Técnicas de tomografía computarizada han identificado
detalles que sitúan el único cráneo bien conservado de 'Crocodylus checchiai',
en la base del árbol evolutivo de los cocodrilos americanos.
Recreación del aspecto en vida y el paleoambiente de 'C.
Checchiai' -
DAWID IURINO/UNIVERSIDAD DE ROMA LA SAPIENZA
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El estudio, publicado en Scientific Reports, revela que el
cráneo de este cocodrilo de 7 millones de años de antigüedad, excavado hace
casi un siglo en el yacimiento de As Sahabi (Libia), comparte con las cuatro
especies americanas actuales ('Crocodylus intermedius', 'C. moreleti', 'C.
acutus' y 'C. rhombifer') numerosas peculiaridades anatómicas que lo colocan en
la base del árbol evolutivo como un antepasado del género 'Crocodylus' en
América.
Los fósiles más antiguos de este taxon en el Nuevo Mundo
tienen unos 5 millones de años y los investigadores postulan que algunos
especímenes de 'C. checchiai' (o una forma similar y aún desconocida) cruzaron
el océano Atlántico desde África hasta América del Sur, donde se adaptaron y
diversificaron.
"Puede parecer una gesta increíble para un cocodrilo,
pero es posible", explica Massimo Delfino, investigador de la Universidad
de Torino y del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que ha
liderado la investigación.
Entre los cocodrilos actuales hay especies capaces de
tolerar la alta salinidad del agua del mar y realizar grandes desplazamientos
en mar abierto aprovechando las corrientes superficiales. "Estudios
realizados con seguimiento por satélite han demostrado que los cocodrilos
australianos pueden recorrer distancias de más de 500 kilómetros por el mar en
pocas semanas", explica el investigador.
Delfino, junto a otros investigadores italianos de la
Universidad de Roma y de la Universidad de Florencia analizaron el fósil
mediante métodos no invasivos en el Hospital MG Vannini (Roma). Gracias a un
escáner de tomografía computarizada obtuvieron imágenes de gran resolución del
exterior y el interior del cráneo. A partir de la información obtenida,
concluyeron que se trataba de un ejemplar adulto y estimaron la longitud del
cuerpo en más de 3 metros.
Los detalles anatómicos también permitieron llevar a cabo un
análisis filogenético, es decir, reconstruir la historia evolutiva de este
grupo comparando sus características anatómicas mediante un software
específico.
El yacimiento de As Sahabi se encuentra a unos 130
kilómetros de la ciudad de Ajdabiya, en la parte libia del desierto del Sahara.
Actualmente es una zona extremadamente árida, pero durante el Mioceno superior
era un territorio surcado por ríos y cubierto de una extensa vegetación en el
que habitaba una gran diversidad de fauna, incluyendo grandes mamíferos y
reptiles.
Durante los años 30 del siglo pasado, algunos geólogos y
paleontólogos italianos como Ardito Desio, Giuseppe Stefanini y Carlo Petrocchi
protagonizaron varias expediciones científicas que sacaron a la luz una gran
cantidad de fósiles de mamíferos, peces y reptiles, incluidos cinco cráneos de
cocodrilo perfectamente conservados, entre ellos el objeto de esta
investigación.
Lamentablemente, durante la II Guerra Mundial muchos de los
fósiles alojados en el Museo de Historia Natural de Trípoli se destruyeron o se
perdieron. El destino de algunos de los cráneos que fueron enviados a Nápoles
no fue mejor; debido a los bombardeos y saqueos de mediados del siglo pasado se
perdió su rastro y solo se conservaron dos de los cráneos depositados en Roma.
Casi un siglo después, los investigadores firmantes del
estudio han podido estudiar el único (el otro se encuentra en paradero desconocido)
cráneo "superviviente" de este periplo, que actualmente se conserva
en el Museo Universitario de Ciencias de la Tierra (Universidad de Roma La
Sapienza).
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