim de Bilbao", apuntó Cobos.
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