‘Turiasaurus’ ha sido clave en el conocimiento de los
dinosaurios desde que se publicó en ‘Science’
La publicación científica del dinosaurio turolense
Turiasaurus riodevensis en la revista Science hace ahora diez años ha sido
clave a nivel internacional durante esta década para conocer mejor a estos
grandes vertebrados que vivieron durante el Mesozoico
La paleontóloga Maite Suñer junto a la reconstrucción del
corpóreo de
‘Turiasaurus’ en Dinópolis
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La publicación científica del dinosaurio turolense
Turiasaurus riodevensis en la revista Science hace ahora diez años ha sido
clave a nivel internacional durante esta década para conocer mejor a estos
grandes vertebrados que vivieron durante el Mesozoico. Aparte de haberse
convertido en uno de los mejores embajadores de Teruel por España y el mundo,
su descripción a cargo de paleontólogos de la Fundación Conjunto paleontológico
de Teruel-Dinópolis ha sido determinante para comprender cómo evolucionaron los
saurópodos, familia a la que pertenecen los dinosaurios cuadrúpedos de gran
tamaño de cuello y cola largos.
Diez años después de que se publicara el nuevo género y
especie de dinosaurio que es Turiasaurus, su importancia científica mundial
sigue creciendo y sus ramificaciones se extienden ya por Europa, África y
Norteamérica gracias a que junto con la descripción del hallazgo se estableció
un nuevo clado llamado Turiasauria que ha revolucionado la clasificación
internacional de los saurópodos.
Fue hace ahora diez años cuando la revista científica
Science, una de las más prestigiosas del mundo, recogió en sus páginas la
descripción de este dinosaurio hallado en Riodeva. En la publicación fue
bautizado con el nombre de Turiasaurus para definir su género, en referencia a
Teruel y al río Turia, mientras que la especie se denominó riodevensis en
alusión a la localidad donde fue encontrado.
Los paleontólogos y el personal de la Fundación Dinópolis
cuando se presentó
la publicación de 'Turiasaurus' en 'Science'
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Science publicó la descripción de este dinosaurio en su
número del 22 de diciembre de 2006 con un artículo científico que firmaron los
paleontólogos de la Fundación Dinópolis Rafael Royo-Torres, Alberto Cobos y
Luis Alcalá. Su importancia era evidente en ese momento por tratarse del
dinosaurio más grande hallado en Europa, pero en estos diez años su
trascendencia mundial ha ido a más allá por el papel que ha jugado en la
cladística, es decir, en la clasificación internacional de este tipo de
animales.
Su relevancia para la paleontología mundial ha sido puesta
de manifiesto en estos dos lustros, al igual que entonces demostró que el
equipo científico de la Fundación Dinópolis estaba a la altura de cualquier
grupo investigador en el mundo. Prueba de ello es que desde entonces esta
institución científica colabora y se relaciona con algunos de los especialistas
más importantes que hay sobre dinosaurios en todo el planeta.
Todo ello se debe a que hay un antes y un después en el
conocimiento de los saurópodos porque a la vez que el género se definió también
un nuevo clado, un grupo que ayuda a entender cómo evolucionaron estos
animales.
El paleontólogo Francisco Ortega, del Grupo de Biología
Evolutiva de la Facultad de Ciencias de la Uned, uno de los dinosauriólogos de
mayor prestigio en España junto con José Luis Sanz, asegura que el clado
Turiasauria "se ha revelado como un grupo muy importante para comprender
la historia evolutiva de un grupo de dinosaurios saurópodos que son la base de los
neosaurópodos".
El científico considera que los "turiasaurios han
ayudado a entender de una forma muy clara cómo es toda esa radiacion de todas
estas formas de los diplodócidos, los braquiosaurios, los camarasaurios que
conocemos bien en el Jurásico Superior".
Jurásico portugués
A juicio de este paleontólogo, Turisauria se ha convertido
en un grupo "mucho más frecuente incluso de lo que se esperaba cuando se
publicó en 2006", puesto que ahora hay evidencias de su existencia en toda
la Península Ibérica, siendo muy frecuente en el Jurásico Superior portugués.
