jueves, 10 de noviembre de 2016

LOS DINOSAURIOS SEDUCÍAN CON SU SONRISA

De acuerdo con un reciente estudio, sonreír era un modo de captar la atención del sexo opuesto
Juan Scaliter 

La presencia de caninos en algunos dinosaurios, antepasados de los mamíferos,
ha permitido llegar a esta conclusión. Crédito imagen: Jarmoluk.
Los estudios antropológicos aseguran que la sonrisa puede tener diferentes significados, desde la sumisión, hasta la agresividad o el placer, pero un nuevo estudio, publicado en PlosOne, señala que en la raíz evolutiva de este gesto que consideramos tan humano se encuentra nada más y nada menos que la seducción.

Los mamíferos tenemos tres tipos de piezas dentales principales, los incisivos, al frente, los molares en las mejillas y los colmillos o caninos, separando los dos anteriores. Esta división ocurrió unos 300 millones de años atrás, cuando nuestros ancestros todavía eran reptiles: los terápsidos, de los cuales se cree descienden los mamíferos. Estos animales tenían un juego de importantes caninos pero no los usaban para cazar o resultar amenazantes, sino como un recurso de atracción hacia el sexo opuesto.  Vestigios de esto se pueden ver actualmente en especies como las morsas o los muntíacos (similares a los ciervos). Pero, ¿cómo saber si los ancestros de los mamíferos también recurrían a la sonrisa como seducción?

Para responder a esta pregunta, un grupo de paleontólogos de la Universidad de Witwatersrand, la escuela de Ciencias Anatómicas de Johanesburgo y la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón (ESRF por sus siglas en inglés), utilizaron técnicas como rayos X computarizados y microtomografías para analizar el fósil de un Choerosaurus dejageri, un antepasado de los mamíferos que vivió 260 millones de años atrás. De acuerdo con Julien Benoit, líder del equipo y autor principal del estudio, “solo se conoce un cráneo del Choerosaurus y es el único de los euteriodontes con dos protuberancias simétricas en la mandíbula. Creemos que el propósito de estos bultos era para el combate entre miembros de la misma especie o como herramienta de exhibición sexual”.

Los análisis efectuados sobre el cráneo mostraron que se trata de una estructura demasiado débil para ser útil en combate. A esto se le suma que la región maxilar estaba muy irrigada, también incompatible con la lucha y más vinculada a conductas de exhibición. “Las protuberancias del Choerosaurus – explica Benoit en un comunicado de la universidad – son las primeras evidencias de estructuras dedicadas exclusivamente a atraer al género opuesto. El fósil muestra que este tipo de conducta, mostrar los dientes, era una parte fundamental de la evolución de los antepasados de los mamíferos y que se remonta al menos a 300 millones de años atrás”.

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