Bautizado como Perucetus colossus, los autores calculan que su peso y tamaño pudo haber superado al de la ballena azul, hasta ahora considerada la criatura más pesada jamás registrada.
Reconstrucción de Perucetus colossus en su hábitat costero. — Alberto Gennari |
Los huesos de este animal son los más grandes y pesados que los de cualquier otro vertebrado que haya existido nunca
El animal se ha modelado en 3D a partir de un esqueleto
parcial, que incluye 13 vértebras, cuatro costillas y un hueso de la cadera. Se
estima que vivió durante el Eoceno medio, hace unos 39 millones de años.
"Este descubrimiento documenta la existencia de un
basilosáurido (una familia de cetáceos hoy extintos) caracterizado por huesos
enormes y pesados, más que cualquier otro vertebrado que haya existido
jamás", declara a SINC Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa
(Italia) y primer autor del trabajo.
A la ballena azul le ha salido un competidor
El equipo internacional escaneó la superficie de los huesos
conservados para medir su volumen, hizo perforaciones para evaluar su
distribución interna y utilizó esqueletos completos de parientes cercanos para
estimar cuánto pesaba en vida la estructura ósea de la nueva especie.
Modelo en 3D del coloso Perucetus, junto con el de un pariente cercano más pequeño (Cynthiacetus peruvianus) y la ballena azul de Wexford. — Florent Goussard / MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE LONDRES |
"Hemos sido extremadamente conservadores en nuestro enfoque", subraya Eli Amson, del Museo de Historia Natural de Stuttgart (Alemania) y líder del estudio. "La estimación más baja refleja una valoración extremadamente conservadora, y aun así es mayor que la de algunas ballenas azules adultas", agrega.
Sobre si podría tratarse del animal más pesado jamás
registrado, explica: "Podemos afirmar con un alto grado de certeza que su
peso era similar al de la ballena azul, e incluso superior".
Todos los huesos de esta ballena arcaica son extremadamente
densos y compactos, según los científicos. "Este tipo de engrosamiento y
pesadez del esqueleto, llamado paquiosteoesclerosis, no se encuentra en ningún
cetáceo vivo, aunque sí se observa en los sirenios (como los manatíes)",
señala Bianucci.
La paquiosteoesclerosis consiste en dos tipos de
modificaciones óseas. Por un lado, la adición de hueso extra en la superficie
externa de los elementos esqueléticos (lo que les da un aspecto hinchado,
denominado paquitosis). Por otro lado, el relleno de cavidades internas con
hueso compacto (osteosclerosis), lo que añade aún más peso.
La paquiosteosclerosis es un conjunto de modificaciones óseas que no se observa en ningún cetáceo actual
Estas modificaciones no son patológicas, pero son bien
conocidas en muchos mamíferos acuáticos y reptiles que viven sobre todo en
aguas costeras poco profundas. El peso extra ayuda a estos animales a regular
su flotabilidad y a ajustarse bajo el agua. En los cetáceos modernos, que
pueden bucear a mucha mayor profundidad y viven lejos de la costa, la
estructura ósea es mucho más ligera.
Fueron necesarias múltiples campañas de campo para recoger
las muestras del recién hallado animal. Cada vértebra pesa más de 100 kilos y
las costillas alcanzan una longitud de 1,4 metros. Este espécimen, que se
conserva en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor San
Marcos (Lima, Perú), representa uno de los primeros cetáceos que pasaron a un
estilo de vida totalmente acuático.
Tendencia al gigantismo
El registro fósil de los cetáceos es de gran importancia a
la hora de documentar la historia evolutiva de la vida de los mamíferos, cuando
algunos animales terrestres regresaban al océano. Los hallazgos sugieren que la
tendencia al gigantismo en los mamíferos marinos puede haber comenzado antes de
lo que se pensaba.
"Se cree que el gran tamaño corporal confiere algún tipo de ventaja competitiva", señala Bianucci
Uno de los investigadores posa con los fósiles para la exhibición organizada en el Museo de Historia Natural de Lima (Perú). — Rodolfo Salas-Gismondi y Niels Valencia |
Registros anteriores han identificado adaptaciones a un
estilo de vida acuático, que incluyen una tendencia al gigantismo y un aumento
de la masa corporal. "El gigantismo es un fenómeno que ha surgido, de
forma independiente y en distintos momentos, en muchos linajes de
vertebrados", explica Bianucci. "Se cree que el gran tamaño corporal
confiere algún tipo de ventaja competitiva, pero cómo y por qué evolucionó
exactamente sigue siendo objeto de debate".
Los hallazgos indican que los cetáceos habían alcanzado su masa corporal máxima unos 30 millones de años antes de lo que se creía, y en un contexto costero. Este trabajo cambia la comprensión sobre la evolución de las ballenas.
"La completa adaptación al medio marino, donde
disminuyen los problemas relacionados con la gravedad, puede haber favorecido
el aumento de tamaño en los cetáceos arcaicos", comenta el paleontólogo.
Una ballena hiperespecializada
La flotabilidad asociada al aumento de la masa ósea es
coherente con un estilo de vida en aguas poco profundas. El gigantismo en el P.
colossus también puede ir asociado a la selección natural, ya que esto "le
permite sumergirse más tiempo cerca del fondo en aguas poco profundas",
destaca el autor del estudio.
"De hecho, los grandes vertebrados marinos que respiran
aire tienen una mayor duración de inmersión que los más pequeños", añade.
Los resultados apoyan la teoría de que los basilosaúridos
estaban hiperespecializados para este tipo de entorno costero. Según Bianucci,
esto también pudo facilitar su extinción: "la hiperespecialización hace a
las especies más vulnerables y menos capaces de adaptarse a los rápidos cambios
ambientales".
Esta familia de cetáceos estaba hiperespecializada para vivir cerca de la costa, en aguas poco profundas
En concreto, este cetáceo vivía en zonas con una alta
disponibilidad de alimentos. "La repentina caída de la productividad en
las aguas costeras, hacia el final del Eoceno, probablemente impactó en estos
animales en favor de los antepasados de las ballenas y delfines actuales, los
cuales invadieron los entornos de mar abierto", concluye el investigador.
El equipo, en el que también se encuentra Mario Urbina,
continuará recorriendo el desierto peruano, porque están convencidos de que aún
tiene mucho que revelar. Preparar y conservar todos estos importantes fósiles
es uno de los grandes retos del departamento de Paleontología del Museo de
Lima.
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