Al menos cuatro grupos diferentes de saurópodos convivieron
en el Jurásico superior de Portugal, hace unos 150 millones de años. Un estudio
detallado de muestras de dientes procedentes de estos dinosaurios, en el que
participa la Universidad Nacional de Educación a Distancia, revela que la
disparidad ecológica de estos dinosaurios podría ser mayor que la conocida en
registros de América del Norte o África.
El estudio de más de 60 dientes de saurópodos del Jurásico superior (hace entre 161 y 145 millones de años) hallados en la costa de Portugal sugiere que, a pesar de que el número de especies registradas es mucho menor que en América del Norte para el mismo periodo, la disparidad de grupos que habitaron la cuenca lusitánica pudo haber sido mayor. Mientras que en Norteamérica existen más especies que se incluyen en tres grandes grupos –diplodócidos, camarasáuridos y braquiosáuridos–, tanto en España como en Portugal se registra un grupo más, los turiasaurios.
“Esta diversidad podría ser parcialmente explicada por el
hecho de que los ambientes en la península ibérica durante el Jurásico superior
serían más húmedos promoviendo una mayor disparidad de faunas que la registrada
en el oeste de América del Norte, donde predominan los ambientes semiáridos de
tipo sabana”, señala Francisco Ortega, quien dirige el Grupo de Biología Evolutiva de la Universidad nacional de Educación a Distancia (UNED).
El estudio, recién publicado en Papers in Palaeontology,
pretende conocer mejor la diversidad de los dinosaurios saurópodos en la
península ibérica mediante la descripción detallada de los distintos tipos de
dientes y su comparación con el registro conocidos en España, América del Norte
y África.
Dientes que indican la diversidad de dinosaurios
El equipo de paleontólogos portugueses y españoles ha
reconocido, a partir de la forma general y algunos caracteres microscópicos de
la superficie, cuatro tipos de dientes que se asocian a distintos saurópodos:
dientes con forma de corazón (turiasaurios), dientes con forma de lápiz
(diplodocoideos), dientes en forma de cuchara (camarasáuridos) y dientes en
forma de espátula o de cincel (braquiosáuridos). Una diversidad congruente con
la que se ha propuesto en los últimos años a partir de restos esqueléticos.
“Esta disparidad, reconocida en este trabajo a partir de los
dientes, indica diferentes procesos de alimentación, probablemente adaptaciones
a consumir distintos tipos de vegetación, lo que indicaría un reparto de los
nichos del ecosistema”, explica Pedro Mocho, primer firmante del artículo.
“Así, se puede interpretar que algunas especies se alimentarían de vegetación
de menor altura (como en el caso del diplodócido Dinheirosaurus), mientras que
otras consumirían vegetación de porte arbóreo (probablemente Lusotitan y
Lourinhasaurus)”, subraya.
Además de esta variedad de grupos, se ha observado una
marcada variabilidad morfológica en cada uno de los tipos de dientes, lo que
podría interpretarse como consecuencia de las variaciones de la forma de los
dientes según su posición en el cráneo, o debido a la presencia de especies aún
no descritas.
La investigación se basa fundamentalmente en una colección
de material depositada en la Sociedade de História Natural en Torres Vedras,
Portugal. El estudio ha sido liderado por el paleontólogo portugués Pedro Mocho
del Natural History Museum of Los Angeles County (EEUU) con la colaboración de
investigadores del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED, de la Fundación
Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis, de la Sociedade de História
Natural, del Instituto Don Luiz y del Museu Nacional de História Natural e da
Ciência (Portugal).
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