Hace unos 66 millones de años, un meteorito se estrelló en la península de Yucatán en México, lo que desencadenó la extinción que arrasó con los dinosaurios y casi acaba con la vida en la Tierra. Chocó con una energía equivalente a 100 millones de bombas atómicas y dejó una cicatriz de 160 kilómetros de ancho que hoy se conoce como el cráter de Chicxulub.
Hace poco, un equipo de geofísicos perforó la inmensa
cavidad que se encuentra en el golfo de México y concentró sus esfuerzos en una
serie de elevaciones circulares (anillo de picos) ubicada en su centro. Sus
hallazgos muestran que los impactos de gran poder son capaces de catapultar
materiales enterrados en las profundidades de la corteza del planeta a zonas
mucho más cercanas a la superficie.
“Chicxulub es el único cráter de la Tierra con un anillo de
picos intacto del que podemos tomar muestras, pues el siguiente anillo de picos
intacto está en la luna”, afirmó Sean P. S. Gulick, geofísico marino de la
Universidad de Texas en Austin. “Es el punto de impacto donde se desencadenó la
extinción del Cretácico”.
Gulick y su colega Joanna Morgan, geofísica de Imperial
College London, encabezaron un grupo de más de 30 investigadores de doce países
que realizaron las perforaciones en el cráter de Chicxulub. Las perforaciones
en la roca de la zona marina les permitieron descubrir que los anillos de picos
están hechos de granito, el cual por lo regular se encuentra a mucho mayor
profundidad en la corteza terrestre. Llegaron a la conclusión de que el impacto
del meteorito fue tan fuerte que levantó sedimento de la corteza inferior
varios kilómetros arriba, hacia la superficie.
“Esta roca se comportó como un fluido por un breve instante,
y las rocas no tienden a hacer eso”, explicó Morgan. “El proceso de formación
de un gran cráter es espectacular”.
Los resultados del equipo, que se publicaron recientemente
en la revista Science, podrían ayudar a dar por terminadas las discusiones
sobre la formación del cráter Chicxulub en los minutos que siguieron al choque
colosal. Esta investigación podría dar fundamento al modelo teórico de colapso
dinámico, que sugiere que el impacto del asteroide fue de tal intensidad que
sacudió las rocas en lo profundo de la corteza terrestre y provocó que se dispararan,
para después colapsar hacia abajo, a la superficie, dando paso a la formación
de los anillos de picos. Sus hallazgos ponen en duda otro modelo cuya teoría es
que los anillos de picos se formaron cuando se fundieron áreas superiores de la
corteza.
“El otro modelo no puede ser correcto dados nuestros hallazgos”, declaró Gulick. Comentó que la teoría quizá también explique cómo se formaron los enormes cráteres que se observan en la Luna, Mercurio y Venus.
El cráter Chicxulub está enterrado bajo 66 millones de años
de sedimentos, y si pudiéramos observarlo hoy en día, la mitad estaría bajo el
agua y la otra mitad estaría cubierta con la vegetación de la selva. El equipo
trabajó a bordo de un buque transformado en estación de perforación, suspendido
a unos 12 metros por encima del Golfo de México, sobre tres patas semejantes a
pilares.
Para alcanzar el anillo de picos, el equipo debió perforar a
través de unos 18 metros de agua, además de unos 600 metros de caliza y otro
tipo de sedimento que se había acumulado desde el impacto. Mientras iban
perforando la corteza, recopilaban núcleos, muestras cilíndricas de tres metros
que la máquina llevaba a la superficie. Por un tiempo, el equipo obtuvo núcleos
llenos de piedra caliza y restos de roca rota y fundida llamada brecha.
“Era caliza, caliza, caliza, brecha. Y después, de repente,
¡granito!”, relató Gulick. “Fue muy emocionante, se ve como una cubierta
clásica de granito rosa”.
Encontraron el granito en el anillo de picos alrededor de
760 metros bajo el nivel del mar, pero creen que quizá provenga de corteza que
se encontraba a más 7,6 kilómetros de profundidad antes del impacto.
“Fue un gran hallazgo, porque indica que este anillo de
picos no se formó a partir de algo que estuviera a poca profundidad”, concluyó
Gulick. “Tiene que haber venido de más abajo porque está hecho de roca
enterrada a gran profundidad que ahora está en la superficie”.
El equipo descubrió algo más durante su excavación. Se
percataron de que el granito de las muestras que obtuvieron era más débil y
ligero que el granito normal; algunas muestras incluso se desmoronaron en sus
manos. Uno de los siguientes pasos del equipo es descubrir cómo fue que las
rocas llegaron a ser tan débiles para comportarse como un fluido.
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