Investigadores del CONICET realizaron un importante hallazgo de rastros de animales de unos 7 metros de longitud, filogenéticamente emparentados con los cocodrilos.
En una campaña que implicó un gran despliegue logístico, investigadores del CONICET descubrieron una gran cantidad de huellas pertenecientes a animales cuadrúpedos emparentados con los cocodrilos. Eran animales de gran tamaño, capaces de trotar, aunque no se pudo definir si se traba de especies carnívoras o herbívoras.
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La campaña paleontológica
“Parte del equipo estuvo compuesto por icnólogos -especialistas en huellas-, quienes pudieron confirmar que estos animales dejaban huellas conocidas como quiroterias, particularmente de un género que es conocido como Brachychirotherium, o braquiquiroterios”, especificó Apesteguía, autor principal del estudio que se publicó hoy en la revista científica Historical Biology.
La palabra del paleontólogo Riguetti
El paleontólogo Facundo Riguetti, coautor de este estudio, indicó que “este es el primer hallazgo de este tipo de huellas en Bolivia y es también la primera evidencia de que en el Triásico Superior vivían grandes y viejos parientes terrestres de los cocodrilos en ese país”.
“Algunas de las cosas más sorprendentes que vimos en estos
animales, además del gran tamaño que tienen, es el agrupamiento que presentan”,
aseveró Riguetti. Y agregó: “En algunos casos, se ven rastrilladas
individuales. Es decir, secuencias de huellas solitarias de un mismo individuo,
mientras que en otros casos están agrupadas en suelos con mucha agua. Es
probable que estos animales se reunieran en torno a lagunas o ríos, como ocurre
hoy en los oasis de los desiertos”, sostuvo.
El icnólogo Paolo Citton, investigador del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG-CONICET) de la Universidad Nacional de Río Negro, valoró que “el hallazgo de trazas fósiles, en este caso de huellas de cuadrúpedos, brindan un montón de información sobre la paleobiología de los animales extintos, porque permite ver el animal caminado, moviéndose, e interactuando con el ambiente, y ello nos da información sobre su forma de locomoción”.
Centenares de huellas y dos posibles candidatos
“Pero también es posible que estas huellas hayan sido dejadas por aetosaurios, los cuales eran acorazados y también eran parientes lejanos de cocodrilos, pero herbívoros, y de un tamaño que podría haber rondado entre los cuatro y cinco metros”, afirmó Apesteguía.
Las dataciones que indicaron que eran animales del Triásico
Previamente, en 2010, los doctores Sebastián Apesteguía y Pablo Gallina habían realizado una publicación sobre huellas fósiles en dicha zona en Bolivia. Pero las dataciones de aquel entonces consignaban que el yacimiento pertenecía a los comienzos del período Cretácico, con unos 145 millones de años de antigüedad, por lo que se consideró que esos rastros pertenecían a dinosaurios.
Pero nuevas dataciones revelaron que estos sedimentos eran mucho más antiguos, de mediados del período Triásico, con unos 235 millones de años de antigüedad. De allí que las huellas no pertenecían a dinosaurios, los cuales eran pequeños en ese entonces, cuando el mundo estaba compuesto por un único continente que es conocido con el nombre de Pangea.
La nueva investigación fue publicada en la revista Historical Biology con el título “The Ruditayoj-Tunasniyoj fossil area (Chuquisaca, Bolivia): a Triassic chirotheriid megatracksite and reinterpretation of purported thyreophoran tracks”.
Además de los investigadores Sebastián Apesteguía, Facundo
Riguetti y Paolo Citton, también participaron de este estudio los geólogos
Gonzalo Veiga y Daniel Poiré, ambos del Centro de Investigaciones Geológicas de
la Universidad Nacional de La Plata, el doctor Gerardo G. Zacarías de la
Universidad Nacional de Salta y doctora Silvina de Valais del mismo IIPG y el
CONICET.
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