Un estudio internacional en el que participa la UGR estudia la evolución climática durante el Pleistoceno Medio en la Península Ibérica utilizando los anfibios y reptiles que se han recuperado en los principales yacimientos con presencia humana
Los anfibios y reptiles del Pleistoceno Medio eran prácticamente iguales a los actuales: lo único que varía es su distribución
Material procedente del lavado del sedimento del yacimiento
de Barranco León
(Orce, Granada).
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Un equipo internacional e interdisciplinar de científicos,
en el que ha participado el prehistoriador de la Universidad de Granada (UGR)
Juan Manuel Jiménez Arenas, ha estudiado la evolución climática durante el
Pleistoceno Medio (hace 780.000-120.000 años) en la Península Ibérica
utilizando los anfibios y reptiles que se han recuperado en los principales
yacimientos con presencia humana en un intervalo temporal que va desde hace
850.000 de años hasta hace 150.000.
Gracias a esta investigación, sus autores han determinado
que durante el Pleistoceno Medio llovía más que en la actualidad, con
independencia de que la temperatura fuese más alta o más baja que la actual
para un lugar concreto. En algunos casos, como los de los yacimientos
estudiados de Cúllar-Baza 1 (Cúllar, Granada) y Cueva Victoria (Cartagena,
Murcia), llovía en torno al doble de lo que lo hace hoy día.
En esta investigación, que lidera el paleontólogo
Hugues-Alexandre Blain del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y
Evolución Social (IPHES) de Tarragona, han participado también José Alberto
Cruz Silva, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México), Vasiliki
Margari del University College London (Reino Unido) y Katherine Roucoux de la
University of Saint Andrews (Reino Unido).
Jiménez Arenas destaca que “es bien conocido que los cambios
climáticos han sido una constante a lo largo de la Historia de la Tierra.
Concretamente, el periodo que nosotros estudiamos presenta una novedad
importante: un enfriamiento global que se alterna con periodos más cálidos.
Estas circunstancias van a condicionar de manera significativa, a veces
dramática, el devenir de los seres vivos. Y de entre todas las especies de
vertebrados, son las de pequeño tamaño, y especialmente las de sangre fría,
como anfibios y reptiles, las más sensibles a las fluctuaciones de temperatura
y precipitaciones”.
Las ranas del Pleistoceno eran como las de ahora
¿Cómo se puede reconstruir el paleoambiente a partir de
ranas, lagartos, serpientes, etc.? Los anfibios y reptiles del Pleistoceno
Medio son prácticamente iguales a los actuales. Lo único que varía es su
distribución. Por tanto, resulta fundamental conocer dónde viven hoy, y bajo
qué condiciones climáticas, estos singulares animales. A partir de aquí, los
científicos establecen un rango de temperaturas y precipitaciones que se
traslada al pasado.
Temperaturas superiores
Los autores de este trabajo han analizado también la
diferencia de temperatura que existe entre el pasado y el presente. Y,
nuevamente, el yacimiento cullarense cobra protagonismo. Efectivamente, hace
700.000 años en este punto de la cuenca de Guadix-Baza, la temperatura media
anual era 4ºC superior a la actual; en el otro extremo se sitúa Cal Guardiola
(Terrassa, Barcelona) donde 150.000 años antes era casi 4ºC inferior. Estas
fluctuaciones se relacionan, obviamente, con las alternancias climáticas que
caracterizan a este periodo temporal.
Por último, cabe destacar que la extensión de los bosques
está relacionada tanto con las precipitaciones como con las temperaturas de los
meses cálidos (a más lluvia y más frescor durante el verano, más cobertura
arbórea). “Este hecho pone de manifiesto que una característica de los climas
mediterráneos, la aridez veraniega como condicionante del retraimiento de las
áreas forestales, nos viene acompañando por lo menos desde el Pleistoceno
Medio”, señala Jiménez Arenas.
Sea como fuere, “nuestros antepasados pudieron y supieron
adaptarse a un medio tremendamente cambiante ocupando regiones ciertamente
hostiles. Y esto fue gracias a una cultura cada vez más compleja, donde los
útiles llegaron a ser más especializados y eficientes y el uso y control del
fuego más extendido, y a una sociabilidad heredada de nuestros antepasados y
que se puede rastrear en el yacimiento de Dmanisi (Georgia) donde se registra
la primera población que salió de África hace casi dos millones de años”, concluye
el investigador de la UGR.
Referencia bibliográfica:
Blain HA, Cruz Silva JA, Jiménez Arenas JM, Margari V,
Roucoux K (2018)
Towards a Middle Pleistocene terrestrial climate
reconstruction based on herpetofaunal assemblages from the Iberian Peninsula:
State of the art and perspectives. Quaternary Science Reviews 191, 167-188
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