Pero además, precisa que "empezamos a encontrar
sospechas de Turiasaurus en el registro europeo o en el registro africano y en
el norteamericano, con lo que un grupo que no existía, que estaba como
mimetizado porque había muy poco registro en otros grupos, se está convirtiendo
en un grupo importante, extenso, amplio y relevante para entender uno de los
núcleos básicos para comprender la historia evolutiva de los saurópodos".
La paleontóloga Maite Suñer, que defendió este mismo mes en
Madrid su tesis doctoral sobre los dinosaurios saurópodos de la misma formación
geológica en la que apareció Turiasaurus, pero en el término municipal de
Alpuente en la comarca valenciana de Los Serranos, sostiene también que
"hay un antes y un después" en el estudio de estos dinosaurios desde
que se describió el gigante de Riodeva.
En este sentido, Suñer asegura que aunque hasta el año 2006
se había hecho un "muy buen trabajo" en el estudio de los saurópodos
en España, fue a partir de la publicación de Turiasaurus en Science cuando se
dio un giro radical por la proyección internacional que tuvo el artículo
científico y todas las publicaciones que le han seguido.
"Turiasaurus consigue en su momento que el estudio sobre
saurópodos llevado a cabo en nuestro país transcienda a nivel nacional y
transcienda a escala internacional. Los resultados publicados en Science sobre
Turiasaurus comienzan a incluirse en numerosas publicaciones científicas,
Teruel pasa a ponerse en el punto de mira de muchos investigadores y la
Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis pasa a ser institución de
obligada visita para los especialistas en la materia", sostiene la
paleontóloga.
Suñer, directora del Museo Paleontológico de Alpuente,
recuerda también que el hallazgo de Turiasaurus rompió esquemas pero también
"fue clave y permitió resolver muchas incógnitas", habiéndose
encontrado desde entonces semejanzas con ejemplares aparecidos en otras partes
de la Península Ibérica o de Europa, e incluso de África, que ha hecho ver
"que la distribución de este clado, de este grupo concreto de saurópodos,
los Turiasauria, era más amplio de lo esperado".
Francisco Ortega recuerda que la clasificación de los
saurópodos es de por sí ya muy inestable, para apuntar que el descubrimiento de
Turiasaurus y del clado Turiasauria "ha ayudado a estabilizar un poco esa
clasificación". En su opinión, esa ha sido una "contribución
importante dentro de su entorno evolutivo que han hecho los turiasaurios".
Además, tanto Ortega como Suñer entienden que su
descubrimiento ha dado un impulso importante a la Formación Villar del
Arzobispo, que se sitúa en el Jurásico Superior, en el tránsito con el
Cretácico, entre hace 145 y 150 millones de años.
Aunque queda mucho por hacer, Suñer considera que "los
trabajos desarrollados a lo largo de la última década nos han permitido conocer
la riqueza y gran diversidad existente en esta formación, comparable por
ejemplo a las mundialmente conocidas Formación Morrison en los Estados Unidos o
Formación Tendaguru en Tanzania".
Además, la paleontóloga considera que el estudio en
profundidad de las faunas que aparecen en esta formación geológica permitirá
establecer comparaciones y profundizar en la paleobiogeografía para poder
comprender cómo se dispersaron estos animales. Y de hecho, Suñer destaca el
buen grado de conservación de los ejemplares que se están encontrando.
Francisco Ortega destaca por otra parte que cuando la
Fundación Dinópolis se topó en Riodeva con la Formación Villar del Arzobispo,
focalizó su investigación hacia "uno de los puntos más importantes para
entender cómo había funcionado el Jurásico Superior en la Península Ibérica y
que tenía también extensiones que permitían explicar cosas en Europa y fuera de
Europa".
Un trabajo que ha dado lugar a nuevos estudios e
investigaciones, como es el caso de la tesis doctoral de Maite Suñer, que se
centra en la Formación Villar del Arzobispo de Alpuente y por cuya
investigación recibió la calificación de sobresaliente cum laude el pasado 15
de diciembre.
