Treinta huevos de dinosaurios, un bebé y un ejemplar juvenil
del prosaurópodo Mussaurus patagonicus, un dinosaurio herbívoro primitivo que
vivió aproximadamente hace 200 millones de años en Patagonia, fueron analizados
con los potentes rayos X del sincrotrón. Por primera vez todos estos fósiles
únicos e inusuales viajaron desde la Argentina hasta la Instalación Europea de
Radiación Sincrotrón (ESRF, por su sigla en inglés) en Grenoble, Francia, para
ser estudiados. ¿El objetivo? Entender más sobre el relativamente desconocido
desarrollo y crecimiento de Mussaurus y averiguar cómo los dinosaurios
evolucionaron a criaturas gigantes.
Foto del esqueleto del Mussaurus patagonicus bebé. (Foto:
@ESRF/C.Argoud)
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Es la primera vez que una colección de este tipo de
especímenes de dinosaurios (que van desde el estado embrionario a la fase
juvenil) se estudia en un sincrotrón. Diego Pol, paleontólogo especialista en
vertebrados e investigador principal del CONICET en el Museo Paleontológico
Egidio Feruglio en Trelew, Chubut, considera que la ESRF puede brindar muchas
respuestas tanto sobre el crecimiento del Mussaurus como también sobre los
dinosaurios en general y en particular sobre la transición de sauropodomorfos basales
a saurópodos. “Nunca hubo un rango de fósiles de la misma especie en etapas
diferentes, es una oportunidad única”, comenta el investigador, quien durante
sus expediciones en la Patagonia y en otros continentes ha realizado diferentes
descubrimientos fósiles.
Si bien el origen de los dinosaurios saurópodos es uno de
los grandes hitos de la evolución de los dinosaurios, aún presenta
interrogantes. ¿Cómo llegaron los dinosaurios a ser las criaturas más grandes
de la tierra, como el caso del Brachiosaurus, del Diplodocus o del
Brontosaurus? Los paleontólogos saben desde hace décadas sobre los inicios y
desaparición del grupo de dinosaurios conocido como sauropodomorfos. También
sabían sobre un grupo relacionado llamado prosaurópodos, que incluía dinosaurios
de tamaño y postura intermedia como el Mussaurus patagonicus. Lo que se
desconocía era exactamente qué pasos completaban la transición entre los
prosaurópodos y los saurópodos. Esta transformación drástica implicó
modificaciones importantes en el esqueleto y el Mussaurus se encuentra muy
cerca de esta transición y el origen de los saurópodos. Es por esto que obtener
información valiosa sobre el crecimiento de esta especie de dinosaurio y el
desarrollo de su esqueleto y cráneo puede brindar información clave para
entender los orígenes evolutivos de los saurópodos.
En la década del ‘70, en una zona desértica en el centro de
la Patagonia, geológicamente conocida como Grupo El Tranquilo, el paleontólogo
argentino José Bonaparte halló el esqueleto completo de un bebé dinosaurio, que
luego llamó Mussaurus (debido a su tamaño similar al de un ratón) patagonicus.
No fue sino hasta treinta años después que un grupo de investigadores liderado
por Pol regresó a ese punto original en búsqueda de nuevos fósiles. El primero
que Pol encontró fue un nido con muchos huevos. “La sensación de hallar algo
tan único es absolutamente fantástico”, explica. Pero al científico y su equipo
les esperaba una sorpresa: el sitio albergaba 80 huevos, cráneos y esqueletos
de Mussaurus juveniles de aproximadamente dos años. Aparentemente el sitio albergaba
una colonia reproductiva donde los dinosaurios mantenían a los más pequeños
durante su etapa más vulnerable.
Algunos de los huevos se hallaban cubiertos alrededor por un
sedimento similar al cemento. Pol no espera encontrar embriones en todas las
muestras que recuperó, debido a que con el tiempo algunos podrían haberse
descompuesto y no queda nada en el interior. Entre los fósiles hay un huevo que
se resquebrajó y los paleontólogos vieron directamente los huesos del embrión
adentro. Trataron de realizar una tomografía en su laboratorio pero, a pesar de
que veían el embrión, no podían distinguir las diferentes partes.
Pol se había interesado en el uso de sincrotrón para las
investigaciones de especímenes paleontológicos.
“Cuando comenzaron los estudios que empleaban radiación de
sincrotrones, hace una década aproximadamente, fue una revelación ver todas
posibilidades que teníamos para averiguar que hay dentro de los fósiles sin
destruirlos”, comenta el investigador y agrega: “Antes de eso, las posibilidades
de descubrir lo que estaba dentro de los huevos eran muy remotas ya que no
podíamos cortar el espécimen”.
A través de un contacto en común se comunicó con Vincent
Fernandez, un científico de la ESRF que en ese entonces era investigador posdoctoral
en la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica. Consideraron que estos huevos
contenían muchas respuestas potenciales sobre la evolución de dinosaurios y por
eso trataron de llevarlos a la ESRF.
En las últimas dos décadas, la ESRF ha desarrollado un
conocimiento único en paleontología a nivel mundial, diseñando técnicas no
invasivas específicas para investigaciones paleontológicas. Aunque el equipo de
paleontología de la ESRF examina a diario fósiles de dientes, huesos y cráneos,
el escaneo de este rango de huevos de dinosaurios de una misma especie, y muy
bien preservados, es excepcional. Vincent Fernandez explica que, para este
experimento, “la ESRF permite realizar una micro-tomografía de contraste de
fase de propagación a larga distancia en una muestra de gran tamaño, a altas
energías, con una etapa de muestra dedicada. Esto permite producir información
en 3D para estudios anatómicos de estos embriones y representar regiones de
interés en alta resolución – como el cráneo – para cuantificar el patrón de
osificación a través del desarrollo de estos embriones”.
Durante cuatro días y noches escanearon 30 huevos, el
esqueleto del bebé y el cráneo del juvenil en la línea ID19 de la ESRF. “Es
emocionante y muy prometedor. Es como un segundo descubrimiento”, cuenta Pol
mientras examina los primeros escaneos y lo que probablemente es el fémur de un
embrión. Sin embargo, recién cuando logren estudiar toda la información
obtenida podrán, con suerte, develar los secretos del Mussaurus y revelar el
misterio de los orígenes evolutivos de los dinosaurios gigantes. (Fuente:
CONICET/DICYT)
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