¿Cuál es el motivo por el que los dinosaurios eran tan
grandes, y por qué ningún otro animal ha igualado su tamaño tras su extinción
hace 65 millones de años?
Una de las características más fascinantes acerca de los
dinosaurios, que todavía a día de hoy sigue sin tener una explicación
definitiva, es el enorme tamaño que alcanzaban algunas especies. El mayor
mamífero terrestre existente en la actualidad es el elefante africano de sabana
(Loxodonta africana), que puede alcanzar una longitud de 6 a 7 metros y un peso
de hasta 6 toneladas. Si nos fijamos únicamente en los animales carnívoros, el
mayor depredador terrestre en la actualidad es el oso polar u oso blanco (Ursus
maritimus), que en muy raras ocasiones llega a alcanzar una tonelada.
En comparación, el célebre Tyranosaurus rex alcanzaba unos
respetables 12 metros de longitud y hasta 18 toneladas de peso. El
Tyranosaurus, pese a ser el dinosaurio carnívoro más famoso junto con el
Velociraptor, no era el más grande. Este título lo ostenta el Spinosaurus
aegyptiacus con una longitud de entre 15 y 18 metros. Como se puede ver, los
depredadores del Cretácico eran mucho mayores que los existentes en la
actualidad.
Imagen 1. Esqueleto de Tyranosaurus rex, uno de los mayores depredadores
terrestres que hayan existido.
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Dentro de las especies herbívoras los tamaños alcanzan
cifras aún mayores, especialmente en el infraorden de los saurópodos:
dinosaurios cuadrúpedos (en contraposición con los dinosaurios carnívoros, que
eran en su mayoría bípedos) con un cuello muy largo rematado por una cabeza
relativamente pequeña. Dentro de este grupo encontramos a la especie de animal
terrestre de mayor longitud y peso que se conozca: el Argentinosaurus, con 33
metros de longitud y el nada despreciable peso de 73 toneladas. Como habréis
adivinado, la especie se llama así porque los primeros fósiles fueron
descubiertos en Argentina.
La determinación del peso de los dinosaurios a partir de sus
restos óseos no es una tarea sencilla, puesto que se parte de modelos
realizados por ordenador y se desconoce la proporción exacta de músculos o
grasa, que tienen distinta densidad. En el caso del Argentinosaurus las
estimaciones varían entre 60 y 90 toneladas, siendo 73 la opción más probable.
En los animales terrestres un mayor peso y tamaño supone un
gasto de recursos, pues el esqueleto debe ser lo suficientemente resistente
como para sostener al animal y su musculatura debe poder moverlo, a expensas de
un gran gasto energético. Los animales marinos, por otra parte, no tienen que
enfrentarse al primer problema, ya que el agua sostiene parte del peso y el
factor clave pasa a ser la flotabilidad.
Imagen 2. Reconstrucción del esqueleto de un saurópodo.
Resulta llamativa
la longitud de su cuello y cola.
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Pongamos como ejemplo al mayor animal de la Tierra en la
actualidad, la ballena azul (Belaenoptera musculus), con un tamaño medio de
24-27 metros y un peso de 120 toneladas (existe constancia de un ejemplar de
173 toneladas que fue capturado). Como se ve, su tamaño es menor que los
esqueletos de Argentinosaurus que se han encontrado, pero su peso es mayor, ya
que se desplaza por el agua con un coste energético menor.
Sabiendo esto, nos pueden venir a la mente varias preguntas.
¿Cómo pudieron algunas especies de dinosaurios alcanzar un tamaño tan grande?
Si el tamaño suponía una ventaja evolutiva, ¿por qué las especies terrestres
actuales son mucho más pequeñas? No existe actualmente una respuesta clara a
esas preguntas, pero sí varias teorías que podrían explicar el tamaño de los
dinosaurios terrestres.
