viernes, 21 de septiembre de 2018

Así es «Dickinsonia», el animal más antiguo que ha pisado la Tierra

El fósil fue hallado por un estudiante de la Universidad Nacional de Australia y habría vivido hace 558 millones de años

La grasa de hace 558 millones de años revela el primer animal conocido

Fósil de Dickinsonia orgánicamente preservado procedente de la zona del
Mar Blanco de Rusia (Ilya Bobrovskiy/ Australian National University)
Científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) y otros países han descubierto moléculas de grasa en un antiguo fósil para revelar el primer animal confirmado en el registro geológico que vivió en la Tierra hace 558 millones de años. La extraña criatura llamada 'Dickinsonia', que creció hasta 1,4 metros de longitud y tenía forma ovalada con segmentos en forma de costilla que recorrían su cuerpo, formaba parte de la biota de Ediacara que vivió en la Tierra 20 millones de años antes de la 'explosión cámbrica' de la vida animal. 

El estudiante de doctorado de ANU Ilya Bobrovskiy descubrió un fósil de 'Dickinsonia' tan bien conservado en un área remota cerca del Mar Blanco en el noroeste de Rusia, cuyo tejido aún contenía moléculas de colesterol, un tipo de grasa que es el sello distintivo de la vida animal.

El investigador principal, el profesor asociado Jochen Brocks, explica que la "explosión del Cámbrico" ocurrió cuando animales complejos y otros organismos macroscópicos, como moluscos, gusanos, artrópodos y esponjas, comenzaron a dominar el registro fósil.


"Las moléculas de grasa fósil que hemos encontrado demuestran que los animales eran grandes y abundantes hace 558 millones de años, millones de años antes de lo que se pensaba", afirma el profesor Brocks, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de ANU.

"Los científicos han estado luchando durante más de 75 años por saber qué fueron 'Dickinsonia' y otros extraños fósiles de la biota de Ediacaran: ameba unicelular gigante, líquenes, experimentos fallidos de la evolución o los primeros animales en la Tierra. La grasa fósil ahora confirma a 'Dickinsonia' como el fósil animal más antiguo conocido, lo que resuelve un misterio de décadas que ha sido el Santo Grial de la paleontología".

Bobrovskiy explica que el equipo desarrolló un nuevo enfoque para estudiar los fósiles de 'Dickinsonia', que tienen la clave entre el viejo mundo dominado por las bacterias y el mundo de los animales grandes que surgió hace 540 millones de años durante la 'explosión cámbrica'. "El problema que tuvimos que superar fue encontrar fósiles de 'Dickinsonia' que retuvieran algo de materia orgánica", relata Bobrovskiy, de la Escuela de Ciencias de la Tierra de ANU.

"La mayoría de las rocas que contienen estos fósiles, como las del yacimiento Ediacara en Australia, han soportado mucho calor, mucha presión, y luego han sido erosionadas después de eso. Estas son las rocas que los paleontólogos estudiaron durante muchas décadas, lo que explica por qué estaban atascados en la verdadera identidad de 'Dickinsonia", cuenta este experto.

Los paleontólogos normalmente estudian la estructura de los fósiles, pero Bobrovskiy extrajo y analizó las moléculas del interior del fósil de 'Dickinsonia' encontradas en rocas antiguas en Rusia para hacer un descubrimiento de gran avance. "Cogí un helicóptero para llegar a esta parte remota del mundo, hogar de osos y mosquitos, donde pude encontrar fósiles de 'Dickinsonia' con materia orgánica aún intacta", recuerda Bobrovskiy.

"Estos fósiles estaban ubicados en medio de los acantilados del Mar Blanco, que tienen entre 60 y 100 metros de altura. Tuve que colgarme del borde de un acantilado con cuerdas y excavar enormes bloques de piedra arenisca, sacarlos, lavar la piedra arenisca y repetir este proceso hasta que encontré los fósiles que estaba buscando", añade. 

El profesor asociado Brocks resalta que ser capaz de estudiar las moléculas de estos organismos antiguos era un cambio de juego. "Cuando Ilya me mostró los resultados, simplemente no podía creerlo --cuenta--. Pero también de inmediato vi la importancia". ANU dirigió la investigación, publicada en 'Science', en colaboración con científicos de la Academia Rusa de Ciencias y el Instituto Max Planck de Biogeoquímica y la Universidad de Bremen en Alemania.

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