En su investigación ha comparado materiales de Alpuente con
los hallados en Riodeva. "La proximidad a la que se encuentra la institución
a la que pertenezco y las facilidades que me han dado desde la Fundación
Dinópolis, me ha permitido tener este material como referencia, por lo que
Turiasaurus es citado en numerosas ocasiones a lo largo del estudio",
precisa.
En opinión tanto de Suñer como de Ortega, hoy día se sabe
mucho sobre Turiasaurus, diez años después de su descripción científica, pero
todavía queda mucho por conocer. "La riqueza y potencial de esta formación
es impresionante, por lo que el hallazgo de nuevos ejemplares, que más pronto o
más tarde se producirá, proporcionará datos nuevos", argumenta Suñer.
Nuevas posibilidades
Francisco Ortega, a la derecha de la imagen, junto al
paleontólogo japonés
Masateru Shibata en 2012 en Dinópolis
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Ortega señala por su parte que queda todavía mucho por
conocer del clado Turiasauria, sobre todo por las posibilidades que se abren en
la Formación Morrison de los Estados Unidos, de la misma edad geológica, y que
se extiende por varios estados norteamericanos.
"Ahí va a haber mucho material que hasta ahora había
pasado desapercibido, confundido con otros organismos y que ahora se va a poder
relacionar con el material de Teruel", argumenta el científico, quien
añade que "por suerte para los paleontólogos, queda todavía mucho que
estudiar".
Ninguno de los dos científicos duda de que Turiasaurus se ha
convertido en un buen embajador para Teruel, tanto por su nombre, asociado al
río Turia, como por su gigantismo.
"En ocasiones, se definen géneros y especies nuevas en
paleontología, pero no trasciende más allá del ámbito científico o del ámbito
local, donde se anuncia a través de alguna nota de prensa que se ha encontrado
en una localidad o región", comenta Suñer, que considera que el caso del
dinosaurio turolense no ha sido ese, puesto que "Turiasaurus ha traspasado
fronteras, no ha quedado únicamente en papel, ni ha quedado inmóvil. Ha sido expuesto
ya en distintos lugares del mundo exportando el nombre de Teruel allá donde va.
Esto, aunque siempre es deseable, la mayor parte de las veces no es posible
hacerlo cuando se encuentra una nueva especie".
La paleontóloga cree por ello que los turolenses pueden
sentirse "orgullosos del trabajo que se está haciendo y de cómo se está
haciendo". Por su parte, Ortega argumenta que la gente de Teruel
"tienen un magnífico embajador, o un magnífico candidato con Turiasaurus,
para estar orgullosos de él".
Por otra parte, Ortega destaca la capacidad que ha tenido la
Fundación Dinópolis no solo para posicionarse en los "lugares más
importantes desde el punto de vista científico, sino que también ha acudido de
forma muy eficaz a los lugares más importantes desde el punto de vista
cultural".
Recurso patrimonial
Dentro de esos recursos considera que Turiasaurus es un
recurso patrimonial "magnífico", además de haberse convertido en una
"excelente herramienta tanto para explicar ciencia como para tener
proyección social, y esa proyección social, científica y cultural van siempre
ligados, no solo porque lleva el nombre del Turia, sino porque es de Teruel y
ese trabajo se hace en Teruel".
En el caso de Maite Suñer, Turiasaurus es muy especial para
ella porque trabajó con los fósiles de este dinosaurio hace años en Teruel y
fue la encargada de hacer la réplica del húmero, el más grande que se conoce,
lo que recuerda como "todo un reto". A este respecto asegura que
aquella experiencia profesional fue para ella "un salto, la manera de
profesionalizar las tareas que estaba desempeñando hasta entonces.
Conocimientos y experiencia que he podido aplicar posteriormente en mi día a
día y de los que no me olvido. Muchas veces debo acompañar y dar explicaciones
a las personas que se acercan a nuestro museo, y no hay visita por ejemplo en
la que no cite al Turiasaurus".
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