Teoría #1: Los dinosaurios eran más grandes porque tenían más
alimento disponible
Durante la Era Mesozoica (comprendida entre el comienzo del
periodo Triásico hace 250 millones de años hasta la extinción de los
dinosaurios al final del Cretácico, hace 65 millones de años) los niveles
atmosféricos de dióxido de carbono eran mucho mayores que los actuales. Como es
bien sabido desde que el cambio climático saltó a los medios de comunicación,
mayores niveles de dióxido de carbono implican una mayor temperatura, debido a
lo que se conoce como efecto invernadero (algunos gases como el CO2 o el metano
absorben la radiación infrarroja que produce la luz solar tras rebotar contra
la Tierra, calentando la atmósfera).
La combinación de temperaturas cálidas y una alta
concentración de dióxido de carbono fue ideal para que se desarrollara la
vegetación, dando lugar a una alta disponibilidad de alimentos para los
herbívoros. Al consumir alimentos se obtiene energía que se puede emplear en
crecimiento. A su vez, el que los herbívoros tengan un tamaño cada vez mayor
implica que los carnívoros también aumentan su talla. Esto se debe por un lado
a la mayor disponibilidad de alimento y por otro lado a una respuesta
evolutiva: si la presa es mucho más grande que el depredador, este no puede
darle caza.
Teoría #2: El tamaño de un dinosaurio era un mecanismo
defensivo
Los animales no emplean toda su energía en crecimiento,
también lo hacen en reproducción. Así, una mayor cantidad de energía no tiene
por qué dar lugar a un tamaño mayor. Por otro lado, si un mayor tamaño es
beneficioso para la supervivencia del individuo, y por consiguiente es
beneficioso para la especie, la selección natural actuará favoreciendo este
rasgo. En el caso de los herbívoros, un mayor tamaño corporal puede servir como
defensa frente a los depredadores. Poniendo un ejemplo actual en la sabana
africana, los leones rara vez atacan a los elefantes, pues estos pueden herir o
matar a un depredador con un golpe de sus extremidades. Debido a esto, los
depredadores buscan presas menos peligrosas.
Imagen 3. Reconstrucción por ordenador de un Spinosaurus
aegyptiacus realizada
a partir de su esqueleto. Destaca la cresta carnosa en su
lomo.
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En el caso de los dinosaurios, se cree que los herbívoros de
gran tamaño no tenían apenas depredadores por este motivo. También existe la
hipótesis de que los grandes depredadores como el Tyranosaurus rex eran
carroñeros o depredadores oportunistas en lugar de cazar activamente a sus
presas. Hay que tener en cuenta que un mayor tamaño corporal implica una menor
velocidad de desplazamiento, tanto por el gasto energético como por la tensión
a la que el esqueleto estaría sometido. Así, los científicos estiman que la
velocidad que podía alcanzar un T. rex corriendo era de 20-25 Km/h. En
comparación, los dinosaurios del género Velociraptor medían unos 2 metros de
largo, pesaban cerca de 15 Kg y podían alcanzar los 75 Km/h. Ambas especies
tenían técnicas de caza muy diferentes, pero ninguna de ellas podía haber
cazado a un gran dinosaurio herbívoro como el Argentinosaurus.
Teoría #3: El tamaño de los dinosaurios era un efecto
secundario de tener la sangre fría
Antes de explicar esta teoría conviene hacer una aclaración:
los términos “sangre fría” y “sangre caliente” son inexactos. Una lagartija se
denomina comúnmente animal de sangre fría, pero cuando toma el sol sobre una
roca su sangre está caliente. Resulta más adecuado clasificar la temperatura de
los animales según si son capaces o no de mantenerla constante (homeotermos o
poiquilotermos, respectivamente) y de si son capaces o no de generar calor por
sus propios medios (endotermos o ectotermos). Por ejemplo, los seres humanos
generamos calor gracias a nuestro metabolismo activo y somos capaces de
mantener constante nuestra temperatura corporal, por lo que somos homeotermos y
endotermos. Así, pueden existir animales que no generen calor interno pero sean
capaces de mantener constante su temperatura, o bien que generen calor gracias
a su metabolismo pero no puedan mantenerla constante.
