Recreación de un Kayentatherium con una cría / @MARKWITTON |
Investigadores de la Universidad de Texas, en Austin
(Estados Unidos), ha descubierto toda una familia de fósiles (una madre y 38 de
sus crías) de una especie extinta de criatura que vivió junto a los
dinosaurios. Pero lo más llamativo, según los científicos, es que esta criatura
fue precursora de los mamíferos y, sin embargo, se reproducía de manera similar
a los reptiles.
Según destacan los investigadores, el hallazgo está
"entre los más raros de los más raros", ya que son los primeros
fósiles conocidos de bebés procedentes de un precursor de mamífero.
El estudio, publicado esta semana en la revista 'Nature',
describe especímenes que los investigadores dicen que pueden ayudar a revelar
cómo los mamíferos desarrollaron un enfoque diferente en la reproducción a la
de sus antepasados, los cuales producían un gran número de crías.
Este pariente de los mamíferos, de nombre 'Kayentatherium
wellesi', pertenecía a una especie extinta de herbívoros del tamaño de un perro
de raza beagle que vivió hace unos 185 millones de años y que probablemente
tenía pelo.
Los fósiles fueron recogidos hace 18 años de una formación
rocosa en Arizona (Estados Unidos). El profesor Timothy Rowe, quien se encargó
de ello, pensó que la roca traería un solo espécimen con él, sin tener idea de
las docenas de bebés que contenía. Fue Sebastian Egberts, exestudiante de
posgrado, quien descubrió, años después (2009), la primera señal de que había
más fósiles.
Avances en la tecnología de tomografía computarizada, junto
a la experiencia de los técnicos en la instalación de tomografía computarizada
de rayos X de alta resolución de la Universidad de Texas, y el extenso
procesamiento digital de la investigadora en la Universidad Jackson Eva
Hoffman, coautora del estudio, revelaron a la familia fosilizada, pero no solo
mandíbulas y dientes sino completos cráneos y esqueletos parciales. Los
científicos creen que el adulto era la madre de las crías y que estas murieron
nada más nacer.
El análisis que realizó Hoffman encontró que los cráneos de
los bebés eran como réplicas a escala reducida de la calavera del adulto (de un
centímetro de largo, una décima parte de la de la madre), pero proporcionales.
Este hallazgo contrasta con los mamíferos, que tienen bebés que nacen con caras
acortadas y cabezas bulbosas para justificar el tamaño grande de sus cerebros.
DESARROLLO CLAVE POCOS MILLONES DE AÑOS DESPUÉS
El cerebro es un órgano que consume mucha energía, y el
embarazo, sin mencionar la crianza de los hijos, es un proceso que consume
mucha energía.
Por eso, el descubrimiento de que 'Kayentatherium' tenía un
cerebro pequeño y muchos bebés, a pesar de tener mucho en común con los
mamíferos, sugiere que un paso crítico en la evolución de los mamíferos fue el
intercambio de tener grandes camadas por el de tener cerebros grandes, y que
este paso ocurrió más tarde en la evolución de los mamíferos.
De hecho, el descubrimiento de esta familia de fósiles
supone la mejor evidencia de este desarrollo clave en la evolución de los
mamíferos.
"Solo unos pocos millones de años después, en los
mamíferos, sin duda tenían un cerebro grande, y sin duda tenían un tamaño de
camada pequeño", afirma Rowe.
El enfoque de los mamíferos para la reproducción se
relaciona directamente con el desarrollo humano, incluido el desarrollo de sus
cerebros. Al mirar hacia atrás a los primeros antepasados mamíferos, los
científicos pueden aprender más sobre el proceso evolutivo que ayudó a dar
forma a lo que es el Humano como especie, según indica Rowe.
"Hay historias profundas adicionales sobre la evolución
del desarrollo y la evolución de la inteligencia y el comportamiento y la
fisiología de los mamíferos que se pueden extraer de un fósil notable como
este, ahora que tenemos la tecnología para estudiarlo", asegura el
investigador.
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