Fotografía del nuevo
espécimen fósil, indicando las
ubicaciones de la muestra. (PNAS)
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Plumas fósiles de un
ejemplar de Eoconfuciusornis, que vivió hace 130 millones de años durante el
Cretácico Inferior en el noroeste de China, han conservado trazas de queratina
y melanosomas, según un estudio que publica este lunes la revista PNAS.
El estudio amplía así el
marco temporal en el que moléculas originales pueden conservarse y demuestra la
capacidad de distinguir entre antiguas microestructuras en fósiles.
Los Eoconfuciusornis, del
tamaño de un cuervo y que poblaron lo que hoy es China hace 130 millones de
años, fueron de las primeras aves en carecer de dientes y tener queratina en el
pico, como los pájaros modernos.
Estudios previos señalan que
las plumas de ese y otros pájaros prehistóricos y dinosaurios conservaban unas
estructuras llamadas melanosomas, que contienen pigmentos como la melanina y
dan a las plumas su color, pero no se podía probar si se trataba de eso o de
microbios que habían cubierto el animal durante su descomposición y
fosilización.
Las autoras de estudio,
Yanhong Pan, de la Academia China de Ciencias, y Mary Schweitzer del Museo de
Ciencias Naturales de Carolina del Norte (EEUU), examinaron plumas de un fósil
de Eoconduciusornis para dilucidar la naturaleza de los organismos redondeados
y alargados que se encontraban en las plumas.
“Si fuesen melanosomas
deberían estar incrustados en una matriz queratínica, puesto que las plumas
contienen betaqueratina”, explicó Schweitzer, y, de no encontrarse queratina,
entonces podían ser microbios o una mezcla de microbios y melanosomas.
Las expertas usaron diversas
técnicas para analizar tanto la superficie como el interior de las plumas para
llegar a la conclusión de que las estructuras encontradas eran melanosomas y no
algún tipo de microorganismo resultado del proceso de descomposición y
fosilización.
Este estudio “es el primero
en demostrar la evidencia tanto de queratina como de melanosomas a través del
uso de métodos estructurales, químicos y moleculares”, indicó Pan.
Esos métodos “tienen el
potencial de ayudarnos a entender -a nivel molecular- cómo y por qué
evolucionaron las plumas en esos linajes” de aves, agregó la experta.
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