En el caso de los dinosaurios, sabemos gracias a los fósiles
que algunas especies desarrollaron mecanismos para regular su temperatura
corporal. Las plumas de las aves, que sirven tanto para el vuelo como para
mantener su temperatura (tienen plumas especializadas para cada función),
estaban presentes en algunos dinosaurios como los Velociraptor, aunque estos no
tenían alas que permitieran el vuelo.
Otros como el género Stegosaurus tenían crestas óseas en su
lomo para regular su temperatura. Imaginemos una lagartija tumbada sobre una
piedra calentada por el sol. Bien, pues estos dinosaurios desarrollaron el
mecanismo opuesto, parecido a llevar piedras calientes a cuestas. Existían
algunos, como el Spinosaurus aegyptiacus que mencionaba al principio del
artículo, que tenían espinas óseas sobresaliendo de su lomo, unidas por una
membrana carnosa. Estas adaptaciones presentes en algunas especies de
dinosaurios tendrían la función de aumentar la temperatura corporal al estar
expuestas al sol, en aquellas especies que no eran capaces de generar calor de
forma interna.
Imagen 4. Reconstrucción del esqueleto de un Stegosaurus. Se
piensa que
las crestas óseas sobresalían de su lomo y se calentaban al sol.
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Por otro lado, las plumas tienen una función semejante al
pelo de los mamíferos, evitar que la temperatura corporal se disipe hacia el
medio cuando este está más frío, por lo que se cree que aquellos dinosaurios
con plumas (que tenían un tamaño relativamente pequeño, como los Velociraptor)
sí podían generar calor gracias a su metabolismo. La evolución dio lugar al
pelo en los mamíferos y mantuvo las plumas en las aves debido a que mantener la
temperatura corporal permite sobrevivir en climas fríos y ahorrar energía.
Curiosamente, los saurópodos de gran tamaño no muestran
ninguna adaptación para regular su temperatura corporal (con excepción de sus
largas extremidades, especialmente el cuello y la cola, que disipan la
temperatura). Los científicos creen que estos dinosaurios colosales eran
homeotermos, es decir, tenían su temperatura corporal siempre constante, debido
a que sus enormes cuerpos les permitían ganar calor lentamente durante el día y
perderlo lentamente a lo largo de la noche, sin necesidad de placas óseas o
crestas sobre su espalda. Pese a ello, su tasa metabólica sería bastante lenta,
como se espera en un animal de gran tamaño. Para poner las cosas en cierta
perspectiva, el mayor animal “de sangre caliente” del que se tenga constancia
es el Indricotherium, semejante a un rinoceronte de cuello alargado, que pesaba
unas 15-20 toneladas.
Y la conclusión es…
Todavía no existe una explicación definitiva a por qué los
dinosaurios tenían un tamaño mayor que los mamíferos actuales. En toda la
historia de los animales terrestres, el único periodo en el que existieron
animales de un tamaño gigantesco fue durante el Mesozoico. A la luz de las
pruebas actuales, la explicación más plausible sería una combinación de las
tres teorías que se han expuesto anteriormente. Por ahora se trata simplemente
de teorías, puesto que los científicos ni siquiera han alcanzado un consenso
acerca de la temperatura corporal de los dinosaurios, si eran o no capaces de
generar calor como hacemos los mamíferos. La explicación definitiva podría
venir de la mano de un nuevo fósil, o del estudio más detallado de los ya
existentes.
Bibliografía
1. Paul, Gregory S. (1997). “Dinosaur models: the good, the
bad, and using them to estimate the mass of dinosaurs”. Dinofest International
1997: 129–154.
2. Strauss, Bob.”Why Were Dinosaurs So Big? The Facts and
Theories Behind Dinosaur Gigantism”. About Education.
http://dinosaurs.about.com/od/dinosaurevolution/a/bigdinos.htm
3. Farlow JA (1993). “On the rareness of big, fierce animals:
speculations about the body sizes, population densities, and geographic ranges
of predatory mammals and large, carnivorous dinosaurs”. In Dodson, Peter; and
Gingerich, Philip. Functional Morphology and Evolution. American Journal of
Science, Special Volume 293-A. pp. 167–199.
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