Un órgano fosilizado de un ave extinta emparentada con patos
y gansos ha permitido concluir que los dinosaurios no desarrollaron estructuras
para cantar
Hacían retumbar la tierra con sus pasos y podían tirar
árboles enteros al suelo. Pero lo cierto es que aparte de esto no sabemos cómo
sonaban los dinosaurios, porque los tejidos blandos que producen los sonidos
desaparecieron hace millones de años. Pero según un estudio publicado hoy en
«Nature», se puede concluir al menos que lo más probable es que los dinosaurios
no pudieran cantar y vocalizar como hacen los pájaros hoy en día.
Esta es la conclusión que investigadores de la Universidad
de Texas han extraído tras encontrar el que es hasta hoy el órgano vocal de un
pájaro más antiguo nunca descubierto. El fósil fue hallado en la Antártida, y
perteneció a un pariente de patos y gansos que vivió hace más de 66 millones de
años, en pleno reinado de los dinosaurios. Lo interesante es que este órgano,
llamado siringe, no estaba presente en dinosaurios que vivieron en aquella
misma época, lo que sugiere que la capacidad de canto asociada con él solo se
desarrolló en las aves y que los dinosaurios no pudieron hacer nunca ruidos
similares.
Una siringe encontrada en un pariente de patos y gansos actuales
ha servido para tratar de entender cómo sonaban los dinosaurios-
NICOLE
FULLER/SAYO ART FOR UT AUSTIN
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«El descubrimiento ayuda a explicar por qué ningún órgano así ha sido conservado en ningún pariente de dinosaurio no relacionado con las aves o con parientes de cocodrilos», ha explicado Julia Clarke, paleontóloga de la Universidad de Texas y primera autora del estudio. «Este es otro importante paso para averiguar cómo sonaban los dinosaurios y para entender mejor la evolución de las aves».
En las aves actuales, la siringe es un órgano rígido hecho
de anillos de cartílago que soporta tejidos suaves que vibran y producen
sonidos. No suele fosilizar, pero en ocasiones el alto contenido mineral del
cartílago lo permite.
Imitando al avestruz
Así fue como en 2013 Julia Clarke descubrió que un fósil de
un ave descubierto en la Antártida en 1992 había una siringe. Este órgano
perteneció a un ejemplar de Vegavis iaai, un ave que vivió en el Cretácico,
hace 66 millones de años.
Fran Goller, fisiólogo de la Universidad de Utah y también
coautor del estudio, ha explicado que la forma de la siringe que se encontró
entonces podría ayudarnos a entender cómo cantaban los primeros pájaros. Pero
ha recalcado que hacen falta más datos para relacionar la forma de las siringes
con el canto de aves actuales. «Aquí comenzamos a vislumbrar cómo una siringe
fósil nos dice cómo cantaban los pájaros, pero aún necesitamos muchos más
datos».
Si bien estos investigadores han sugerido que los
dinosaurios no cantaban, en una investigación anterior ellos mismos concluyeron
que probablemente eran capaces de hacer sonidos similares a las de las
avestruces actuales, capaces de hacer algunos sonidos secos y repentinos con la
boca cerrada.
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