Los fragmentos desprendidos del impacto llegaron hasta el
espacio exterior
Recreación de la colisión del meteorito de Chicxulub y la
expulsión de las
tectitas. P. VON KNORRING/V. VAJDA
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Hace aproximadamente 66 millones de años el impacto del
asteroide Chicxulub en la península de Yucatán (México) produjo una reacción en
cadena que acabó con el 70% de las especies del planeta. Famoso por extinguir a
los dinosaurios que habían dominado la tierra durante millones de años, este
evento catastrófico produjo una lluvia de rocas incandescentes a nivel global.
Ahora un nuevo hallazgo de estas rocas (tectitas) en la isla colombiana de
Gorgonilla arroja nuevos datos sobre su composición.
Un grupo de micropaleontólogos de la Universidad de Zaragoza
ha participado en el descubrimiento que recoge la revista Geology. Los
investigadores Ignacio Arenillas, José Antonio Arz y Vicente Gilabert han
colaborado en esta investigación internacional que ha permitido precisar la
edad de estas esférulas de roca, demostrando que se formaron exactamente en el
límite Cretácico/Terciario (o límite K/T) como resultado del impacto del
asteroide que causó la gran extinción que acabó con los dinosaurios.
"El método de datación argón-argón nos permitió conocer
cuántos millones de años tienen estas rocas", afirma a EL MUNDO el
paleontólogo José Antonio Arz, coautor de la investigación. Mediante este
sistema se liberan los gases del interior de las muestras para su análisis.
Lugar del hallazgo en la Isla de Gorgonilla. HERMANN
BERMÚDEZ
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La Isla de Gorgonilla, situada a 35 Km de la costa pacífica
del norte de Colombia, es un islote deshabitado de unos dos kilómetros
cuadrados cubierto por un bosque húmedo tropical. En sus bordes litorales se
escondían este tesoro de nuestro pasado geológico, una capa de 2 centímetros de
grosor de tectitas aún vítreas.
Estas rocas, al ser fragmentos vidriosos sin ordenamiento
cristalino, en la naturaleza tienden a convertirse en materiales más estables
como la arcilla. Por lo que la mayor parte de las tectitas formadas por un
evento catastrófico como el impacto de un asteroide no conservan su composición
original. No es el caso de las encontradas en Gorgonilla, catalogadas por los
científicos como las muestras más puras del mundo de este material.
Transparentes y verdeoliva, estas pequeñas perlas son
capaces de contar un desastre de dimensiones globales. Fueron formadas a partir
del impacto del Chicxulub (de 10 km de diámetro) contra la plataforma
continental. La roca fundida (cuya composición es mezcla tanto del asteroide
como del fondo marino), producto de la violenta fricción, ascendió hasta el
espacio exterior donde se solidificó. Las tectitas reentraron en la atmósfera
incandescentes 'lloviendo' alrededor del planeta, pero sólo en esta zona se
conservaron intactas.
Detalle de la capa de tectitas de Gorgonilla. HERMANN
BERMÚDEZ
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El hallazgo es relevante por muchos otros aspectos. Las
esférulas de impacto viajaron 2.000 kilómetros hasta depositarse en el fondo de
un océano a más de 2 kilómetros de profundidad, lejos de cualquier continente.
Estas profundidades se sitúan por debajo del denominado nivel de compensación
de la calcita, una barrera geoquímica que marca el límite donde el agua tiene
la suficiente acidez como para disolver las conchas de los foraminíferos
planctónicos (organismos que utilizados como indicadores paleoecológicos).
Por este motivo no hay presencia de estos microfósiles en la
mayor parte de los 40 metros de rocas estudiados, excepto en el primer metro de
roca situado sobre la capa de tectitas. Lo que sugiere, según los
investigadores, que debido al impacto del asteroide la superficie marina se
elevó, provocando también la aparición de islotes. Hipótesis confirmada por un
análisis sedimentológico llevado a cabo por los investigadores, en donde la
existencia de rastros de comunidades pioneras de helechos que debieron
colonizar las islas surgidas alrededor de Gorgonilla demuestra la magnitud de
los terremotos que asolaron la zona.
Extinción en cadena
El hallazgo ha arrojado nuevos datos sobre la extinción masiva que sufrió la Tierra. La palinóloga Vivi Vajda (coautora también del estudio) del Museo de Historia Natural de Suecia ha demostrado por vez primera que la vegetación sufrió una mortandad masiva en el límite K/T incluso en los trópicos. Anteriormente sólo se había encontrado sobreabundancia de esporas de helechos en altas latitudes como Japón o Nueva Zelanda. Siendo un buen indicativo debido a su resistencia y tendencia a colonizar ambientes catastróficos, es la primera vez que se hallan en latitudes templadas y tropicales.
El hallazgo ha arrojado nuevos datos sobre la extinción masiva que sufrió la Tierra. La palinóloga Vivi Vajda (coautora también del estudio) del Museo de Historia Natural de Suecia ha demostrado por vez primera que la vegetación sufrió una mortandad masiva en el límite K/T incluso en los trópicos. Anteriormente sólo se había encontrado sobreabundancia de esporas de helechos en altas latitudes como Japón o Nueva Zelanda. Siendo un buen indicativo debido a su resistencia y tendencia a colonizar ambientes catastróficos, es la primera vez que se hallan en latitudes templadas y tropicales.
Ilustración del Chicxulub impactando sobre los mares
tropicales y poco
profundos de la península de Yucatán. DONALD E. DAVID / NASA
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"El impacto produjo una serie de perturbaciones
medioambientales en cadena", relata José Antonio Arz. Se produjo un pulso
de calor de hasta 80 grados centígrados de media por lo que muchos bosques
ardieron espontáneamente. A esto hay que sumarle la lluvia de rocas
incandescentes (tectitas) mencionada anteriormente. "Los terremotos
provocados por el impacto (que dejó un cráter de 200 kilómetros de diámetro
enterrado bajo cientos de metros de sedimentos) llegaron a ser de intensidad 13
en la escala de Richter, algo casi inimaginable hoy en día", añade el
paleontólogo.
Hace dos años en un estudio publicado en Science, un equipo
internacional de geólogos halló nuevas pruebas de que el impacto del asteroide
aceleró las erupciones volcánicas en todo el globo, especialmente en la meseta
del Decán en India, donde en la actualidad se registran las mayores formaciones
volcánicas del planeta.
Otro estudio publicado el año pasado en Proceedings of
the National Academy of Sciences (PNAS), describió el panorama desolador del
planeta tras el impacto, una noche invernal perpetua resultado de la brutal
transformación tanto en el clima como en la superficie terrestre. El cataclismo
que tristemente acabó con los dinosaurios dejó vía libre a pequeños animales,
como los mamíferos, que se resguardaron de tan terribles consecuencias.
Incendios espontáneos, tsunamis, erupciones volcánicas y
bloqueo de la luz solar; la Tierra se convirtió en un infierno para la mayoría
de los animales y la fauna, pero nosotros mismos somos el testigo de que
"la vida se abre camino" y que muchos animales lograron sobrevivir
'al fin del mundo'.
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